EN LA PLAZA SAN MARCOS
Por el salón más bello de Europa, como llamaba Napoleón a la gran plaza de Venecia, hay que pasar a hacerse las fotos más típicas de día y también de noche, cuando resulta más evocadora, si cabe y menos concurrida. Una ante la icónica basílica de San Marco, adornada de cúpulas y mosaicos; otra delante del Palazzo Ducale o el Campanile / © Shutterstock
EN EL PUENTE DE LOS SUSPIROS
Este archifotografiado puente une el Palazzo Ducale, la residencia de los doges que gobernaron la Serenissima República de Venezia con los calaborzos de I Piombi, cuyo más ilustre huésped fue el mismísimo Casanova / © Shutterstock
EN EL VAPORETTO POR EL GRAN CANAL
Indescriptible la impresión de surcar por primera vez en el vaporetto nº1 las aguas del más ancho de los canales venecianos, flanqueado de iglesias y espléndidos palazzosde todos los estilos a lo largo de sus cuatro kilómetros en zig zag. Así que, como requiere la ocasión, el momento tiene que quedar retratado.
EN EL PUENTE RIALTO
El más antiguo y monumental de los puentes que atraviesan el Gran Canal tiene una foto obligada. Tanto como un paseo por sus inmediaciones, donde puedes visitar un mercado lleno de color, tomar unas tapas o cicchettien tabernas centenarias o admirar las vistas sobre los embarcaderos de góndolas.
EN LO ALTO DEL CAMPANILE
Exento a la basílica de San Marcos está su campanario, en una esquina de la gran plaza veneciana. Un prisma de ladrillo de casi cien metros de altura a cuyas alturas se puede subir para contemplar la panorámica y, de paso, tomar algunas instantáneas / © Shutterstock
EN LA TERRAZA DEL HISTÓRICO CAFÉ FLORIAN
Otro de los imprescindibles que no hay que perderse en la plaza de San Marcos es la de sentarse en uno de sus dos cafés históricos: Florian (en la imagen) o Quadri, situados bajo los soportales de esta, y posar para la posteridad. Un café con estas vistas no tiene comparación / © Shutterstock
EN SANTA MARIA DELLA SALUTE
Después de sortear un bucólico entramado de callejuelas, puentes, palacios e iglesias por el barrio de Dorsoduro se llega a una de las postales más conocidas de Venecia, la que tiene como protagonista a la basílica de Santa Maria della Salutte. El templo de planta octogonal que fue levantado en 1631 para celebrar el fin de la peste ocupa un estremo que se alza cerca de la Punta della Dogana (Punta de la Aduna) y desde ella se llega hasta el Museo Guggenheim a las colecciones de arte de las Gallerie dell’Accademia.
EN EL CAMPO SANTA MARGHERITA
En esta gran plaza llena de vida y de jóvenes universitarios tienes que recalar bajo la sombra de sus álamos para sentarte en una de sus terrazas cuando el tiempo acompaña. Puedes cenar a buen precio en un entorno no excesivamente turístico, tomar luego una copa y acabar emprendiendo un delicioso paseo nocturno por el barrio de Santa Croce y el también aledaño de San Polo / © Shutterstock
EN LA ISLA DE LA GIUDECCA
A tiro de piedra de San Marcos queda esta bellísima y muy monumental isla, perfecta para escapar unas horas del bullicio turístico. En realidad, no es una sola, sino un conjunto de ocho islotes en los que en otro tiempo veraneaba la nobleza y tuvo su residencia Miguel Ángel. Hoy en este remanso de paz hay que admirar la iglesia del Santísimo Redentory, sobre todo, la privilegiada vista que desde su orilla se admira del paisaje veneciano.