EN SANTOÑA, ANCHOAS
A Santoña se llega buscando su puerto pesquero, su playa de Berria, sus marismas – donde se concentran hasta 20.000 aves–, sus fuertes y baterías, el monte Buciero coronado por el espectacular faro del Caballo, pero, especialmente, sus delicias gastronómicas y una por encima de las demás: las anchoas. Además de probarlas, es imprescindible pasar por alguna de sus fábricas de conservas para ver porqué las de Santoña son únicas. Conservas Emilia (conservasemilia.com), Conservas Ana María (suculencia,com) o Conservas Peña Rey (conservasprey.com) organizan visitas previa cita.
EN LOS VALLES PASIEGOS, QUESOS, SOBAOS Y QUESADAS
Los valles siempre verdes de los ríos Pas, Pisueña y Miera forman un paisaje delicioso. Camino de la costa se atraviesan estos pasos naturales de la cordillera que separa Cantabria de Castilla, pero no muchos se detienen y no saben lo que se pierden: pastos infinitos tras las lomas de las montañas, pueblos tranquillos con un estilo de vida tradicional –San Pedro del Romeral, Vega de Pas, San Roque de Riomiera…–, y los sabores auténticos de estos valles, de los que salen los mejores quesos, quesadas y sobaos pasiegos.
EN POTES (LIÉBANA), ORUJO, QUESUCOS Y COCIDO LEBANIEGO
Potes está en un cruce de caminos. Por aquí pasan los que se dirigen a las cumbres de los Picos de Europa desde el teleférico de Fuente Dé, los que se adentran desde la costa por el desfiladero de la Hermida, peregrinan al monasterio de Santo Toribio de Liébana o quieren descubrir uno de los pueblos más bonitos de Cantabria. Que lo es, por su Torre del Infantado, su barrio antiguo de La Solana, sus calles empedradas, los puentes que cruzan sus dos ríos... A lo que nadie se resiste es a comprar en sus comercios los afamados orujos de la zona, el queso Picón Bejes-Tresviso y, por supuesto, el sabroso cocido lebaniego, la especialidad de la comarca.
EN ISLA, PIMIENTOS ASADOS
De todas las localidades del municipio de Arnuero, en la costa oriental de Cantabria, Isla es la más conocida. Hay una Isla pueblo, en la zona más elevada, con algunas torres medievales, palacios y la iglesia; y la Isla playa, que se extiende hasta el cabo de Quejo y en la que asoman playas de arena dorada, recogidas calas e impresionantes acantilados. Gustan las dos, como también sus famosos pimientos que se degustan asados y a los que cada año la localidad dedica una fiesta gastronómica en el mes de septiembre.
BÁRCENA MAYOR, TERNERA TUDANCA
Bárcena Mayor es un pueblo bonito a rabiar, con sus calles empedradas, sus casonas montañesas con balconadas de madera, amplios zaguanes y el rumor del río Argoza. Parecido y no lejos está Carmona, donde la vida va al ritmo de siglos atrás. Ambos además en la asociación de Los pueblos más bonitos de España. Y en el tercer vértice del triángulo, Tudanca, que también presume de ser de los mejor conservados de Cantabria. Por si se quedaran cortos, ahí está el paisaje de la comarca Saja-Nansa envolviéndolos con su permanente verdor. Es en este entorno tranquilo y de relieves escarpados donde se cría la vaca tudanca, la raza autóctona, y el mejor lugar para probarla in situ. Una res de pequeño tamaño, que pasa gran parte del tiempo en el monte, alimentándose con hierba, por lo que su carne es más natural y su carne tiene mayor ternura, sabor y jugosidad.
EN LA BAHÍA DE SANTANDER, PESCADOS Y MARISCOS
En Santander se siente la presencia absoluta del mar y la naturaleza, situada como está en el centro de la extensa bahía a la que además da nombre. Para descubrirla hay que llegar hasta la península de la Magdalena, asomarse a ella desde el nuevo Centro Botín, bañarse en las playas del Sardinero (o en otras), llegar hasta el faro de Cabo Mayor y subirse a uno de esos barcos que la cruzan desde el paseo de Pereda y llevan a Pedreña y las playas de Somo. Lo que nadie quiere perderse tampoco en la capital cántabra es degustar en sus tabernas y restaurantes los pescados y mariscos de la costa. Uno de los mejores lugares para ello son los de su puerto pesquero.
EN SAN VICENTE DE LA BARQUERA, OSTRAS
La villa marinera, el largo puente de la Maza que cruza su ría, los Picos de Europa que la arropan y, en el entorno, el Parque Natural de Oyambre componen la estampa más reconocible de este bonito pueblo. A San Vicente también se viene a degustar ostras, y buen conocedor de ellas es Óscar Calleja y el equipo del restaurante Annua (annuagastro.com), uno de los seis restaurantes cántabros con estrella Michelin. Los otros son el Cenador de Amós (Villaverde de Pontones), La Bicicleta (Hoznayo), Solana (Ampuero), El Serbal (Santander) y El Nuevo Molino (Puente Arce), donde en algunos se puede comer por menos de 50 €.
Más información: Turismo de Cantabria (turismodecantabria.com)