Luces, fiesta, universo gastro... algo está pasando ahora en Lyon

Llega diciembre y con él la Navidad, una de las épocas del año más acertadas para visitar la que es una de las ciudades más hermosas de toda Francia. La capital de la región de Ródano-Alpes se viste de fiesta como solo ella sabe: a lo grande, engalanando sus calles, monumentos y plazas con luces y música. Una excusa perfecta para hacer las maletas y lanzarnos a conocer este rincón galo repleto de sorpresas.

por CRISTINA FERNÁNDEZ

Cuna de la nouvelle cuisine, Lyon, la que fuera capital de la todopoderosa Galia romana y segunda urbe más grande de Francia, es además la ciudad del desaparecido Paul Bocuse. Los hermanos Lumiére rodaron aquí las primeras imágenes del cine en 1895. En ella nació también el mítico Antoine de Saint Exupéry y su obra más aclamada, El Principito. Está claro: a Lyon no le faltan razones para ser un destino de obligada visita. Pero si además lo hacemos envueltos en el ambiente más navideño, apaga y vámonos. 

¿Y cuál puede ser el mejor comienzo para empezar a conocer esta hermosa ciudad del centro-oeste francés? Lo tenemos claro: su gastronomía, con la que deleitarnos desde el mismo momento en el que abrimos los ojos y nuestro estómago clama por algo con lo que saciarse. 

En el corazón de la ciudad, el Vieux Lyon, además de historias y rincones secretos se encuentran algunas de las boulangeries más coquetas de la ciudad. Nos decantamos por uno de los establecimientos de François Pralus (chocolats-pralus.com/), maestro chocolatero y repostero, y sus famosísimas praluline, unos exquisitos brioche elaborados con almendras de rosas. 

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Ya satisfecho nuestro lado más foodie, no será mala idea recorrer las pintorescas calles del casco antiguo en busca de sus misteriosos traboules, pasadizos secretos que conectan diferentes calles entre sí a través de históricos edificios. Creados en su origen para que los lioneses pudieran llegar hasta el río, de donde tomaban el agua, sin dar grandes rodeos, posteriormente fueron utilizados por los trabajadores de la seda, llamados canuts, para transportar sus pesadas cargas hasta el barrio de Croix Rousse, donde se encontraban los comerciantes. Hoy día, sin embargo, constituyen uno de los mayores atractivos de Lyon, aunque encontrarlos sea tarea harta complicada. Existen hasta 40 abiertos al público.

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Uno de los monumentos más emblemáticos y que más protagonismo posee en la ciudad es la imponente basílica de Notre-Dame de Fourvière. Coronando una de las dos colinas que protegen la ciudad y visible desde casi cualquier punto de la misma, al caer la noche es iluminada concentrando todas las miradas. 

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Habrá que tirar de piernas y hacer el esfuerzo de subir una serie de empinadas escalinatas hasta alcanzar nuestro destino. No hay de qué preocuparse, una vez arriba obtendremos un merecido premio: las vistas desde el mirador de Fourvière harán que sea complicado no caer rendido a los pies de Lyon. Una visita al interior tampoco estará de más. Esta joya arquitectónica de elementos bizantinos y renacentistas recibe al año alrededor de dos millones de visitantes.

Además de dos colinas, también dos ríos diseñan la orografía de la ciudad. Cruzamos uno de ellos, el Saona, y nos adentramos en el barrio de Presqu´île

Entre majestuosos edificios que nos hacen retroceder en el tiempo algún que otro siglo, no será difícil que nos topemos con rincones únicos de la ciudad como la hermosa place des Celestins, la majestuosa catedral de Saint Jean o el histórico Museo de la Imprenta. Como dato curioso: fue en Lyon donde se imprimió el primer libro en lengua francesa. 

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Aquí, un alto en el camino: si lo que nos apetece es embriagarnos del espíritu navideño lionés, nada como caminar unos minutos algo más hacia el sur hasta alcanzar la Place Carnot: allí se encuentra el mercado más emblemático y hermoso de toda la ciudad. Hasta 150 puestos se reparten el espacio ofreciendo delicias gastronómicas como vino caliente, turrones, dulces típicos franceses, además de todo tipo de elementos decorativos para celebrar esta época del año. 

Antes de continuar, un detalle: si buscamos llevarnos algún souvenir artesanal de vuelta a casa, este será el lugar ideal: aquí encontraremos a artesanos elaborando piezas del belén que son una auténtica maravilla. 

De repente, la imponente plaza Bellecour, una de las más grandes de toda Europa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, aparece ante nosotros. En ella, una noria permanente nos invita a descubrir, una vez más, Lyon desde las alturas. Pero si lo que queremos es mantener los pies en la tierra, nada como echar un ojo a los escaparates de las principales avenidas comerciales. Ya sea en la de Víctor Hugo o en la de República, seguro encontraremos algo que llevarnos de vuelta a casa.

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La historia vuelve a presentarse en forma de monumento. Y es que, ¿acaso Lyon no es un auténtico museo al aire libre? Solo nos hace falta poner un pie en el antiguo teatro romano, aquel que concentró la vida pública en la época imperial, para confirmarlo. Lo mejor de todo es que, a pesar de lo llovido desde entonces, se conserva en óptimas condiciones e incluso continúa utilizándose para festivales varios. ¿Por ejemplo? El de Les Nuits de Fourviere, que cada verano acoge actuaciones de música, danza y teatro. Una visita al vecino Museo Galo-Romano completará toda la información que necesitemos. 

Para hacer un alto en el camino y recobrar energías, nada como visitar uno de los tradicionales bouchons lioneses. ¡Que para algo nos encontramos en la capital gastronómica de Francia! Nos decantamos por Daniel et Denise (danieletdenise.fr) del chef Joseph Viola

De sus tres acogedores locales repartidos por Lyon, nos acercamos hasta el del barrio de la Croix Rousse, en el 8 de la rue Cuire. En una mesa vestida con mantel a cuadros rojos y blancos y en el más íntimo de los ambientes, nos aventuramos a probar platos tan exquisitos como los típicos quenelles –pasta elaborada a partir de sémola de trigo, mantequilla, huevo y leche rellena de carne o, en este caso, pescado- o su archiconocido pastel de foie gras de pato. Una experiencia gastronómica única.

El arte, en cualquiera de sus vertientes, es una constante en Lyon. Ya sea sobre el plato, en cualquiera de sus múltiples museos, en sus festivales o, directamente, en sus calles: hasta 150 murales decoran las fachadas de sus edificios en una iniciativa que lleva desarrollándose desde 1970. El Mur des Canuts, uno de los más conocidos, da vida a 1200 metros cuadrados de mural en el barrio de Croix Rousse –en cuya plaza principal, además, se ubica otro pequeño mercado de Navidad con alrededor de 30 puestos–. El archiconocido chef Paul Bocuse es el protagonista, sin embargo, de La fresque das Lyonnais. Auténticas obras de arte llevadas a cabo sobre el mejor lienzo que podían encontrar: el de la propia ciudad. 

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Hablando de arte, no podíamos olvidar a otros grandes protagonistas de la historia cultural lionesa. Cruzamos el Ródano para adentrarnos en las calles del barrio de Monplaisir hasta el Instituto Lumiére (institut-lumiere.org). Aunque parezca increíble, aquí se ubicó el edificio en la que los hermanos rodaron La salida de los obreros de la fábrica, las primeras imágenes del cine. En el mismo recinto se levanta la casa de 1900 en la que residió la familia y en la que se conservan, a modo de museo, todo tipo de inventos creados por los hermanos relacionados con el séptimo arte. 

Para terminar con la experiencia lionesa a lo grande, una nueva parada gastronómica. Para la cena apuntamos alto, tanto alto como las estrellas. En el 29 de la rue du Boeuf nos espera el restaurante de Jerémy Galván (jeremygalvanrestaurant.com), que ostenta una Estrella Michelin desde este 2018. Lo difícil, llegados a este punto, será decidirse por uno de sus tres menús degustación, cuyos precios varían según el número de platos y si incluye o no maridaje. Elijamos lo que elijamos, la velada será una de esas experiencias únicas que rememorar para siempre. Un festival para los sentidos perfecto para completar nuestro viaje. 

CÓMO IR

Easyjet e Iberia cuentan con vuelos directos a la ciudad francesa desde Madrid y Barcelona. Desde la Ciudad Condal también opera la aerolínea Vueling. 

DÓNDE DORMIR

El Hotel MOB (mobhotel.com/lyon_en/), ubicado en el corazón de Lyon, no es solo un alojamiento de lujo a buen precio. Es también, sin lugar a dudas, el lugar perfecto para todos aquellos viajeros que buscan sentirse como en casa cuando visitan otras ciudades. Destacan la tranquilidad y el relax que se respiran en él, además del original diseño y la creatividad en sus diferentes espacios. Cuenta además con un restaurante en el que el producto 100% orgánico y local es la base de sus propuestas.

Para los más independientes, otra opción es dormir en el Mon Hotel Particulier (mon-hotel-particulier-lyon.com), un coqueto y céntrico Bed & Breakfast compuesto por varios apartamentos boutique situados en pleno casco histórico de Lyon. Vicente y Jean Luc, grandes enamorados de la ciudad, fueron los responsables de crear este universo mágico en el que la elegancia es la línea fundamental. Ubicados en algunos de los edificios más emblemáticos, aseguran un descanso y una estancia de ensueño a solo dos minutos de iconos turísticos tan importantes como la Basílica de Fourviére o la catedral de Saint-Jean. 

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