VIERNES
El encuentro inevitable con el Danubio a lo largo de cuatro kilómetros y nueve puentes obliga de un modo hipnótico a acercarse hasta el famoso Puente de las Cadenas, protegido por leones de piedra, a contemplar las vistas. A un lado, la Buda aristocrática, con su castillo iluminado en lo alto. Al otro, la Pest comercial y grandilocuente se despliega entre boulevares concéntricos tras el inmenso Parlamento. Cada una le aporta su impronta a esta estampa austro húngara.
La mejor manera de aterrizar en la capital europea de las aguas termales exige aprovechar la tarifa reducida que ofrecen a última hora sus balnearios. Una hora en las instalaciones de estilo Secesión del Géllert repondrá del cansancio del viaje. Después, se impone un paseo por la elegante avenida Andrássy. Declarada Patrimonio de Humanidad, entre sus portales coronados con elaboradas cariátides y atlas se alternan escaparates de marcas de lujo y wine bars de estética neoyorquina hasta alcanzar a la animada Liszt Ferénc ter.
Esta placita circundada de cafés y locales de copas con terraza recibe su nombre de la Zeneakadémia, la sala de conciertos fundada por el compositor húngaro Franz Liszt. Se puede cenar en locales trendy como Menza (menzaetterem.hu), donde sirven una acertada comida internacional y después irse de copas por lugares de la zona como el clásico Café Vian (cafevian.com).
SÁBADO
Solo un minuto se tarda en subir en funicular a Buda. Mejor a primera hora para ver cómo Budapest se engrandece en la parte alta. Tras callejear entre sus mansiones renacentistas y barrocas hay que asomarse a las balconadas del Castillo. La panorámica del Bastión de los Pescadores casi eclipsa la iglesia de Matías, donde han sido coronados todos los reyes húngaros. A unos pasos está el café Ruszwurm (ruszwurm.hu), el más antiguo de Budapest.
Al pie de Buda, al otro lado del verdoso puente Liberty está el mercado de Nagycsarnol, el mejor lugar donde comprar productos gastronómicos típicos. Los más exquisitos tienen que llegar a la plaza Vörösmarty para entrar, si se ha reservado, claro, en el restaurante Onyx (onyxrestaurant.hu), dos estrellas Michelin. Casi puerta con puerta, no hay que despreciar las tentaciones del café Gerbeaud (Vörösmarty, 8), fundado en 1858. No es un mal plan recorrer otros históricos cafés, como el Café Angelika (Batthyany, 7) o el Muvész Kávéház (muveszkavehaz.hu). A ellos se suma el más nuevo Callas Café (callascafe.hu), con vistas al Teatro de la Ópera.
Para entrar en el museo más visitado de Budapest: la Casa del Terror no hay que andar mucho. Sus audiovisuales son tan explícitos que no es necesario entender húngaro. Como alternativa, se puede callejear hasta la basílica de San Esteban, consagrada al patrón de Hungría. En un lateral, un ascensor sube hasta la linterna, desde donde se domina el paisaje de Pest. A la salida, esperan los escaparates de la calle Sas y Dohány, muy de moda.
Para cenar, resulta obligado probar el clásico foie fresco con una copa de Tokaj Aszú, el sublime caldo de lágrima favorito de Luis XIV. En Kárpátia (karpatia.hu), fundado en 1877, lo sirven a la perfección.
Fuera del circuito, al lado del Vígszínház o Teatro de la Comedia, el Firkász kávéház-Étterem (firkasz.hu) garantiza una atmósfera relajada. Desde allí, la ciudad es segura para ir caminando delante de la Isla Margarita hasta algún local de copas cercano. En el barrio judío proliferan los edificios abandonados que reviven con música y arte rompedor, como Szimpla Kert (szimpla.hu).
DOMINGO
Los húngaros dedican este día a pasarlo en familia y al aire libre. Para imitarlos hay que dar un paseo por la plaza de los Héroes. Al lado del monumento que honra a las tribus llegadas desde la cuenca de los Cárpatos se puede decidir si se entra a ver la mayor pinacoteca del país –el Szépművészeti o Museo de Bellas Artes- o si se sigue hasta el gran parque urbano: Városliget. En su kilómetro cuadrado de extensión concentra visitas dispares, como el Zoo, el parque de atracciones o Vidan Park –con su montaña rusa de madera– y el castillo de Vajdahunyad. En domingo también se instala el mercadillo de Bolha Piac, con puestos ambulantes de comida y cachivaches.
Como plan alternativo, en la parte alta del Danubio, se puede visitar la colección de arte moderno del Ludwig Museum, dentro del Müpa, el icono de la Budapest de vanguardia.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
El aeropuerto de Ferihegy de Budapest recibe vuelos directos desde Madrid y Barcelona. El trayecto directo dura unas tres horas.
CÓMO MOVERSE
La tarjeta turística Budapest Card (budapestinfo.hu/budapest-card) es perfecta para visitas intensas. Para un tour urbano diferente, el anfibio Riverride (riverride.hu). También es buena opción contratar uno en bicicleta.
DÓNDE DORMIR
En los clásicos de Budapest, como el hipnótico Four Seasons Budapest (fourseasons.com/budapest) o el New York Boscolo (dahotels.com), prometen una experiencia imperial. Más asequibles, el Iberostar Grand Hotel Budapest (ibserostar.com) o los modernos Soho Boutique Hotel (sohoboutiquehotel.com) y Lánchíd 19 (lanchid19hotel.hu), que cambia de color. También el NH Budapest City (nh-hotels.com).
DÓNDE COMER
El DiVino Borbar (divinoborbar.hu) se suma a los wine bars de la zona de la Basílica. Bagolyvar Ettérem (bagolyvar.com) resulta el summun de la cocina tradicional.
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