Ocultos bajo la tierra discurren los 8,2 kilómetros del río navegable de Puerto Princesa, en la isla filipina de Palawan. Rodeado de selva virgen, da nombre a un parque nacional que forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
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La Unesco ha reconocido el valor ecológico y la increíble belleza natural de este río que serpentea a través de una cueva tallada durante años, un espectacular paisaje kárstico con estalactitas de extrañas formas que, tras algo más de ocho kilómetros, va a parar al mar del Sur de China.
Solo 1,5 kilómetros del río subterráneo están abiertos a los visitantes. Para llegar a él hay que hacer tres viajes: de Puerto Princesa, la capital de la isla filipina, a la pequeña ciudad de Sabang; desde esta en barco a una bahía cercana y luego, tras un corto paseo a la entrada, el recorrido que discurre por el interior de la cueva.
Puerto Princesa es uno de los primeros destinos eco-turísticos del país. Cruzar en barca este increíble lugar permite admirar sus formaciones de cristal, más de once minerales diferentes y formas con más de 20 millones de antigüedad, así como fósiles del Mioceno. Si se tiene suerte, también se podrán divisar murciélagos zorro, vacas de mar o tortugas carey.
Para los que se queden con ganas de más, el Parque Nacional del Río Subterráneo ofrece multitud de experiencias, como snorkel, tours de trekking por la selva, playas paradisíacas –como la de Sabang o la de Panaguman–, rutas por el río Sabang en bote de remo para observar los manglares o escalada en la montaña Ugon Rock.