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La capital mundial del yoga se llama Rishikesh

A los pies del Himalaya y partida en dos por el río Ganges, esta ciudad sagrada del estado de Uttarakhand a la que los Beatles pusieron en el mapa es uno de los rincones más especiales de la India donde empaparse de espiritualidad. Un centro de peregrinación hinduista que, desde tiempo inmemorial, atrae a sabios, santos, gurús y rastreadores de sabiduría.


Actualizado 10 de febrero de 2020 - 12:48 CET

Los amantes del yoga encuentran en este escenario su lugar en el mundo, no solo por la energía especial que se desprende del venerado río (la Madre Ganga) sino también por las cientos de escuelas que salpican la ciudad, anunciadas en grandes letreros por las esquinas. En Rishikesh todo gira en torno al cultivo de las buenas vibraciones. Junto a esta disciplina basada en las asanas (posturas) y las técnicas de respiración, la oferta pasa por sesiones de meditación, lecturas de los Vedas, terapias ayurvédicas… y restaurantes que solo sirven comida vegetariana, porque es lo que le permite su condición sagrada.

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Joven indio meditanto en Rishikesh, frente al templo de Sri Trayanbakshvar.

LA CEREMONIA DEL GANGA AARTI

Hay que cruzar cualquiera de los dos puentes colgantes que salvan la brecha del río para dar con la vertiente más terrenal. Una confusión de gentes, vacas y ruidosos ciclomotores, de monjes con túnicas color azafrán y mujeres con hermosos saris, de monos que trepan al acecho de las mochilas extranjeras. Es la esencia más pura de la India, que se despliega durante el día. Al caer la tarde la ciudad se sume en el recogimiento de la maravillosa ceremonia del Ganga Aarti. Animada por hogueras, cantos, lámparas de aceite que giran en el sentido de las agujas del reloj y flores que se lanzan al Ganges para ser arrastradas por la corriente, esta celebración diaria es un espectáculo verdaderamente emotivo.

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Uno de los puentes colgantes que salvan la brecha del Ganges en Rishikesh.

LA CIUDAD DESCUBIERTA POR LOS BEATLES

Rishikesh fue descubierta para occidente por Los Beatles en 1968, cuando la banda, alentada por el que fuera su gurú, Maharishi Mahesh Yogi, eligió este lugar para vivir un retiro espiritual. De aquel episodio tan solo quedan los restos de Chaurasi Kutia, el ashram (centro para la meditación y el yoga) en el que se alojaron y donde llegaron a escribir unas 40 canciones. Un lugar hoy cubierto por la maleza y decorado con sus retratos.

© Juan Serrano

Ashram donde Los Beatles aprendieron a meditar y compusieron unas 40 canciones.

UN ENTORNO PARA LA AVENTURA

Siguiendo la huella de los melenudos de Liverpool, jóvenes de todo el mundo acuden a Rishikesh para practicar una vida sencilla. Otros, sin embargo, lo hacen atraídos por los deportes de aventura en un entorno soberbio. La ciudad es una buena base de rafting, especialmente después del monzón. A través de las aguas del Ganges existen rutas que parten desde Shivpuri (a 16 km) o incluso desde Kaudiyala (a 40 km) y que discurren entre rápidos sin dificultades.

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Rafting en el río Gang, cerca de  Rishikesh, la ciudad sagrada considerada la capital mundial del yoga.

También el trekking es una actividad estrella entre sesión y sesión de yoga. Para ello están los múltiples bosques de robles y rododendros, de cedros y pinos. Una bonita excursión de doce kilómetros por el monte conduce al templo de Siva (llamado Neelkhant Mahader). Y otra lleva a unos fabulosos saltos de agua desde la cercana localidad de Badrinath.

LAS FUENTES DEL GANGES

Rishikesh es un buen punto de partida para una de las excursiones más codiciadas del mundo: la que conduce al nacimiento del río sagrado, allí donde fluye salvaje y desbocado, alejado de las imágenes que normalmente se tienen de él. Para llegar hay que tomar un autobús hasta el santuario del glaciar Gangotri, desde donde se inicia a pie la peregrinación hasta Gomukh, el lugar en el que se encuentran las fuentes. El trayecto, de unas 12 horas, puede dividirse en dos días, con posibilidad de acampar en las montañas.

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Imagen de las fuentes de Ganges, un imprescindible a visitar si se hace un viaje a Rishikesh.

GUÍA PRÁCTICA

CUÁNDO IR

Rishikesh goza de temperaturas bastante cálidas (más de 30º) la mayor parte del año, excepto en diciembre y enero. Hay que evitar el monzón, que tiene lugar de junio a septiembre, cuando las lluvias son intensas e impiden la práctica de deportes de aventura como el rafting o el trekking.

CÓMO LLEGAR

El único enlace directo entre España e India es operado por Air India. Otras aerolíneas como Iberia, British Airways o Lufthansa lo hacen con escalas. Desde la capital india hay que tomar otro vuelo interno a Dehradun con la compañía Jet Airways. Tras una hora por carretera, se llega a Rishikesh. La agencia Club Marco Polo (clubmarcopolo.es) ofrece paquetes a la India que incluyen Rishikesh.

CÓMO MOVERSE

Dado que conducir por las carreteras indias requiere una pericia asombrosa (junto a vehículos motorizados, ya se sabe, circulan rickshaws, peatones y vacas), la mejor opción es desplazarse en taxi, un medio seguro y barato. Algunas empresas de car renting ofrecen servicio de chófer privado.

DÓNDE DORMIR

Para tener una experiencia de maharajá hay que alojarse en Ananda in the Himalayas (anandaspa.com), a pocos kilómetros de la ciudad. Decir lujo es quedarse corto, pero eso sí, con buen gusto. Catalogado como el mejor spa de La India, en este hotel, además de unas habitaciones exquisitas con vistas a las montañas, a cada huésped se le diseña un programa personalizado que integra tratamientos de ayurveda, yoga y meditación, y se acompaña de un menú adaptado a cada necesidad para el rejuvenecimiento del cuerpo y la mente. Más sencillos pero apacibles resultan también el resort Aloha on the Ganges (alohaontheganges.com) y el hotel-boutique Dewa Retreat (dewaretreat.com), ambos con habitaciones confortables y bonitas vistas sobre el río.

DÓNDE COMER

Rishikesh es una ciudad sagrada y esto significa que es totalmente vegetariana y, además, que no se vende alcohol en ningún lugar. Eso sí, ofrece una rica cocina con influencia pahadi, es decir, con las recetas típicas del Himalaya. En sus platos el arroz y las legumbres están muy presentes, así como las especias y, por supuesto, el picante.