Son 600 metros de longitud los que tiene la cala La Barraca, más conocida como Portitxol. Una playa rústica de grava, bolos y rocas y aguas cristalinas poco profundas situada entre el cap Prim y el cap Negre que se ha convertido en una de las preferidas por muchos bañistas. ¿Por qué? Pues por ser tan diferente de los arenales alicantinos. La que la caracteriza, principalmente, son las antiguas casas de pescadores blancas con sus puertas y ventanas pintadas de color azul que se encuentran a sus orillas y recuerdan a las de las islas griegas. La imagen más conocida de este rincón alicantino, escoltado por acantilados cubiertos de vegetación y cultivos locales.
A pocos metros de la cala se encuentra la isla del Portitxol, que le da nombre. Un pequeño islote de gran interés botánico y arqueológico con un rico ecosistema marino que atrae a los aficionados al buceo en sus aguas. Sobre ellas podemos alquilar una piragua y rodear las islas o la cala desde su mejor panorámica.
CÓMO LLEGAR A LA CALA
En coche por la carretera del cabo de la Nao hasta la misma cala. El aparcamiento se limita para evitar aglomeraciones, por lo que conviene acudir temprano. Más recomendable será llegar a pie desde el mirador de la Cruz del Portixol, una pequeña caminata que nos permite disfrutar de la naturaleza del entorno, donde encontraremos bonitos miradores como L’illa, La Falzia y el Cap Negre.