Marco Polo fue el primer viajero occidental extasiado ante las maravillas de Bagan. «Brillan como mil fuegos» dijo de las pagodas y estupas de la llanura, que entonces sumaban más de 13.000. Y «forman uno de los más bellos cuadros del mundo».
Setecientos años después, la descripción sigue siendo acertada. Hoy, el número de templos se ha reducido a la tercera parte, pero aún así supone una cifra portentosa: 4446 templos distribuidos en 42 kilómetros cuadrados. La mayoría de los templos pueden ser visitados, aunque el empeño por recorrerlos suele estar limitado a los principales. Entre ellos, el mayor de todos, el Dhammayangyi Pahto, construido en el siglo XII por un rey que quería alcanzar méritos suficientes como para compensar que había matado a su padre, a su hermano y a su esposa.
La situación de Bagan, junto al río Ayeryarwady, la arteria fluvial del país; su clima relativamente cálido y seco, la fertilidad de sus suelos y la proximidad de un lugar sagrado durante siglos, el Monte Popa, convirtieron a Bagan en la capital del más importante reino birmano. El rey Anawratha, en el siglo XI, fue el principal impulsor de las maravillas de Bagan, llamada entonces Pyu Gam.
RECINTO ARQUEOLÓGICO
Para pasear por Bagan, hoy, lo mejor es entrar al recinto arqueológico por la puerta más cercana al templo de Ananda, considerado por los primeros viajeros británicos «la abadía de Westminter birmana» y característico por su puntiaguda estupa dorada. Ananda es uno de los pocos templos que aún guarda esculturas de Buda en su interior. Por lo general, los interiores de los templos de Bagan no acogen riquezas ornamentales. Destacan los espacios pensados para estimular la meditación. En ocasiones, hay altares para los nats, los espíritus de la naturaleza, y rincones para orar ante los símbolos protectores del día de la semana en el que uno ha nacido.
EL MOMENTO DEL ATARDECER
Las maravillas de Bagan brillan con especial fuerza cuando cae el sol. Ver atardecer en esta llanura cuajada de templos, que se elevan sobre una tierra roja y parecen escondidos entre la vegetación tropical, es asistir a un espectáculo prodigioso, uno de los atardeceres más bellos del mundo. Como observatorio conviene elegir bien la cima de un templo que no esté atestado de turistas. El templo de Buledi, por ejemplo, podría ser una buena opción.
LA VISITA
Para recorrer Bagan, lo mejor es utilizar, primero, los servicios de una calesa de caballos –se reúnen junto al templo de Ananda– y recorrer con ella las principales vías del recinto. Luego, se puede alquilar una bicicleta, el medio más aconsejable para moverse en esta maravillosa llanura.
Y UN PLUS… SUBIR AL MONTE POPA
Este monte era un lugar sagrado para los birmanos ya antes de que se elevara la primera estupa de Bagan y continúa siéndolo. Se trata de un volcán extinto, cuya cumbre alcanza los 1500 metros de altura. Su mayor singularidad estriba en la verticalidad de sus paredes, que definen el que puede ser el icono más representativo del país: la silueta del monte coronado por un monasterio al que se accede después de subir 777 peldaños. La cima es el hogar de los nats, los espíritus del monte, según la tradición.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Varios países de Asia y del sureste asiático tienen vuelos directos que enlazan sus capitales con Yangon, en Myanmar. Las aerolíneas regulares Air Bagan, Air Myanmar y Myanmar Airways y otras chárter conectan, en 1 hora y 20’, Yangon con Bagan, a menudo con escala en Mandalay, un vuelo para el que se necesita un visado que se solicita con antelación en: evisa.moip.gov.mm.
CÓMO MOVERSE
El recinto arqueológico donde se encuentran la mayoría de los templos del antiguo Bagan requiere un ticket para entrar, que viene a costar unos 15 € y permite el acceso ilimitado durante 5 días.
Dentro del recinto, se puede caminar, alquilar una bicicleta, una bici de montaña, una moto eléctrica o un carro de caballos. El paseo en coche de caballos para ver atardecer desde la cima de un templo cuesta en torno a 15 € por persona.
El templo más visitado para ver la puesta del sol suele ser la pagoda Shwesandaw. El puerto de Bagan, en el río Ayeyarwady, acoge los cruceros de lujo de la compañía Belmond (belmond.com).
CUÁNDO IR
La época más recomendable es de noviembre a marzo, cuando las temperaturas no son elevadas y prácticamente no hay lluvias en el resto del país.
DÓNDE DORMIR
Uno de los mejores y más afamados hoteles es el Bagan Thripyitsaya Sanctuary Resort (thiripyitsaya-resort.com), habitual residencia de las celebridades que visitan Bagan. Muy interesante, por su buena relación calidad precio y su excelente ubicación es The Hotel @ Tharabar Gate (tharabargate.com). También destacan, por su situación, con vistas al río, los hoteles Aye Yar River View Resort (ayeyarriverviewresort.com) y Bagan Hotel River View (kmahotels.com/bagan-hotel-river-view)
DÓNDE COMER
Cerca del templo de Ananda, uno de los más visitados de Bagan, se encuentra el restaurante Sarabha, un clásico, que ofrece en sus dos locales especialidades chinas, birmanas y vietnamitas, con buen nivel y precios más económicos que los de los restaurantes de los hoteles. Yar Pyi Vegetarian, también cerca de Ananda, es uno de los mejores vegetarianos de la zona, donde también son recomendables el bistró Star Beam y el muy solicitado Be Kind to Animals The Moon.
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