Por la costa oeste de Finlandia en busca del secreto de la felicidad
Cuando la luz conquista el archipiélago finlandés y la hermosa costa báltica estalla en mil tonalidades de verde es el momento de hacer las maletas y aventurarte a vivir el verano de tu vida. Una cabaña de madera en plena naturaleza bastará para entender por qué Finlandia ha sido elegido como el país más feliz del mundo por segundo año consecutivo.
Más de 40.000 islas, parques nacionales de belleza tan camaleónica como insólita, solitarios faros reconvertidos en hoteles, antiguas aldeas de madera junto a construcciones de diseño, sorprendentes comunidades de artesanos, saunas a pie de playa para experimentar uno de los mayores placeres locales, una gastronomía en la que lo mejor del bosque y del mar se instala directamente en el plato y la fortuna de un tiempo que se mece sin prisas regado (casi) permanentemente por la luz del omnipresente sol serán nuestros mayores aliados para disfrutar del que probablemente sea el secreto mejor guardado de Finlandia.
MATHILDEDAL
A poco menos de dos horas de Helsinki, Mathildedal es un antiguo pueblo siderúrgico del siglo XIX reconvertido en una fascinante comunidad de 140 personas que comparten valores y cuya filosofía de vida se refleja en los pequeños negocios que salpican la aldea: tiendas de artesanía, una panadería, una chocolatería, una fábrica de cerveza, una granja de alpacas, una marina, un hotel y seis restaurantes que gravitan en torno a los conceptos de sostenibilidad, cultura, tradición y naturaleza. La idea de otorgar una nueva vida a este pueblo siderúrgico abandonado en 1920 cuando las pequeñas fábricas se mudaron a un edificio más grande, nace en el seno de la familia que hoy regenta el único hotel (mathildedal.fi/en/) de la aldea. Compraron el área en 2003 y fueron insuflándole vida poco a poco, a medida que diferentes familias procedentes de localidades cercanas o incluso de Helsinki se mudaron atraídos por la idea de una vida tranquila muy ligada al territorio y en la que los lazos entre personas son fuertes.
Más allá de su inusual atmósfera, Mathildedal es también un excelente campamento base para explorar la naturaleza circundante. Junto al lago Matildanjärvi y el mar, se halla a solo un paseo del hermoso Parque Nacional de Teijo, un hipnótico conjunto de lagos, bosques y arroyos habitados por arces, lobos, zorros y linces, además de multitud de aves.
KIMITTÖN ISLANDS
Gracias a su estratégica ubicación en el archipiélago, Högsåra ha sido conocida históricamente por su comunidad de pilotos marítimos, así como por ser uno de los lugares favoritos de los zares rusos. Actualmente, con únicamente 45 personas habitándola durante todo el año, se trata de uno de los mejores rincones en los que empaparse del sosegado ritmo de vida finlandés. A pie o en bicicleta, su idílico paisaje se desvela como un delicado secreto envuelto en agua. El lugar de encuentro por excelencia de la isla es el encantador Farmors Café (farmorscafe.fi), con exquisitas recetas dulces de lo más tentadoras.
A algo más de dos horas en barco, el faro de Bengtskär (bengtskar.fi) es el destino finlandés más meridional, así como el faro más alto de los países nórdicos. Está situado en una pequeña isla desnuda de vegetación, cuyas rocas, cinceladas por el mar desde tiempos inmemoriales, fueron el escenario de encarnizadas batallas por el control de la isla durante la Guerra de Invierno. Hasta entonces (y desde 1906, año en que el faro fue construido), cinco familias vivían en la isla todo el año, quedando sumida en el abandono tras la guerra. La historia más reciente del faro es la historia del amor que Paula Wilson, la actual farera, sintió por Bengtskär la primera vez que lo visitó en 1968. Tal fue el impacto que le causó su solitaria silueta que, tras convencer a la Universidad de Turku de que les ayudara a sacarlo a flote, se mudó con su marido regentando un singular hotel que tiene como mayor atractivo una sauna de granito construida en 1907.
HANKO
Hanko se caracteriza por sus playas de arena fina, así como por la espectacular concentración de villas de verano que datan de finales del siglo XIX y principios del XX y que constituyen un excelente ejemplo de la arquitectura ornamental en madera. La que fuera la ciudad balnearia de Finlandia por excelencia, cuenta con 30 km de playas de arena y 130 km de costa. La torre de agua ofrece al visitante hermosas vistas de 360 grados sobre la costa y las villas de madera, mientras que Itäsatama, el puerto deportivo más grande del país, es ideal para tomarle el pulso a la dulce vida estival que se adueña de esta singular esquina del mapa. La reciente apertura de Regatta Spa (regattaspa.fi) devuelve el esplendor de antaño a una ciudad que perdió el balneario que un día la colocara en el epicentro de la exclusividad y el lujo.
EKENÄS
En Ekenäs uno puede comer (¡por 9 euros!) en un restaurante (piazzafood.fi) ubicado en el interior del antiguo Ekenäs Bank, diseñado por el célebre arquitecto Alvar Aalto y a los pocos minutos sumergirse en una de las aldeas históricas de Finlandia (fundada en 1546, unos años antes que Helsinki). El casco antiguo de Ekenäs, un hermoso puñado de casas de madera que se extiende hasta la orilla del mar, debe los nombres de sus calles a diferentes oficios que revelan que una vez Ekenäs estuvo poblada por artesanos hábiles. Los pequeños letreros en forma de pez con los que se designó a las casas en el siglo XIX, las lámparas de hierro fundido, los colores pastel y terracota de las fachadas (según cumplieran o no el precepto del rey sueco Gustav Vasa), los espejos ubicados estratégicamente en las ventanas para poder fisgar lo que ocurre fuera sin necesidad de abandonar el hogar y la exuberante vegetación de los jardines privados asomando tras los muros acompañan a cada paso.
RAUMA
El casco antiguo de Rauma, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, constituye la mayor aldea de madera de los países nórdicos. Sus pintorescas casas de madera, las puertas decorativas, las callecitas adoquinadas y los preciosos edificios públicos evocan un ambiente de otra época. La sensación de viajar en el tiempo aumenta si se visitan las antiguas casas-museo Kirsti (rauma.fi/museo/en/kirsti-3) y Marela (rauma.fi/museo/en/marela-3), en las que se recrea la vida de una familia de marineros y de otra acomodada, respectivamente. Rauma cuenta también con un buen número de exclusivas tiendas de decoración, así como delicadas tiendas de artesanía en las que hacerse con algún artículo de diseño local. Cabe destacar la afición de esta localidad por el encaje, al que consagran incluso un festival cada verano.
Muy cerca de Rauma se halla otro espacio Patrimonio de la Humanidad: Sammallahdenmäki, un área de túmulos funerarios de datan de la Edad de Bronce. Un paseo por la zona desvela extensas áreas cubiertas de liquen, circunstancia que recuerda que el finlandés es uno de los aires más puros del mundo.
Para una visita más completa de la región, conviene acercarse hasta el faro que corona la cercana isla de Kylmäpihlaja y encaramarse a su cúspide. La isla, que sirve de refugio a multitud de aves en sus rutas migratorias, ofrece excelentes opciones para el avistamiento de diferentes especies. El faro acoge también un hotel desde cuyos confines uno puede experimentar la agradable sensación de estar navegando sin abandonar tierra firme.
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