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GUIMARAES (1h18’)

Por su historia, que cuenta que es aquí donde nació Portugal, sus edificios históricos y su casco antiguo Patrimonio de la Humanidad, Guimarães es una recomendable excursión a poco más de una hora de Oporto. El antiguo castillo, el palacio de los Duques de Braganza, la preciosa Largo da Oliveira, las estrechas callejuelas empedradas, las deliciosas plazas y las rutas por las colinas del parque de Penha, al que se puede llegar en teleférico, dan para una jornada muy entretenida.

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BOSQUE DE BUÇACO (1h y 20’)

Al sur de Oporto y en la comarca de Beiras, este parque forestal de un centenar de hectáreas es uno de los espacios naturales más valiosos de Portugal. Entre su exuberante vegetación, con más de 700 especies arbóreas de tres continentes distintos (abetos del Himalaya, eucaliptos de Tasmania, cedros del Cáucaso, secuoyas americanas…), cobija una decena de ermitas y uno de los palacios más lujosos del país. Por si fuera poco, sus muros y árboles centenarios son retazos vivos de historia.

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BRAGA (50’)

Un paseo por las calles y plazas del casco histórico es suficiente para darse cuenta de que Braga es una de las ciudades más bellas de Portugal. Una belleza que se plasma en su conjunto monumental, en el que sobresale el santuario do Bom Jesús, en lo alto de una colina; y la basílica de Sameiro, que por algo es el principal centro religioso del país, pero también su catedral, su ayuntamiento, sus palacios, el jardín de Santa Bárbara (en la imagen) y su colección de museos.
 

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AVEIRO (58’)

La llaman la Venecia portuguesa y es que esta atractiva ciudad portuguesa también está surcada por canales a la que se asoman elegantes mansiones de estilo art nouveau y también las casitas más modestas del pintoresco barrio de los pescadores. Anclada en el interior de la ría y protegida del Atlántico por un extenso campo de dunas, su relación con el océano es histórica, pues en el siglo X el mar bañaba sus casas.

El rincón más salvaje de la ría de Aveiro es la Reserva Natural de las Dunas de Sao Jacinto con 700 hectáreas de dunas móviles y fijas junto a un playazo espectacular que se disfruta en soledad, con el viento y el oleaje de telón de fondo.

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HACER UN CRUCERO POR EL DUERO

La región del Duero fue la primera región vinícola del mundo y sus hermosos paisajes de viñedos han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. En este entorno se impone un crucero por el Douro para descubrir la región de Pinhão desde sus aguas y pueblos con tanto encanto como Amarante, Lamego y Peso da Régua, que suelen incluir además visitas a fincas tradicionales y catas de vino.

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VILA NOVA DE GAIA (14’)

Al otro lado de la ciudad, cruzando el puente de hierro de Luis I, está Vilanova de Gaia, donde se encuentran los templos del vino de Oporto. Dos bodegas colman las expectativas del enoturista más exigente son Graham’s (grahams-port.com) y Taylor’s (taylor.pt), que además cuentan con magníficos restaurantes. Vinum, el de la primera, propone una experiencia única, la de degustar platos portugueses rodeados por 3.200 barricas de vino. El de las bodegas Taylor se llama Barão Fladgate, y presume de poseer las mejores vistas de la ciudad.

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PLAYA DE MATOSHINHOS (17’)

Por la ribera norte del estuario del Duero se extiende la playa más próxima a Oporto, a la que se puede llegar en metro o en tranvía bordeando la costa. Protegida por el puerto pesquero y por el Castelo do Queijo, resulta para los que, sin irse muy lejos, quieren tomarse un respiro, tomar el sol o hacer surf. Una vez en , lo mejor será completar el día sentándose a comer en uno de sus afamados restaurantes degustando sus frescos pescados.

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