Charlottenburg: un barrio 'trendy' en el oeste de Berlín

Algo se cuece en el occidente de la capital germana: una vibrante escena cultural y una nueva factura arquitectónica con las últimas tendencias urbanitas. La ciudad que es un continuo renacer de manifestaciones de arte en espacios antes enmohecidos, también ha sabido reinventar un barrio olvidado. Hoy todos miran a este lado del Upper West.

por NOELIA FERREIRO

A la apisonadora de la gentrificación en el oriente de Berlín debemos el renacer del adormecido occidente, una zona hasta hace poco apartada de la efervescencia alternativa, relegada a residencia de la clase alta, caracterizada por un ambiente tranquilo y familiar. De un tiempo a esta parte, el panorama ha dado un giro radical y los vientos de la modernidad ahora soplan hacia el otro lado. 

Hoy el Upper West es la quintaesencia de esa vena creativa, audaz y devoradora de cultura que distingue a la capital alemana. La nueva efigie del latido vanguardista en una ciudad demasiado acostumbrada a reciclarse a sí misma. Porque el distrito que un día fuera el epicentro cultural con sus teatros, cabarés y cafés literarios, el mismo que vio gestarse el esplendor de los dorados años veinte para sucumbir después a la barbarie de la guerra, vuelve a estar hoy en el punto de mira. 

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Hablamos de Charlottenburg, el centro del ex oeste, uno de los barrios más acomodados de la ciudad, que ha sabido absorber las tendencias urbanitas para sacudirse su imagen estirada. Hogar de académicos, periodistas e intelectuales, lo suyo es el ocio sofisticado: las compras con estilo, los paseos por jardines palaciegos, los restaurantes refinados. Casi 30 años después de la caída del Muro, la metamorfosis de este distrito aristocrático ha conquistado a los berlineses. 

SHOPPING LEGENDARIO

En el Upper West encontramos la inconfundible silueta de la Gedächtniskirche o Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm. Un templo neorrománico que exhibe las cicatrices de las bombas puesto que se decidió dejar tal cual, magullado y ennegrecido, para mostrar el absurdo al que puede llegar el ser humano. Es también el punto que marca el comienzo de una de arterias principales de Berlín: la famosa Kurfürsterdamm, coloquialmente conocida como Ku’damm, que junto a Tauentzienstraße conforma una alborotada área de tiendas. 

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Justo aquí se erige el legendario KaDeWe (kadewe.de/en/) abreviatura para Kaufhaus des Westens, que significa ‘centro comercial del oeste’. Una suerte de Harrods berlinés con un portero con sombrero de copa. Aquí se encuentra todo lo que se desea, pero no hay que dejar de asistir en la sexta planta al más sorprendente despliegue gourmet: más de 30 stands de especialidades culinarias de todo el mundo conforman un restaurante para mil personas que se jacta de ser el más grande de la ciudad. 

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El KaDeWe no es el único mall del lugar. Cerca se erige Bikini (bikiniberlin.de), el preferido de los hípsters. Hay tiendas, por supuesto, pero también galerías, boxes donde artistas emergentes presentan sus colecciones, locales de productos orgánicos, cafés con encanto y espacios pop-up claramente instagrameables. Todo lo contrario del clásico entre los clásicos de las compras del barrio: Harry Lehman Parfums (Kantstraße 106), un laboratorio de fragancias vintage que data de 1926. Cuentan que a Marlene Dietrich le entusiasmaba. 

CON MUCHO ESTILO

Adaptado a los nuevos tiempos está también el alojamiento en Charlottenburg, que ha entendido al fin que el diseño, el confort y la tecnología no están reñidos con los precios competitivos. Para eso está Motel One (motel-one.com) que, desde su apertura hace poco más de un año, es ya todo un referente de esta parte oeste de la ciudad. A medio camino de la sofisticación y la sencillez, su concepto de hospedaje elimina algunos aspectos del hotel convencional (spa, restaurante, mini-bar…) a cambio de mimo en los servicios y una tarifa imbatible. Además, su rooftop llamado One Lounge y abierto al público en general, ofrece vistas maravillosas y un ambiente de lo más trendy.

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El mismo que se respira en los múltiples restaurantes que salpican el barrio, donde toparse con los más variados fogones. Por ejemplo, Grace (grace-berlin.com), sumun de la elegancia, por el que se han dejado ver celebrities de la talla de Brad Pitt, Bruce Willis y Sienna Miller. También Schwarzes Café (schwarzescafe-berlin.de), ideal para noctámbulos hambrientos, o Panama (oh-panama.com/en/welcome) para amantes de lo healthy

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MOVER EL ESQUELETO

Si, de día, la nota verde la pone el Jardín Zoológico (Zoologischer Garten) y el parque Tiergarten (el más grande de Berlín con 210 hectáreas entre el asfalto), de noche el distrito se suelta la melena en clubs donde deleitarse con distintos géneros. Está, claro, la oferta electrónica en locales como Puro (puroberlin.de) o la propuesta algo más pija de Pearl (thepearl-berlin.de). Pero son el jazz, el funk y el soul los que se llevan la palma en este barrio. Para sus incondicionales han sido ideados dos templos míticos: The Hat Jazz Bar (thehatbar.de) y Quasimodo Jazz Club (quasimodo.de), que son de lo mejorcito de Berlín en su especie. 

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