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Lugares de Albacete que inspiran un viaje


21 de enero de 2020 - 14:49 CET
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LAGUNAS DE RUIDERA

El Guadiana, ese río manchego que aparece y desaparece como por arte de magia, crea en mitad de la nada, entre Albacete y Ciudad Real, 15 preciosas lagunas que se desbordan en ruidosas cascadas. En ellas además se puede bucear, pero también hacer kayak, paddel surf y snorkel. Y en su entorno, senderismo y espeleología en la Cueva de Montesinos, que mencionara El Quijote. Una ruta permite recorrer esa enorme grieta llamada Quebrada del Toro y contemplar las lagunas desde varios miradores.

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© Corbis - Jose Fuste Raga

ALCALÁ DEL JÚCAR

No solo de Albacete, Alcalá del Húcar es uno de los pueblos más pintorescos y conservados de Castilla-La Mancha. Se extiende por la ladera de un cañón, formado por la erosión del río que ha modelado el paisaje. Declarado conjunto histórico, todo es hermoso en él, desde su calles estrechas y empinadas, pasando por sus casas de arquitectura popular excavadas en la montaña, hasta el castillo almohade que despunta sobre una muela formada por la hoz del río Júcar.

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PASAJE LODARES

La capital de Albacete tiene entre las calles Mayor y Tinte un lugar curioso para descubrir, una de las tres únicas galerías modernistas de España. Diseñada en 1925 por Buenaventura Ferrando Castells, comercios y viviendas se resguardan bajo su tragaluz de hierro y vidrio, una estructura que permite un juego de luces y sombras a medida que transcurre el día. Las fachadas interiores están repletas de adornos basados en la mitología y herrajes en balcones y puertas, muestra de la artesanía rejera de la que presume la ciudad.

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CALAR DEL RÍO MUNDO

Varias veces al año, entre la sierra de Alcaraz y la sierra del Segura, se produce un fenómeno natural espectacular. Es el «reventón» del río Mundo en su nacimiento, una brusca explosión de agua que cae libremente en forma de cascada un centenar de metros y dibujo saltos y colas de caballo de gran vistosidad. Para visitar este lugar enclavado en el Parque Natural de los Calares del río Mundo y de la Sima, lo más cómodo y habitual es subir en coche desde Riópar hasta un aparcamiento que hay a menos de un kilómetro del nacedero y luego caminar 15 minutos por un sendero escalonado. Además de contemplar la cascada, el evocador paisaje kárstico del parque natural ofrece muchas posibilidades para el senderismo.

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CASTILLO DE ALMANSA

A los pies del cerro del Águila, el peñasco de piedra caliza sobre el que se levantó en el Medievo, comienzan las visitas a esta fortaleza de frontera entre Levante y la Meseta que, tras varios años cerrada, acaba de reabrir remozada y con nuevos espacios a la vista, como los antiguos aljibes. Edificada por el infante Don Juan Manuel, lo forman dos recintos escalonados rodeados de torres y almenas entre los que sobresale su cuadrada torre del homenaje.

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LAGUNA DE PÉTROLA

A poco más de 20 kilómetros de Chinchilla, esta laguna es uno de los parajes más interesantes de la zona, declarado reserva natural por su singularidad biológica, geológica y paisajística. Se trata en realidad de una laguna esteparia hipersalina que sirve de refugio a un buen número de aves migratorias. Además de una excelente zona para el turismo ornitológico, es uno de los escasos lugares de reproducción en España de especies de aves acuáticas, como el flamenco común y la malvasía cabeciblanca, en peligro de extinción.

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AYNA

Al sur de Albacete, la Sierra del Segura tiene una riqueza natural desbordante, con valles encajonados, montañas tapizadas de bosques de pinares, barrancos labrados por ríos y arroyos, el nacimiento del río Mundo y también un conjunto de pueblos encantadores: Letur, Yeste, Nerpio, Liétor, Molinicos y, por supuesto, Ayna, la que llaman la Suiza manchega y a la que muchos llegan atraídos por seguir el rastro de las localizaciones de la famosa y disparatada película Amanece que no es poco, que se rodó en este entorno. Ayna es una bella localidad colgada entre el valle y la montaña y posee un curioso casco antiguo cicatrizado por calles estrechas, umbrías y empinadas de sabor morisco. Si en la plaza Mayor queda al lado de la iglesia de Santa María de lo Alto, en la parte alta se alzan los restos del primitivo castillo árabe.

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CHINCHILLA DE MONTEARAGÓN

También en una posición privilegiada, en lo alto de un cerro, el castillo de Chinchilla de Montearagón llama la atención cuando se pasa por la autovía al Levante. De origen árabe, fue reconstruido por Juan Pacheco, el marqués de Villena y es su impresionante foso tallado en la roca, de 25 metros de profundidad y sus lienzos y torreones lo que ha llegado a nuestros días. Para conocer su historia, lo mejor es visitar el centro de interpretación instalado en la oficina de Turismo y ya después seguir descubriendo esta localidad cargada de palacios y casas señoriales de estilo gótico-renacentista y barroco, seguir la ruta de su recinto amurallado del siglo XII y conocer su barrio de casas-cueva.

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