Corea del Sur es dinamismo puro. Lo demuestra en la vida presente durante 24 horas en cada una de sus grandes ciudades. Pero también es calma, la que se puede sentir en sus templos, en sus tradicionales aldeas y mientras se recorren los paisajes de sus parques nacionales. Aunque, sobre todo, Corea es cultura, sus más de 5 mil años de historia así lo atestiguan.
Tras muchos años siendo eclipsada por sus dos grandes vecinas, Japón y China, Corea comienza a desperezarse y a mostrar por qué merece el título de destino de moda en Asia. Esta pequeña península dividida por las huellas de una guerra civil bastante reciente cuenta con la frontera más custodiada del mundo, pero también con mil razones para animarse a recorrer algunos de sus enclaves más interesantes. Aquí te proponemos algunos de ellos.
SEÚL, VIBRANTE Y TECNOLÓGICA
Con casi 10 millones de habitantes, la capital de Corea del Sur jamás descansa. No importa a qué hora se lance uno a la calle, sus inmensas avenidas, esas que destellan luz a raudales desde sus infinitos carteles de neón, son un ir y venir de personas que charlan, ríen y compran con un humor muy alejado al de sus vecinos japoneses, mucho más comedidos. Y es que Seúl es la capital tecnológica del mundo, pero también lo es de la cosmética. Escudriñar las estanterías de sus infinitas tiendas de belleza es prácticamente una obligación, y el barrio de Myeong-dong el lugar perfecto para ello.
Aunque a Seúl no solo se va a gastar en sus comercios, también se va a comer. Una primera impresión podría hacer pensar que existen más cafeterías y restaurantes que personas. Y es que siempre hay una buena excusa para sentarse a la mesa y disfrutar de un exquisito bibimbap, del bulgogi o del incondicional kimchi. El lugar más auténtico para catarlo todo: el mercado de Namdaemun. Espectacular.
Pero las maravillas de Seúl van más allá. Y para descubrirlo, nada como visitar sus míticos palacios –el Gyeongbokgugn y el Changdeokgung, ambos del siglo XV– o el hermoso templo budista de Bongeun-sa, que con sus farolillos de colores meciéndose al viento es todo un oasis en plena ciudad. Aunque, para oasis, el barrio tradicional de Bukchon, en el que contemplar las antiguas casas de estilo hanock coreanas. La parte más moderna de la ciudad la encontramos entre boutiques y elegantes edificios en el barrio de Gangnam, en la imponente Dongdaemun Design Plaza o en Cheonggyecheon, un hermoso paseo junto al canal.
LA ISLA DE JEJU, NATURALEZA EN ESTADO PURO
No habría mejor manera de definirla. Y es que las razones por las que está considerada una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo se entienden en el mismo instante en el que el avión posa sus ruedas en el aeropuerto de Jeju, la isla más grande del país. De origen volcánico, sus paisajes son todo un reclamo para el turismo.
Lo ideal para explorarla es calzarse unas buenas botas de trekking y realizar cualquiera de las 26 rutas de senderismo que hay marcadas por toda la isla. La mayor parte de ellas no suponen más de medio día y son de nivel accesible, como la que permite alcanzar la cima del Halla-san, el pico más alto de Corea. La estampa de las cascadas de Jongbang o las de Cheonjiyeon, en la cara sur de la isla, no dejan indiferente. Pero, si existe una experiencia que marcará para siempre el viaje, será ver cómo amanece junto al mar desde el cono volcánico del Seonsang Ilchul-bong. Absolutamente maravilloso.
Para rematar la visita, nada como probar el cerdo negro de Jeju en cualquiera de sus restaurantes-barbacoa. O, si se es más atrevido, catar el marisco recién capturado del mar por las míticas haenyeo, las abuelas buceadoras de la isla.
QUE SE PREPARE SEÚL… PORQUE VIENE BUSÁN
Porque sí, Seúl será la capital, pero la cosmopolita Busán viene pisando fuerte. En la segunda ciudad más importante de Corea del Sur se respira vanguardia a raudales. Y para comprobarlo solo es necesario dar un paseo por el moderno barrio de Haeundae, donde los altos rascacielos y cadenas hoteleras se hacen hueco en primera línea de playa, o descubrir las entrañas de Gamcheon Cultural Village, un conjunto de casitas de colores desparramadas por la ladera de una montaña en el que las galerías de arte y diseño se han hecho los reyes del espacio.
En la famosa e inmensa lonja de pescado de Jalgachi se halla el Busán más genuino. Peces de extravagantes nombres, enormes cangrejos rey y las piezas de marisco más codiciadas son presentadas aún con vida minutos antes de ser servidos en los restaurantes vecinos.
Pero Busán es mucho más. La ciudad brilla cada año en su Festival de Cine Internacional (biff.kr), uno de los eventos con los que sus habitantes luchan por situar a esta megaurbe en el mapa del turismo.
HAHOE FOLK VILLAGE, REGRESO AL PASADO
Autobuses repletos de turistas recorren cada pocos minutos el kilómetro de distancia que hay entre el Centro de Interpretación de Hahoe y esta tradicional aldea. Pero, lo que parece un simple trayecto en autobús, es mucho más, se trata de un auténtico viaje en una máquina del tiempo. Por eso, mientras se recorren sus callejuelas repletas de encanto y se visitan algunas de las históricas casas de estilo hanock abiertas al público –con la entrada dan un mapa para saber cuáles son y dónde se encuentran-, uno puede imaginar cómo transcurría la vida en este rincón del mundo durante la dinastía Chosōn, allá por el siglo XV. Eso sí, con el contraste de que, en muchas de ellas y en pleno siglo XXI, aún las habitan vecinos.
Situada junto al río Hwachon, Hahoe fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco gracias a su importancia histórica y a su belleza. Además de un centenario árbol al que poder presentar los respetos, la aldea cuenta con el interesante Museo de Máscaras y con actuaciones diarias de Byeolsingut Talnori, el baile de máscaras tradicional de la zona. Un arte que lleva desarrollándose desde hace siglos.
DE EXCURSIÓN A SUWON
Perfecto para una escapada de un día desde Seúl, Suwon es la ciudad más importante de la provincia de Gyeongi-do y se halla a tan solo 30 kilómetros de la capital. Dicho esto, ¿qué es lo que hace este enclave tan atractivo? La respuesta es bien simple: su imponente fortaleza, que, con casi 6 kilómetros de altos muros, protege el corazón de la ciudad antigua desde el siglo XVIII.
El enclave cuenta con el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y fue impulsado por el rey Jeongjo, aunque es cierto que tras los conflictos vividos en Corea a comienzos del siglo XX –el periodo colonial y la Guerra de Corea-, gran parte de la fortaleza fue destruida. Eso sí, gracias a los datos extraídos del expediente de su edificación en 1801, se ha podido realizar una construcción absolutamente fiel al original. Recorrer la fortaleza al completo supone aproximadamente dos horas y es buena idea caminar por ella tanto por su zona interna, como por la externa, solo así se entenderá qué sentía el enemigo cuando llegaba hasta este rincón de Corea del Sur.
DATOS PRÁCTICOS
Cómo llegar
Korean Air conecta en vuelo directo Madrid con Seúl cuatro veces en semana –martes, jueves, sábados y domingos- en poco más de 12 horas. Otras compañías aéreas que también ofrecen enlace a la capital coreana son Aeroflot, Turkish Airlines, Lufthansa, KLM, Cathay Pacific o Air France, pero con todas ellas es necesario realizar, al menos, una escala.
Cuándo ir
A pesar de que la temporada alta en Corea es de junio a septiembre, en esta época el calor es bastante sofocante y las lluvias, abundantes. Sin embargo, en invierno –de noviembre a abril– las temperaturas bajan considerablemente y la nieve se hace presente. Los meses de abril y octubre son, sin duda alguna, las mejores fechas para animarse a viajar a Corea del Sur.
Diferencia horaria
La diferencia horaria con España es de 7 horas más.
Moneda
La moneda oficial en Corea del Sur es el won surcoreano. 1 euro equivale aproximadamente a 1330 wones. En todo el país se puede pagar con tarjeta y existen cajeros automáticos en todos los rincones.