Una vez en la vida habría que visitar Venecia en Carnaval, para vestirse con uno de esos trajes de época y asistir a un baile de máscaras. Y una vez en la vida habría que conocer también el de esta ciudad costera. Por algo son los dos más famosos de Italia, pero este tan diferente como auténtico. Su vistoso y colorista desfile de carrozas triunfales por el paseo marítimo parece una versión italiana de las Fallas, pero en movimiento.
Por su espectacularidad, el de Viareggio, la ciudad más grande de la provincia de Lucca, es uno de los carnavales más afamados de Italia. Muchos de sus carros alegóricos superan los 20 metros de altura y son fruto del trabajo de todo un año, en el que participan más de 250 personas.
El Carnaval en Viareggio es una fiebre que se contagia por toda la ciudad. Más allá del paseo marítimo, los fines de semana de febrero sus barrios cobran vida gracias a sus fiestas al aire libre, donde la música de bandas y djs, el baile, las mascaradas y las representaciones teatrales se prolongan hasta altas horas de la noche. En las calles también se instalan restaurantes que ofrecen las especialidades locales a base de pescado fresco.
Durante casi un mes, el Carnaval transforma esta población costera italiana en una continua fiesta en la calle, especialmente su paseo marítimo, por el que desfilan grandes carrozas alegóricas con esculturas fabricadas en papel maché que son verdaderos teatros itinerantes y se mueven gracias a ingeniosos mecanismos. Mientras, cientos de figuras enmascaradas acompañan y animan con su música y sus bailes el desfile.
Son más de dos kilómetros de paseo marítimo, al que asoman edificios art nouveau, los que recorren las carrozas durante el desfile, que tiene su mejor momento al caer el sol. Cada una de ellas será evaluada por un jurado que anuncia a los ganadores al finalizar el recorrido.
Como en las Fallas de Valencia, las artísticas esculturas, además de una creatividad sin igual, hacen una crítica satírica e irónica de la realidad política y social actual. No hay personaje de la vida pública italiana o de alcance internacional que no haya sido ridiculizado en Viareggio.
No solo temas políticos, también hay carrozas que abordan los temas sociales, como la paz, la igualdad o el medio ambiente, como esta de la pasada edición, que pone atención en la concienciación de proteger los fondos marinos y los animales que lo habitan de los plásticos que usamos cada día y acaban en los mares y océanos.
Aunque el Carnaval dio el pistoletazo de salida el 1 de febrero, los momentos más esperados son los cinco grandes desfiles (los próximos el 20, 23 y el martes antes del Miércoles de Ceniza) de las 17 carrozas triunfales, verdaderas obras de arte por su fantasía y complejidad, que se inician con un ensordecedor disparo de cañón.
Son ya 147 ediciones los que Viareggio lleva celebrando este desfile, desde que en febrero de 1873 surgió la idea de un desfile de carrozas entre los jóvenes de la ciudad que se reunían en el café del Casino.
Si en la edición de 2019, el presidente de Estados Unidos fue uno de los personajes más caricaturizados, en la actual ha tomado el relevo Cristiano Ronaldo, toda una celebridad en Italia desde su fichaje por la Juventus. El muñeco de 20 metros del futbolista enseña sus músculos y capitanea una carroza bajo el lema «Idol».
La asistencia al desfile implica pagar una entrada de 20 €, y al que se puede asistir disfrazado o con algún complemento alusivo. Para tener una visión más privilegiada y verlo sentado, hay que acceder a la tribuna central, cuyo precio se incrementa 15 € más. Los boletos se pueden comprar el mismo día en las taquillas u online en: viareggio.ilcarnevale.com/. El martes 25 de febrero, la RAI, la cadena de televisión pública, retransmite en directo el desfile.
La Cittadella es el lugar donde los maestros de papel maché crean a lo largo de todo un año las enormes carrozas del Carnaval. Un complejo formado por 16 almacenes alrededor de una gran plaza elíptica central que acoge, además, un museo de la historia del Carnaval de Viareggio, el Museo Carnevalotto de arte contemporáneo, un archivo histórico y un restaurante. En esta área también se llevan a cabo los eventos más importantes de la localidad. Desde la Cittadella arrancan los desfiles.
En el museo del Carnaval se puede observar el proceso creativo de las esculturas de papel maché, además de conocer la historia de los dos personajes simbólicos del Carnaval de Viareggio: Burlamacco, un arlequín que representa la fiesta, y Ondina, su novia, el verano y la playa. El primero fue un diseño del pintor Uberto Bonetti de 1930, quien se inspiró en las máscaras de la Comedia del Arte. Desde entonces, su imagen ha sido protagonista del cartel oficial del evento.