San Valentín es un buen momento para recordar historias míticas de amor prohibido, para renovar el amor que te mueve y, por qué no, para encontrar a tu media naranja, si es que es lo que buscas. París, Verona, Brujas, Sintra… Más allá de los destinos románticos por excelencia, hay otros muchos por descubrir, y Butami, la bonita ciudad georgiana a orillas del mar Negro, y una de las más antiguas del mundo, es una de ellas, pues guarda un bonito, aunque triste, recuerdo.
Cada día, a las 7 de la tarde, comienza la magia en el puerto de la ciudad. Dos esculturas de ocho metros de altura, creadas por la artista georgiana Tamar Kvesitadze, se acercan lentamente una a la otra hasta fundirse por un instante. Durante los diez minutos al día que están en movimiento el amor triunfa sí, pero inmediatamente volverán a alejarse para permanecer separados de nuevo hasta el siguiente día, dejando una sensación de tristeza por los amores perdidos y las relaciones que no pudieron ser.
Bautizadas como Ali y Nino, estas hermosas esculturas inauguradas en 2010 representan la historia de amor de los personajes de la novela homónima de Kurban Said, publicada en 1937. En ella se relata el romance prohibido entre un chico musulmán, Ali, y una princesa cristiana de Georgia, Nino. Ambos hicieron lo imposible para estar juntos y, cuando por fin lo consiguieron, la guerra los separó de nuevo.
Fabricadas con grandes anillos de acero, Ali y Nino son una obra maestra del diseño y la mecánica, además de la más sincera representación del amor entre dos culturas eternamente opuestas.