Ubicado en la comarca alicantina de la Marina Baixa, con kilómetros de playas, calas y acantilados, hay que mirar hacia el interior para descubrir El Castell de Guadalest, este pequeño pueblo medieval encaramado a una peña en plena sierra de Aitana, que se ha conservado tal y como lo construyeron los musulmanes, sobre una roca escarpada a 586 metros de altitud sobre el nivel del mar. Su belleza y la de su entorno hacen que haya sido elegido entre los pueblos más bonitos de España (2015) y del mundo (2016).
Este tesoro a poco más de 20 kilómetros de Altea o Benidorm que es El Castell de Guadalest es visita obligada para los que llegan a la Marina Baixa y, en ocasiones, solo se fijan en sus playas. Su entorno es único, rodeado por las sierras de Aitana, la Xortà y la Serella, con el embalse a sus pies, el valle con sus laderas cubiertas de pinos y la vega del Guadalest –un huerto enorme de nísperos, limoneros y granados– y, de fondo, el mar.
Una muralla formada por los restos de dos castillos aprovechando la orografía del terreno rodea la localidad. Para acceder a él hay que atravesar un portillo horadado en la roca viva.
El Castell de Guadalest está dividido en dos barrios, el del castillo, un barrio medieval en lo alto del cerro, y el del arrabal, construido posteriormente en la parte baja. Habrá que caminar por el interior de la montaña para acceder intramuros, donde se apiñan las casas del pueblo antiguo, el cementerio y ocho museos, nada menos.
Entre los numerosos museos en la Casa Orduña, hogar que fue de los alcaides de la fortaleza, se puede ver cómo vivía la gente acomodada en los siglos XVII, XVIII y XIX. En el Museo de Microminiaturas, lo que se ve, con lupas muy potentes, es «La maja desnuda de Goya» pintada en el ala de una mosca, un elefante esculpido en los ojos de un mosquito, una pulga vestida de torero dando un pase y otras obras «microscópicas» del escultor murciano y azote de los insectos Manuel Ribera Girona. También hay un museo de saleros y pimenteros, con 20.000 de ellos, otro de casas de muñecas y juguetes antiguos, otro de aparatos de tortura y otro de vehículos históricos (este último fuera de las murallas).
En el barrio alto se encuentra el campanario exento, los restos del castillo de la Alcozaiba y el de Sant Josep, lienzos de la muralla, la cisterna y la torre del homenaje. Un paseo por él también descubre la casona señorial de los Orduña, las mazmorras medievales bajo el ayuntamiento, una iglesia del XVIII y la bonita arquitectura popular encalada y florida.
Desde lo alto del pueblo se divisa una increíble panorámica, el río que embalsa allí mismo y las sierras salpicadas de pueblos blancos y grandes pinares. También es posible divisar las águilas y halcones que habitan en estas sierras.
En el embalse se pueden realizar distintas actividades, como piragüismo o kayak. Hay varias empresas de turismo activo que ofrecen esta posibilidad, como Alicante Aventura (alicanteaventura.com). También es posible darse un paseo en barco solar por 6 € y reserva previa (seacleaner.com/guadalest/). Para los amantes del senderismo existe una ruta que rodea el embalse y conecta varios pueblos.
La sierra de Aitana se ha convertido en uno de los principales destinos de la provincia para los amantes de la escalada gracias a las numerosas vías abiertas.