Quisieron que fuera un secreto hasta el final y así fue, y eso que no era fácil, porque el equipo de rodaje que desembarcó en plena sierra de los Caldereros hizo ruido, eran 500 caballos y medio centenar de jinetes los que durante 11 días se movieron a sus anchas por estas tierras solitarias de Guadalajara para rodar algunas de las escenas más importantes de la sexta temporada de Juego de Tronos. El lugar elegido: el castillo de Zafra, una fortaleza medieval encaramada a una peña rocosa que se alza en medio de un paraje aislado y que sorprende mucho antes de llegar a ella.
Bien desde el pequeño pueblo de Hombrados o desde Campillo de Dueñas, un camino de tierra lleva hasta sus pies. Es un castillo pequeño, pero su torre del homenaje se eleva con una verticalidad exagerada sobre lo alto. Es la que llegan buscado los fans de la saga, que han visto en ella una de las edificaciones más evocadoras: la Torre de la Alegría.
El castillo se ve por fuera, se rodea, se hacen fotos y si hay suerte se habla con Miguel Ángel Casado, que desde niño lleva levantando de las ruinas, junto a su padre, esta fortaleza inexpugnable y esbelta que llegó a ser una de las más importantes de la región, cuando Alfonso I el Batallador conquistó la comarca de Molina a los musulmanes en el siglo XII.
DATOS PRÁCTICOS
Cómo llegar al castillo de Zafra
Por la autovía A-2 hasta Alcolea del Pinar, desde donde se toma la N-211 que pasa por Molina de Aragón y lleva, 32 kilómetros más allá, hasta el desvío del pueblo de Hombrados. Desde este, un camino de tierra de 5 kilómetros conduce a los pies del castillo de Zafra. También se puede acceder desde Campillo de Dueñas, municipio al que pertenece y que queda a 6 kilómetros.
Para conocer más
El castillo no es visitable, pero en Hombrados se puede contactar con Miguel Ángel Casado, que ha trabajado desde niño en la restauración del castillo y conoce toda su historia.
Dónde dormir
A las afueras de Molina de Aragón, en el Molino del Batán (molinodelbatan.com), que acogió al equipo de rodaje de Juego de Tronos. Un antiguo molino harinero del siglo XIX y una casa señorial han sido reconvertidos en un alojamiento de estilo rústico dentro en una gran finca con praderas y huertas que rodea el río Gallo y el riachuelo que daba energía al molino. Desde él se divisa una bonita panorámica del castillo de Molina.
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