Mil tentaciones en la costa vasca, entre Bermeo y Gaztelugatxe

El viaje en barco entre ambos puertos pesqueros está lleno de alicientes para los que aman navegar, desde los acantilados y las playas de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, paraíso de aves y surfistas, a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, la Rocadragón de Juego de tronos, o la posibilidad de avistar cetáceos. 

por ANDRÉS CAMPOS

Quien tuvo, retuvo. Bermeo, que fue la capital de Bizkaia hasta 1602 y su puerto más importante, sigue enviando sus barcos a pescar a lejanos mares y conservando un gran ambiente marinero. Para el curioso de todo lo relacionado con el mar, Bermeo es una mina, un caladero: hay un museo del Pescador (ubicado en la torre de Ercilla), una fiel reproducción de un ballenero del siglo XVII (aitaguria.bermeo.org), varias fábricas de conservas de bonito, atún, anchoa, boquerón, sardina, aguja, pulpo, huevas de erizo e incluso pescado kosher que admiten visitas (como Zallo (zallo.com) y Arroyabe (arroyabe.es) y, lo mejor de todo, un barco que realiza excursiones por la desembocadura de la ría de Urdaibai, reserva de la biosfera y joya de la costa vasca.

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El Hegaluze Barria, que así se llama el barco, zarpa por la mañana de Bermeo con rumbo este-noreste, hacia la isla de Ízaro, un peñasco de 675 por 150 metros situado en el centro de la desembocadura, donde los franciscanos fundaron un convento en 1422 y hoy pululan infinidad de gaviotas patiamarillas, además de paíños y garcetas comunes. En 1594 el pirata Francis Drake destruyó el cenobio, que languideció hasta ser definitivamente abandonado en 1719. Ahora no se permite ni acampar, para no molestar a las aves. De hecho, casi el único día que la isla recibe visitas es el 22 de julio, cuando se acercan en son de fiesta vecinos de Bermeo, Mundaka y Elantxobe, pueblos que en su día se disputaron su posesión. 

Tras rodear la isla de Ízaro por el norte, el barco enfila hacia el cabo Ogoño dejando a estribor la playa salvaje de Laga, muy apreciada por los surfistas y por los bañistas. Aquí la velocidad se reduce para que el pasaje pueda admirar las cuevas que las olas han esculpido al pie de estos acantilados calcáreos de más de 200 metros de altura.

Nada más doblar el cabo aparece Elantxobe, un pueblo de pescadores de poco más de 300 almas plantado en una ladera tan empinada que hay edificios con portal en la planta baja y en el cuarto piso, y a los autobuses no les queda otro remedio que dar la vuelta usando una plataforma giratoria. A la entrada del puerto, sobre el pretil, se exhibe una piedra de 301 kilos que una ola llevó en volandas hasta el pueblo durante una tempestad en 1990. Así se las gasta aquí el mar.

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El regreso a Bermeo se efectúa rodeando la isla de Ízaro por el sur, para visitar, con permiso de la marea, el coqueto puerto de Mundaka. Por este camino se ve la playa de Laida, que es la más extensa de Urdaibai, de más de 800 metros de longitud. Y también se ve la espalda de los surfistas que cabalgan la famosa ola de Mundaka, la más larga de cuantas rompen hacia la izquierda en Europa, con 400 metros de recorrido.

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Si después de navegar por la desembocadura de la ría hay ganas de más se puede ir por la tarde en el mismo barco a Gaztelugatxe, un islote unido a la costa mediante un sinuoso puente de piedra, que siempre fue uno de los lugares más famosos e instagrameados del País Vasco, pero desde que apareció como Rocadragón en la séptima temporada de Juego de tronos ya es el summum. De esta forma se ahorra la larga caminata que hay por tierra (incluidos los 231 escalones que llevan hasta la ermita de San Juan, en su cima) y veremos perspectivas inéditas del mismo, así como del cercano peñón de Akatz y del cabo Matxitxako, el punto más septentrional de Bizkaia. En cambio, al no haber dónde desembarcar en Gaztelugatxe, no se podrá tocar tres veces la campana de la ermita y pedir un deseo, como hacen los que van a pie. Todo no puede ser. 

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Otra ruta en barco desde Bermeo que no hay que perderse es la que organiza los sábados el centro de educación ambiental Ekoetxea Urdaibai (ekoetxea.eus), cuya espléndida sede, la Torre Madariaga, en la cercana localidad de Busturia, también es visita obligada. En vez de navegar por la costa, viendo peñascos y gaviotas, el barco se adentra ocho millas en el mar, hasta el límite de la plataforma continental, para avistar delfines (comunes, mulares y listados), zifios de Cuvier y ballenas piloto. Mucho ha cambiado todo desde que se daba caza en estas aguas a los gigantes de los mares. El vigía es ahora un biólogo marino que otea el horizonte con prismáticos y el arpón ha sido sustituido por el inofensivo hidrófono, para que, además de ver, se pueda oír a los cetáceos.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

Bermeo, puerto de partida de las rutas en barco por Urdaibai y su entorno, está a 34 kilómetros de Bilbao, desde donde se llega en media hora por la carretera BI-631. También se puede ir en tren (euskotren.eus). Se tarda más (una hora y cuarto), pero vale la pena por las vistas que se disfrutan bordeando la ría entre Gernika y Bermeo. 

Recorridos en barco

Se realizan entre los meses de abril y octubre, ambos inclusive. Tanto la ruta de Bermeo a Elantxobe como la de Gaztelugatxe tienen una duración de una hora y cuestan 12 € (hegaluze.com). La primera suele partir a las 12.00 y la segunda a las 18.00. La ruta de avistamiento de cetáceos dura cuatro horas y media y cuesta 40 €. Se efectúa con un guía de la sociedad Ambar (ambarelkartea.org), dedicada al estudio y la conservación de la fauna marina, y la organiza Ekoetxea Urdaibai (ekoetxea.eus). 

Dónde dormir

En Bermeo, en Atxurra (hotelatxurra.com), un ecohotel cerca de la cima del monte Sollube, con vistas al mar, y en Lurdeia (lurdeia.com), una encantadora casa desde la que se domina buena parte de Urdaibai, distinguida con numerosos premios. Otras dos buenas opciones en Gautegiz Arteaga son: Txopebenta (casaruraltxopebenta.com); el primer agroturismo del País Vasco, que sigue conservando la ilusión y los precios de los comienzos; y Castillo de Arteaga (castillodearteaga.com), una pequeña fortaleza neogótica que hoy es el único hotel de País Vasco miembro de Relais & Châteaux. 

Dónde comer

En el restaurante familia Almiketxu (almiketxu.com) de Bermeo, un caserío de 1850 con jardín y vistas al mar, donde se bordan los pescados a la brasa. También en Bermeo, en Cannon (restaurantecannon.com), en el que probar excelentes txuletones a la brasa y pescados del día, aunque lo mejor, sin duda, es la vista desde las alturas del monte Sollube. En Mundaka, en Portuondo (restauranteportuondo.com) y en Ibarrangelu, en Atxarre (atxarre.net), una taberna con vistas a la playa de Laida, donde sirven pintxos y bocadillos dignos de estrella Michelin.