EN VAPORETTO A LA ISLA DE LA GIUDECCA
Uno está en medio del bullicio turístico de la ciudad y la ve a lo lejos, porque queda a tiro de piedra de San Marcos. ¿Por qué no acercarse a esta bellísima y muy monumental isla, perfecta para escapar unas horas? En realidad, no es una sola, sino un conjunto de ocho islotes en los que en otro tiempo veraneaba la nobleza y tuvo su residencia Miguel Ángel. Hoy en este remanso de paz hay que admirar la iglesia del Santísimo Redentor y, sobre todo, la privilegiada vista que desde su orilla se admira del paisaje veneciano.
...Y LA DE SAN GIORGIO MAGGIORE
Otra perspectiva es la que regala esta otra isla que queda justo enfrente de San Marcos, la de San Giorgio Maggiore. Después de desembarcar del vaporetto que lleva hasta ella, lo que se impone es perderse por su gigantesco jardín-laberinto, inspirado en su famoso relato El jardín de los senderos que se bifurcan de Borges. Lo forman 3.200 plantas y en él hay que recorrer al menos 1,2 kilómetros para lograr salir del embrollo.
UN DESCANSO EN EL CAMPO SANTA MARGHERITA
Bajo la sombra de los álamos, las terrazas llenan de vida esta gran plaza que gusta mucho a los universitarios, pero no es tan excesivamente turística como otros lugares venecianos. Aquí se puede cenar a buen precio, luego tomar una copa y acabar con un delicioso paseo nocturno por el barrio de Santa Croce y el también aledaño de San Polo.
MUSEO DE CASANOVA
Giacomo Casanova fue el gran seductor veneciano, y su ciudad natal le dedica un museo que lleva su nombre, instalado en el palazzo Pesaro Papafava. Pero no solo para hablar de sus conquistas amorosas, porque el personaje fue, sobre todo, un erudito: viajero inagotable, poeta, violinista, bibliotecario y hasta espía de la Inquisición, además de amigo de los grandes personajes de su tiempo, como Voltaire o Mozart. La experiencia multimedia y sensorial que propone este espacio invita a regresar al siglo XVII y descubrir todas las caras de este donjuán.
UN PALAZZO PARA DORMIR
Si no fuera porque estamos donde estamos, uno podría alojarse en el H10 Palazzo Canova y disfrutar de Venecia sin salir de él. Primero, porque desde este nuevo cuatro estrellas superior de lujo lo que se ve es el Gran Canal y el Puente Rialto, que queda frente a él. Pero también porque nada más cruzar las puertas de este edificio del siglo XIX rehabilitado, su interior es todo un homenaje a la ciudad: cristales de Murano, tapicerías venecianas y esa atmósfera elegante que se palpa en sus habitaciones y estancias. Para disfrutar con espectaculares vistas, las de su terraza en la planta superior.
DE CICCHETTI (TAPAS) Y SPRITZ
Andare per ombre e cicchetti es lo mismo que ir de tapas, pero en Venecia. Las más conocidas: el baccalá manteca (tostada de pan untada con pasta de bacalao), las polpetti (albóndigas de carne o arroz sazonadas) o las sarde en saor (sardinas en escabeche con pasas y piñones). Se sirven acompañadas de una copa de Prosecco, el vino blanco de la región del Véneto, y, sobre todo, de un típico spritz, elaborado con agua con gas, vino espumoso, aperol y una rodaja de naranja. El mercado del pescado junto al Rialto o cicchetterias como Cantina dos Pade (cantinadospade.com) o la Osteria Al Portego (osteriaalportego.org) son buena elección.
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