Desde su estreno en mayo de 2017 La casa de papel se ha convertido en todo un fenómeno. Sus personajes y su trepidante trama han llegado a los hogares de todo el mundo de la mano de Netflix. Aquellos que ya han visto la cuarta temporada habrán reconocido, seguro, alguno de sus escenarios, y es que más allá de Madrid, donde se desarrolla la trama principal, dos de sus protagonistas se han dejado ver por Consuegra. Es aquí donde el Profesor, acompañado del enigmático y callado Marsella, se dirige a la capital a través de carreteras secundarias y caminos ocultos para evitar los controles policiales y, por un momento, podemos verlos, como Don Quijote y su fiel escudero Sancho, cruzando en moto delante de los molinos del cerro Calderico, contra los que el hidalgo libró su particular batalla.
En plena llanura manchega sorprenden estos molinos del siglo XVI que dominan junto al castillo de la Muela, testigos junto a la muralla de diferentes batallas y romances desde el siglo X, el perfil de este encantador pueblo toledano. Doce de ellos se conservan en muy buen estado, de los cuales cinco siguen manteniendo la maquinaria original. Cuando podamos visitarlos veremos no solo uno de los escenarios de la exitosa ficción, también disfrutaremos haciendo una visita a uno de ellos para conocer su funcionamiento o disfrutando de un tentempié en el coqueto comedor del gastro-molino Caballero del verde gabán.
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