Hasta hace dos meses, las Islas Cook eran ese destino soñado donde descubrir la magia de la Polinesia. Con capital en la isla Rarotonga y la isla Aitutaki como icono –su laguna está considerada una de las más bellas del mundo–, disfruta además de un clima tropical y una hospitalidad única. Ahora, este pequeño rincón del planeta de la Polinesia neozelandesa suma otro punto a su favor y es que no ha tenido ni un solo caso positivo de Covid-19.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
El resultado de que este archipiélago esté libre de la pandemia tiene que ver con el trabajo de protección, saneamiento e información –un aspecto fundamental en un archipiélago compuesto de 15 islas dispersas– realizado tanto por la comunidad como por el sector privado y por el gobierno. Entre las acciones para proteger la salud y garantizar la seguridad, una de las más singulares es la implantación de un sistema de banderas instalado fuera de cada hogar. Este sistema que tiene su origen en los antepasados de los habitantes de las islas, sirve para comunicar mensajes de salud importantes a otros habitantes. La bandera blanca indica que se necesita asistencia médica; roja, que una persona de la familia es un caso confirmado de Covid-19, un color que afortunadamente no ha sido utilizado de momento; naranja, que el hogar tiene una persona mayor o de alto riesgo; y amarillo, que la casa está bajo cuarentena controlada.
Otro factor determinante de este éxito es cultural, y tiene mucho que ver con la filosofía de vida y la espiritualidad de los cookianos, acostumbrados a proteger su pequeño y frágil archipiélago y también la salud de sus habitantes, que relacionan estrechamente con la conservación de su entorno. De hecho, las islas son reconocidas internacionalmente por su férrea protección y legislación sobre el medio ambiente. Esta filosofía, denominada Kia Orana, además de ser el saludo característico entre la comunidad (significa: que vivas una vida larga y plena), es un modo de vida, que se suma a otros valores comunes en las islas. Si Mana Tiaki se traduce en la responsabilidad de proteger estas islas con un propósito sagrado, preservando su cultura y patrimonio ambiental para las generaciones futuras; Meitaki significa todo está bien y gracias, que es así como los lugareños comparten su felicidad.
De ese compromiso con el medio ambiente, también dan muestras que en 2020 toda su energía llegará de fuentes 100% renovables, el proyecto de reciclar 200.000 botellas de plástico al año, o firmes legislaciones, como que en las islas está prohibido construir edificaciones por encima de la altura de las palmeras. Todo un ejemplo de conciencia ecológica que está también relacionado con el ámbito turístico.
Esencial en estos momentos de dificultad ha sido también el sentimiento de comunidad presente en los lugareños, que se ha manifestado a través de la creación de una gran red de voluntarios. De ahí que numerosos habitantes de este archipiélago de la Polinesia situado entre el reino de Tonga y Tahití se hayan convertido en voluntarios dedicados a la limpieza, el mantenimiento de los vecindarios, o incluso han cedido maquinaria propia para la recolección de frutas, uno de los sectores estratégicos del archipiélago.