Bienvenidas grullas, comienza el espectáculo en la laguna de Gallocanta
Como cada año, cuando llega el otoño, las grullas llegan volando desde el norte de Europa a la mayor laguna esteparia de la península en busca de temperaturas más cálidas. Y lo hacen por miles, dando lugar, en este rincón entre Zaragoza y Teruel, a uno de los espectáculos naturales más sobresalientes del sur de Europa. Si no te lo quieres perder, toma nota de todas las pistas.
El característico sonido de las grullas, un trompeteo audible incluso a grandes distancias, anuncia su llegada a esta laguna de Zaragoza. También se las escucha en el silencio del atardecer, cuando regresan después de haber pasado el día alimentándose en los campos cerealísticos y praderas por la que discurre el río Jiloca. Es el mejor momento, además, para observarlas, porque grandes bandos en formación en V aparecen recortándose contra el púrpura y azul ultramar del cielo en busca del refugio que esta agua les dan contra los predadores.
Hay un par de semanas en las que las grullas de paso coinciden con aquellas que permanecen en invierno en esta laguna de 14,5 kilómetros de extensión. Es a finales de octubre y principios de noviembre, cuando no hace falta ni siquiera disponer de prismáticos para verlas, porque pasan tan cerca que se escucha incluso el batido de sus enormes alas.
Pero, además de grullas, muchas otras especies de aves frecuentan este lugar, como el ánade azulón, la cerceta común, el pato colorado, el ánade silbón, la avefría, la cigüeñuela, la avoceta, el porrón común o la focha común, entre otros.
CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA LAGUNA
Conviene empezar la visita en este centro situado en la carretera que une las localidades de Tornos y Bello, en el que se ofrece información sobre excursiones, observatorios y datos prácticos (gallocanta.org). Dispone de un audiovisual y una exposición permanente sobre las grullas, las aves acuáticas, la sal y otros aspectos de interés natural del humedal, además de un observatorio con prismáticos y catalejos.
LOS MEJORES OBSERVATORIOS
El más característico de todos los miradores de esta Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA) es quizás el altozano de la ermita románica de la Virgen del Buen Acuerdo, donde se puede contemplar el lagunazo de Gallocanta, el lagunazo Grande, con sus dos islotes –Pesterre y Lomerón del Colorado–, y el carrizal de agua dulce que se conoce como Los Ojos.
MUSEO DE LAS AVES
Además de su iglesia fortaleza y de la ermita que custodia a la Virgen del Buen Acuerdo, sobre la laguna, en el tranquilo pueblo de Gallocanta se encuentra el Museo de las Aves, donde se descubre al desvela la importancia de este hábitat natural (cierra lunes. Tel. 976 80 30 69. Entrada: 1 €).
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Situada entre Zaragoza y Teruel, la laguna de Gallocanta tiene un buen acceso desde Levante por la carretera A-23 que comunica con la ciudad de Zaragoza. Desde Madrid, por la A-2 y tomando la N-234 hacia Daroca.
Dónde dormir y comer
En Gallocanta, el Albergue Rural Ornitológico Allucant (allucant.com) es la mejor base para disfrutar de la laguna, ya que ofrece una nutrida biblioteca sobre el lugar, cursos y actividades naturalísticas relacionadas con la misma. Además, la comida casera de su restaurante reconforta después de una jornada de observación. También preparan el desayuno para llevar a los alojados si se opta por acercarse al amanecer hasta la laguna. También buena elección para dormir y comer, Las Grullas (hotellasgrullas.com), en la localidad de Tornos, uncómodo alojamiento donde las migas de pastor, los guisos de caza o los asados al horno saciarán el apetito de un día de campo. En Daroca está Posada del Almudí (posadadelalmudi.es), dos edificios frente a frente, uno del siglo XV restaurado con habitaciones en torno a un patio renacentista, y otro modernista.
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