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Diez escenarios de la Pasión en Jerusalén para una Semana Santa diferente


Actualizado 8 de abril de 2020 - 20:10 CEST

En el cogollo histórico de la Ciudad Santa los cristianos recuerdan los últimos momentos de la vida de Jesús. Hacemos un recorrido por los hitos de la Semana Santa.

EL CENÁCULO

Hay que alejarse de la ciudad vieja para encontrar en el monte de Sión el lugar donde la tradición cristiana sitúa la última cena de Jesús con sus discípulos y se instituyó el sacramento de la Eucaristía. Ocupa la segunda planta de un edificio que fue una antigua iglesia bizantina y luego un monasterio franciscano y no es más que una sala de bóvedas ojivales de la época de los cruzados. Curiosamente, en el piso bajo está la tumba del rey David, a la que vienen a rezar los fieles judíos.

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VÍA DOLOROSA

En la ciudad vieja de Jerusalén se mezclan las señas de identidad de las tres principales religiones monoteístas, donde los cristianos siguen el rastro de los últimos momentos de la vida de Jesús. Accediendo a él por la Puerta de Damasco y dejando atrás el bullicio del mercado árabe que huele a incienso y a especias, se alcanza enseguida la Vía Dolorosa, que culmina en la iglesia del Santo Sepulcro. Sus catorce estaciones marcan el recorrido de Jesús desde el palacio del Pilatos al Gólgota, el mismo itinerario que cada día recrean miles de peregrinos de todo el mundo, incluso con la cruz a cuestas.

© Shutterstock

MONTE DE LOS OLIVOS

El monte al que subió Jesús a orar es un lugar para disfrutar de la mejor panorámica de la ciudad vieja de Jerusalén, ceñida por murallas y en la que brilla la espectacular cúpula dorada que protege La Roca, el lugar sagrado para los musulmanes, desde la que Mahoma ascendió a los cielos.

BASÍLICA DE GETSEMANÍ

Después de celebrar la Última Cena, Jesús se fue al monte de los Olivos a orar. La roca en la que rezó se custodia hoy en esta basílica junto al jardín de Getsemaní. El mosaico que preside la fachada de este templo custodiado por la orden franciscana muestra a Jesús como enlace entre Dios y la humanidad. Antes de descender del monte, espera también la iglesia donde la tradición ortodoxa sitúa la tumba de María, madre de Jesucristo.

LA FORTALEZA ANTONIA

En el extremo oriental de la muralla de la ciudad (en la imagen la puerta de Damasco) se situaba esta fortaleza levantada en época romana por Herodes el Grande y adyacente al Templo de Jerusalén y muy cerca del estanque de Betesda. Es en este lugar donde Jesús fue condenado a morir crucificado tras el juicio ante el procurador romano Poncio Pilato.

PUERTA DE SAN ESTEBAN

Dos parejas de felinos custudian esta puerta de la muralla, conocida también como de los Leones, situada muy próxima de la iglesia ortodoxa de San Esteban. Para el cristianismo es la más importante, ya que en ella comienza la Vía Dolorosa, que se recuerda durante la procesión del Viernes Santo, y fue por la que Jesús hizo su entrada triunfal a la ciudad subido en un borrico y el pueblo de Jerusalén le recibió con palmas, el momento con el que se inicia la Semana Santa el Domingo de Ramos.

EL TEMPLO DE JERUSALÉN

El último vestigio del Templo de Jerusalén construido por el rey Salomón, hijo del rey David y destinado a contener el Arca de la Alianza y las Leyes que Yahvé otorgó a Moisés, es el Muro de los Lamentos. Ante el lugar más sagrado para el judaísmo, ortodoxos y ultraortodoxos oran y dejan entre sus piedras sus deseos escritos. El Muro preside una gran plaza, como una sinagoga al aire libre, donde los hombres rezan a un lado con la cabeza cubierta y las mujeres a otro.

SAN PEDRO IN GALLICANTUM

Al arrepentimiento del apóstol Pedro tras negar tres veces a Jesús está dedicado este templo que fue en sus orígenes un santuario bizantino levantado en el año 457 d. C. en la ladera oriental del monte Sión.

BASÍLICA DEL SANTO SEPULCRO

Según las Sagradas Escrituras, Jesús fue crucificado, recibió sepultura y resucitó en el lugar llamado Gólgota, que en arameo es el de la calavera. Y es aquí donde se levantó este templo. Una visita a su interior, cuyas capillas y rincones están custodiados por diferentes confesiones, permite admirar la capilla de la Crucifixión, la del Calvario, la piedra donde fue ungido antes de ser sepultado y el sepulcro.

EL EDÍCULO

El centro de la iglesia del Santo Sepulcro es el Edículo, un templete situado sobre la pequeña cámara funeraria en la que se cree fue enterrado Jesús y resucitó al tercer día de su muerte. Según los evangelios, el lugar era una tumba nueva tallada en la roca, del tipo cámara supulcral, propiedad de un rico judío seguidor de Cristo llamado José de Arimatea que se cerraba con un piedra muy grande que se hacía rodar.