Primero fueron medidas y protocolos de seguridad, como el sello Clean & Safe (limpia & segura), con el que se distingue a las empresas que implanten todos los protocolos de higienización y seguridad definidos por las autoridades portuguesas, y el Manuel de las Buenas Prácticas-Covid Free, que han permitido que campos de golf, marinas, empresas de alquiler de coches, restaurantes y hasta un 33% de los hoteles ya estén operativos en el Algarve. En unos pocos días será el turno de las playas y los parques acuáticos. Y, ya en julio, la totalidad de las unidades hoteleras de esta región del sur de Portugal.
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La esperada apertura de las playas ya tiene fecha para nuestros vecinos: el 6 de junio. Una apertura que llegará bajo intensas medidas de seguridad, como el distanciamiento social de 1,5 metros entre usuarios del arenal y de 3 metros para sombrillas, toldos y tumbonas, el establecimiento de corredores de circulación, la higienización regular de bares y restaurantes, con aforo limitado, o el uso obligatorio de mascarillas para la venta ambulante.
Junto a las playas, los parques acuáticos del Algarve abrirán también próximamente. En junio lo harán el Zoomarine y el Slide&Splash y en julio, el Aquashow Park.
PLAYAS KILÓMETRICAS
A todos estos esfuerzos por la reactivación turística en la región se suma que el litoral del Algarve es generoso en arenales solitarios y kilométricas playas alejadas, como Ilha Deserta o las playas de Culatra, Armona, Salema o Monte Clérigo, en la Costa Vicentina. Lugares recónditos, a veces de difícil acceso, perfectos para estos tiempos de desconexión.
Y para mantener la distancia social, también alojamientos como las villas, separadas unas de otras para garantizar la mayor intimidad a los huéspedes y el disfrute individualizado del paisaje y el entorno, o los agroturismos, esas antiguas casas de labranza donde está asegurada la privacidad y el contacto íntimo con la naturaleza.