Mónaco, un lugar de cine para una boda de película

El enlace de Carlota Casiraghi con el productor Dimitri Rassam ha vuelto a poner todas las miradas en este exclusivo Principado sinónimo de glamour y exclusividad. Del palacio Grimaldi, donde la pareja se ha dado el sí quiero, a la catedral o el Casino, recorremos los lugares imprescindibles de este refugio de ricos y famosos.

por hola.com

En Mónaco están permitidos todos los lujos y el primero sería llegar al Principado como se merece: en limusina, en yate, en uno de esos flamantes coches deportivos al Principado o, por qué no, en helicóptero desde el aeropuerto de Niza, que en solo 6 o 7 minutos aterriza en la pequeña capital de la Costa Azul a orillas del mar. La experiencia de contemplar a vista de pájaro la panorámica del país más pequeño del mundo es un buen comienzo. 

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Una vez en tierra será el momento de ir descubriendo este territorio realmente minúsculo, con apenas cuatro kilómetros, que acapara tantas miradas, más ahora que está a punto de celebrarse la gran boda de Carlota Casiraghi. Los casinos, sus lujosos hoteles y spas, los eventos culturales y las citas deportivas que se suceden a lo largo del año tienen mucho que ver en ello.

EL PALACIO REAL, EL ESCENARIO DE LA BODA

El lugar más especial para los Grimaldi es el palacio que preside el casco antiguo de la ciudad, donde ha tenido lugar la boda de Carlota y Dimitri y el mismo escenario que eligieron sus padres y sus abuelos para sus respectivas ceremonias nupciales. Residencia de los príncipes de Mónaco desde hace dos siglos, además del patio principal, con su escalera que lleva a la Galería de Hércules, cuenta con un insólito museo sobre recuerdos napoleónicos y los preciosos jardines de St. Martin, desde donde se domina una de esas vistas de la Costa Azul que cortan la respiración. Un lujo también sus salones del Trono y de los Espejos y la capilla palatina.

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POR EL CASCO ANTIGUO HASTA LA CATEDRAL

Desde el palacio real hay que perderse por los estrechos callejones del casco antiguo que conducen a las pintorescas plazas de Saint Nicolas y Bosio, a la capilla de la Misericordia, al Palacio de Justicia y a la catedral de San Nicolás, donde se celebró la boda religiosa del Príncipe Rainiero y Grace Kelly. Tras el altar se encuentra la tumba de la abuela de Carlota Casiraghi, en la que nunca faltan las flores frescas, como también en el punto de la Grande Corniche donde ocurrió el fatídico accidente en el que perdió la vida.  

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UNA FOTO EN EL CASINO Y OTRA EN EL CARRÉ D’OR

Rodeado de jardines, el Casino de Montecarlo y la Ópera son un diseño de Charles Garnier, el mismo arquitecto de la antigua ópera de París. Escenario de no pocas películas, aquí se viene a fotografiarse en su fachada junto a los espectaculares coches de sus clientes, a tomarse algo en la terraza del Café de París o a apostar al black jack. Alrededor de la plaza del Casino están las lujosas tiendas del famoso Carré d’Or: joyerías, boutiques de alta costura y anticuarios por donde hay que pasar, aunque solo sea para ver los escaparates. 

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DE MUSEO EN MUSEO

Con permiso del Nuevo Museo Nacional de Mónaco (nmnm.mc), dedicado a las artes visuales y dividido en dos sedes Villa Paloma y Villa Sauber, y otro puñado de ellos repartidos por el Principado, el buque insigne de los museos monegascos es el Oceanográfico, fundado por aquel príncipe marino también llamado Alberto, pero I. Su interior rinde homenaje al trabajo de todos aquellos que supieron dar forma a este templo dedicado al medio marino y a la biodiversidad, especialmente al comandante Jacques-Yves Cousteau. En su famoso acuario evolucionan las más raras especies de peces de diferentes formas y colores. 

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DE LA CONDAMINE A LE LARVOTTO

Entre los diez distritos en que se divide Mónaco, es en el de Montecarlo, con sus casinos y hoteles de lujo donde comenzó la leyenda del Principado. Pero hay que seguir descubriendo, como La Condamine, con su puerto de Hércules siempre abarrotado de yates, la capilla del siglo XI dedicada a Santa Devota, la patrona de Mónaco, el mítico Sporting Club y gran parte del circuito de Fórmula 1. Si el de Moneghetti esconde tras sus pendientes pronunciadas parques tropicales e incluso grutas cuajadas de estalactitas y estalagmitas, Fontvieille es famoso por el estadio Luis II de fútbol y por acoger en miles de metros cuadrados ganados al mar el helipuerto que la une con Francia. Y Le Larvotto, por sus playas y el mítico club donde la princesa Grace celebraba esas fiestas que llenaban páginas y páginas de papel couché. 

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CITAS PARA NO PERDERSE 

Circo, magia, ópera, jazz… El Principado cuenta con una amplísima programación cultural a lo largo del año para todos los gustos. Si el Grimaldi Forum de Mónaco es uno de los más activos referentes culturales como centro de congresos, exposiciones, sala de conciertos y espectáculos musicales, numerosas y prestigiosas las competiciones deportivas que Mónaco celebra durante el año: el Gran Prix, el Rally de Montecarlo, el Abierto de Tenis, el Encuentro Internacional de Atletismo Hércules y el Concurso Internacional de Saltos. Difícil no coincidir con alguna. 

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