Toledo emana la energía acumulada en siglos, e historia y leyenda se funden en los paseos nocturnos guiados por las estrechas y empinadas callejuelas del recinto amurallado. A una hora de carretera -o 33 minutos en tren- de Madrid, generalmente es excursión de un solo día; sin embargo, la ciudad imperial tiene mucho más que ofrecer.
PASEOS TEMÁTICOS CON ENCANTO
En la ciudad quedan solo (o todavía) cuatro puertas originales desde antes de los tiempos de la expulsión de judíos. Lo dice Pilar Gordillo, directora de Evocarte (evocarte.com), una empresa que guía tours privados por Toledo. “Cuenta la leyenda que ¡no sé cuándo! apareció por Toledo un descendiente de una familia judía expulsada portando una gran llave y buscando la puerta de la casa de sus antepasados… Y hubiera sido bonito saber que la cerradura de la antigua puerta respondió al giro de la llave… pero las leyendas es lo que tienen”.
En el programa de visitas especializadas que proponen se pueden elegir varios recorridos. A saber: conocer los detalles de la memoria sefardí, sus señas de identidad, sus fiestas y su presencia permanente aun hoy en Sefarad; qué hilos se movieron para la construcción de la catedral, de los monasterios, iglesias y claustros; asistir, en la Capilla de Santo Tomé, a un emotivo evento cultural de música y poesía delante del cuadro el Entierro del Conde de Orgaz de El Greco; o hacer el tour Visita a las damas de la Corte, que instruye sobre secretos, agravios, romances e historias de amor y desamor vividos en los conventos y caserones que han ido pasando de generación en generación.
Inés de Ayala, Margarita de Austria, Doña Elvira de Castañeda y Mariana de la Palma son algunas de las anfitrionas que permiten asomarse a su intimidad en este viaje increíble por el laberinto toledano, y que finaliza en el palacio donde vivió la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa de Napoleón III, ahora convertido en el hotel de lujo Eugenia de Montijo y perteneciente a la cadena Marriot Autograph Collection Hotels (fontecruzhoteles.com).
El palacio tiene reminiscencias francesas y ha sido decorado con obras de arte contemporáneas, como el espléndido retrato de la emperatriz pintado por María Blanco Cobaleda que preside el lobby y el peculiar mobiliario en color azul tiffany’s… que habla de los gustos y la pasión por la moda de la emperatriz, considerada como una auténtica it girl de su época (las nobles copiaban sus estilismos), y a la que se le atribuye la creación del miriñaque, el armazón de aros metálicos que liberó a las mujeres del XIX de las enaguas.
La moda en el vestir de la época está presente también en algunas estancias del hotel dedicadas al hombre que la tomó como musa, el que fuera el padre de la alta costura y diseñador de cabecera de Eugenia de Montijo, el inglés Charles Frederick Worth.
En Federico, el restaurante del hotel, son protagonistas las recetas tradicionales, como el Estofado toledano de perdiz o el Escabeche de bonito; con algunos guiños de platos más exóticos como los Mejillones La Riviere y Funky Chips o el Duo de Baos Mar y Tierra.
En homenaje al carácter goloso de la emperatriz, en el lobby del hotel se ha diseñado el mazapan corner (mazapan.com), en el que puede degustarse (y adquirirse para llevar a casa) los macarons, la clásica galleta francesa, pero que aquí elaboran con almendras toledanas.
IMPONENTE BODEGA
El icono culinario de Toledo se llama Adolfo (adolforestaurante.com), enseña indiscutible de la alta cocina castellano-manchega. En su nuevo menú revela su capacidad para avivar sabores y su gusto por mezclar con insólita armonía ingredientes de ese mar añorado en La Mancha con los productos que nacen en la región. Así lo demuestran platos como el Carpaccio de Langostinos con granada y maracuyá, o los Chipirones con cebolla roja y mahonesa de manzana. Mención especial para su clásica Perdiz Roja emplatada en diferentes texturas y el Lechón asado con calabaza confitada.
Otro de los alicientes del guiado tour toledano es hacer una visita a su bodega, ubicada en una antigua cava judía del siglo IX, donde Adolfo Muñoz atesora cerca de 26.000 botellas y más de 2.800 referencias de todo el mundo. Está considerada como una de las mejores del país. En ella duermen grandes joyas de la enología (Petrus, Romanée Conti, Château Lafite) y singulares producciones vinícolas de la casa, como Pago del Ama, ediciones limitadas de no más de 3000 botellas por variedad que proceden del viñedo con que cuenta el chef en el cigarral de Santa María. El sumiller Miguel Ángel de Arcos está al control de la cueva del tesoro y se pueden contratar catas personalizadas. Toda una experiencia enológica a la hora del aperitivo.
Claro que para la hora del aperitivo no hay que olvidar que uno se encuentra en la ciudad donde está Tobiko (tobikorestaurante.com) que es donde elaboran ‘las mejores croquetas del mundo’ (literal), título otorgado en la pasada edición de la cumbre gastronómica Madrid Fusión 2019…
DAMASQUINADOS… Y ARTE MODERNO
También hay que reservar tiempo para hacer otra visita toledana de rigor: ver de cerca un taller de damasquinado con los artesanos en plena labor. En la plaza de Santa Isabel está el convento homónimo (buen sitio -además- para comprar los dulces que elaboran las monjas), y entrando por el patio, al fondo el taller Espadas y Arte de Toledo (espadasyartedetoledo.com), cuyo trabajo artesanal consiste en la realización de dibujos mediante la incrustación de hilos y láminas de oro en acero o hierro. Siendo esta la ciudad de las espadas por excelencia, es el mejor lugar para ver la colección de espadería de todas las épocas. Las más antiguas de las que tienen réplicas son las celtas, y también están la falcata de Alejandro Magno, la Tizona de El Cid y la Garra, la espada que blande Jon Snow en la popular serie Juego de Tronos.
Pero además hay que conocer lo más nuevo en la ciudad, el recién inaugurado Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO) (iclm/coleccion-roberto-polo), instalado en el histórico convento de Santa Fe. Una recopilación de obras de un valor excepcional firmadas por artistas de la talla de Delacroix, Kandinsky, Klee o Man Ray y cedidas por el coleccionista de arte cubano-estadounidense Roberto Polo.
Una vez ‘descubiertos’ algunos de estos secretos de Toledo, uno se da cuenta de que se ha estado poco tiempo y habrá que volver. Los que deambularon una sola mañana se habrán ido contentos por haber conocido una de las ciudades más bellas de España… ¡pero no saben lo que se pierden!
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