Una ruta llena de misterio por Bulgaria

Bulgaria sigue siendo una tierra de incógnitas y de misterios, y el de la civilización tracia es uno de ellos. Siguiendo su rastro trazamos un recorrido que lleva desde Melnik, la tierra de Espartaco, hasta Nessebar, a orillas del Mar Negro. En el camino vamos a ir descubriendo monasterios y hallazgos arqueológicos que se cuentan por miles.

por Isaac Martín

Muchos son los enigmas que envuelven este territorio de Bulgaria donde hace 5.000 años se asentaban los tracios, una de las civilizaciones más apasionantes que ha dejado la historia. Aunque sus vestigios no han sido fáciles de rastrear, adentrarse en el Valle de los Reyes tracios por el centro del país permite observar algunos de sus asentamientos más importantes.

Sofía, la capital búlgara, es un excelente punto de partida para poner rumbo al sur en dirección Melnik, la tierra de Espartaco y de la tribu tracia Medi. Tras atravesar las montañas Rila, donde abundan los ríos, lagos y reservas de fauna y flora, se llega a este pueblo con encanto, en el que, además de seguir la huella tracia, hay que disfrutar de una cata de vinos y visitar su monasterio de Rhozen, icono de la resistencia búlgara.

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También lo es el más afamado de Rila, del siglo X y Patrimonio de la Humanidad, ubicado en un emplazamiento espectacular, el profundo valle del río Rilski. Y junto a ellos, los monasterios de Dryanovo y Preobrazhenski, ya en los dominios de Veliko Tarnovo, o de Bachkovo, en la cordillera Ródope.

A la ciudad de Plovdiv, atrapada entre colinas, hay que dirigirse por carreteras de montaña para alcanzar Nebet Tepe, la colina de las Oraciones, uno de los asentamientos tracios más destacados de Bulgaria, con orígenes allá en el 5.000 a.C. y del que en la actualidad solo quedan unas pocas ruinas.

La ruta continúa 50 kilómetros al norte, hacia el llamado bosque de Oriente de Oreshaka, en el que los arqueólogos llevan tiempo estudiando el conjunto de culto tracio de Chetinyova Moguila, situado a cuatro kilómetros del pueblo de Starosel. Es el mayor complejo real tracio con mausoleo que se ha encontrado hasta ahora, formado por seis templos y varias tumbas reales. Se puede visitar parcialmente, aunque se encuentra en permanente estado de excavación.

Muy cerca de Starosel, también es posible realizar una ruta a pie al complejo tracio del pico de Kozi Gramadi, descubierto en 2005, aunque aquí se tenga que echar más mano de la imaginación para recrear lo que llegó a ser este conjunto arquitectónico. 

Noventa kilómetros hacia el este, el itinerario lleva hasta la puerta del Valle de los Reyes Tracios, donde se encuentra la tumba de Kazanlak, uno de los monumentos más significativos de la cultura tracia en tierras búlgaras. Incluida en la lista del Patrimonio Mundial, debe su fama mundial a los extraordinarios murales de su pasillo y cámara abovedada, una de las obras mejor conservadas del antiguo arte mural de la época helenística temprana. Junto a la original está una copia a escala, que es la que hoy se visita.

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El Valle de los Reyes Tracios congrega la mayoría de templos y tumbas ubicados en los montículos de Golyama Arsenalka, Shushmanets, Helvetia, Grigones, Svetitsa, Ostrusha y Golyama Kosmatka. Y es a este último al que hay que poner rumbo para visitar la tumba del rey tracio Seuthes III. Situada a 12 kilómetros al norte de Kazanlak, junto a la ciudad de Shipka, en ella se halló la cabeza de la estatua de Seuthes junto a pertenencias y ofrendas para su vida de ultratumba.

En dirección a la costa, la próxima parada es la tumba de Sveshtari, también en la lista de la Unesco. Internarse en ella es un verdadero viaje en el tiempo. Posee un imponente tamaño y un soberbio altorrelieve con diez figuras femeninas esculpidas en las paredes que dejan atónito al más escéptico.

Más allá esperan las playas del Mar Negro, una opción de sol y relax cercana para rematar la ruta, pero que no dejan de lado su parte patrimonial, representada en la antigua ciudad de Nessebar –nacida del asentamiento tracio-griego Menebria–, una pequeña península al norte de Burgas unida al continente por un pequeño istmo y con un casco histórico Patrimonio Mundial de calles empedradas y mucho mucho encanto. VER GALERÍA


NO DEJES DE…

Acercarte a conocer las iglesias rupestres de Ivanovo, a una hora de la tumba tracia de Svechtari. También en la lista de la Unesco, se trata de un conjunto de celdas, capillas, iglesias y monasterios excavados en la roca y donde destacan frescos en gran estado de conservación y espectaculares balcones en voladizo, salientes sobre los acantilados del Parque Natural Rusenski Lom. Imprescindible los frescos de la capilla del Arcángel Miguel (la iglesia enterrada), los más representativos y valiosos del arte búlgaro medieval.

GUÍA PRÁCTICA

COMO LLEGAR

Bulgaria Air conecta en vuelo directo los principales aeropuertos españoles con Sofía. Desde la capital búlgara, lo mejor para seguir la ruta es en coche de alquiler. Hay que tener en cuenta que las carreteras, especialmente las del norte, presentan un estado de conservación mejorable. También existen excelentes combinaciones de transporte público entre las principales localidades: Sofía, Plovdiv, Veliko Tarnovo y las costeras Varna o Burgas, e incluso con pueblos y lugares de interés como el monasterio de Rila.

CUÁNDO IR

Los meses de mayo a septiembre presentan mejor climatología. Si se quiere ver el famoso valle de las Rosas en su máximo esplendor habrá que ir de mediados de mayo a mediados de junio; y para disfrutar de sol y playa, tanto julio como agosto ofrecen temperaturas ideales.

DÓNDE DORMIR

En Plovdiv, en el moderno Expo Hotel (expo-hotel.com), un pequeño alojamiento con una buena ubicación, y también en Landmark Hotel (landmarkhotel.bg), un cuatro estrellas en una zona tranquila con restaurante en el jardín, spa y piscina. En Varna, en la costa del Mar Negro, de lujo es el Meliá Grand Hermitage (melia.com). Y a pocos kilómetros, en Shkorpilovtsi, el Long Beach Resort, un resort a pie de playa a precios económicos ideal para ir con niños y que además cuenta con el mejor spa de esta costa. Para los que busquen una experiencia única, el Monasterio de Rila (rilamonastery.pmg-blg.com/noshtuvka_en.htm) permite estancias dentro del propio recinto.

DÓNDE COMER

La gastronomía búlgara tiene herencias claras de la cocina griega, turca e incluso árabe. Son famosas sus ensaladas, sopas calientes y frías o diversos platos tradicionales como la banitsa, un bollo preparado mediante diversas capas de huevos y trozos de sirene (queso búlgaro). Una recomendación para probarlos mientras se disfruta de las panorámicas es el restaurante del último piso del Minotel Rashev (Veliko Tarnovo), con la fortaleza de Tzarevets iluminada de fondo.

Y en Bulgaria, otro descubrimiento es la Capital Cultural Europea:

24 horas (o más) en Plovdiv, todo un descubrimiento en Bulgaria

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