A poco más de una hora en ferry desde el puerto croata de Zadar, pero a años luz de la civilización y las rutas trilladas, la diminuta villa de Sali, en la isla vecina de Dugi Otok, es una buena base desde la que partir cada mañana en canoa hacia los acantilados, las cuevas y las muchas playas de este universo kárstico, a menudo pelado de vegetación. Un despoblado archipiélago de paisajes lunares cuyos dueños –porque muchas de estas islas lo tienen, aunque casi ninguno viva en ellas– son a menudo pastores de la cercana isla de Murter y pescadores de la propia Sali.
¿EN KAYAK O EN BARCO?
Las Kornati son un paraíso perdido perfecto para navegar. Para hacer una expedición guiada en kayak no es preciso tener experiencia previa, sí resulta imprescindible contar con una razonable forma física para disfrutar avanzando a remo entre el archipiélago. Bastante menos exigente, y más frecuente, será descubrirlo a bordo de los veleros, catamaranes y goletas, en excursiones de un día o incluso varios.
También es posible realizar caminatas o rutas en bici entre los senderos de tierra de sus islas mayores, o zambullidas entre sus fondos de posidonia y largas horas de sol en sus playas de guijarros o arena, de snorkel o buceo. O degustar los buenos mariscos de los restaurantes que cocinan las capturas del día por algunas de sus calas.
FAROS Y ACANTILADOS
Incluso en julio o agosto, será fácil navegar prácticamente a solas por estos escenarios de desolada e inquietante belleza. Un laberinto de roca y mar escamoteado de faros con acantilados tan altos como los de Klobučar, Mana o Rašip Veli, arrecifes y aguas de transparencias caribeñas, interminables muros de piedra seca donde se guardaban antaño las ovejas y escasos caseríos en islas como Žut, Sita o Kornat, ni siquiera habitados de forma permanente.
Prueba de ello sería Vrulje, la mayor localidad de esta última isla grande que da nombre al archipiélago. Con solo una tríada de tabernas a la vera de su ensenada, en ella también se concentran las casitas que alquilan pastores y pescadores, sobre todo en verano, a quienes buscan olvidarse del mundo por unos días. Tiene a su vez una única tienda en la que abastecerse de lo más imprescindible antes de hacerse a la mar. Mejor, por las dudas, llegar provisto de provisiones desde Murter o tierra firme antes de alcanzar esta remota esquina de la costa dálmata.
LAS CASCADAS DEL RÍO KRKA
Dentro del parque nacional del mismo nombre, ya en tierra firme y muy cerca de Šibenik, desde el encantador pueblito de Skradin parte un barco hacia estos saltos de aguas increíblemente transparentes bajo los que darse un chapuzón, preferiblemente en primavera, ya que en pleno verano se llena demasiado de admiradores. Las siete cascadas del Krka vienen a ser algo así como una versión, en miniatura y no tan famosa, de los lagos de Plitvice.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Iberia y Vueling operan vuelos directos entre Madrid y Barcelona y Zadar por tarifas que en algunas fechas apenas superan los 100 €. También conectan con los algo más alejados aeropuertos de Split y Zagreb.
CÓMO MOVERSE
Hay bastantes agencias locales que, desde Zadar, Murter, Sali e incluso puertos más alejados, como el de Split, proponen excursiones en barco de un día a las Kornati. Algunas, como Malik Adventures (malikadventures.com), también organizan expediciones de una o varias jornadas en kayak ya sea en grupo o a la medida. Cuando se alquila una casa de pescadores en las Kornati conviene indagar si pueden proporcionar igualmente una barquita para moverse por las cercanías.
DÓNDE DORMIR
De no alojarse a bordo del barco con el que recorrer el archipiélago, las opciones dentro del Parque Nacional de las Kornati son muy limitadas. No hay hoteles –que abundan, sin embargo, en la cercana isla de Murter y también los hay en Sali–, pero sí casitas de pescadores o campesinos que, como House Antonia (kornati-kravljacica.com) alquilan ellos directamente o se pueden reservar a través de Airbnb (airbnb.es) y agencias locales como Adriatic (adriatic.hr) o ARTA (murter-kornati.com). Solo está permitido acampar en las zonas específicas de las islas de Ravno, Žakan y Levrnaka.
DÓNDE COMER
Varias tabernas o konobas, a menudo alojadas en antiguas casas de pescadores, abren sus puertas, generalmente entre abril y octubre, por algunas esquinas del archipiélago. Entre ellas, la Konoba Jadra (T. +385 91 434 2450), frente a la marina de la isla Piškera; la Levranka (konoba-levrnaka.hr), en la isla del mismo nombre; la Konoba Darko Striznja (konoba-striznja-kornati.hr) y la Robinson (konoba-robinson.com), ambas en la isla mayor de Kornat; o el restaurante Mare (restoran-mare.hr), a la entrada del parque nacional en la isla de Katina. El pescado y el marisco son en todas ellas una obligación.
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