Los Ángeles (o simplemente L.A.) es una ciudad dinámica y multicultural que irradia espíritu de aventura. Y sus casi cuatro millones de habitantes se reparten en distritos aparentemente inconexos pero conectados por autopistas que constantemente se renuevan y marcan tendencias.
El benigno clima californiano anima al viaje en cualquier época del año, pero hay que reconocer que los que viajan a la segunda ciudad más apetecida de Estados Unidos no van buscando sol y playa, sino que van a ver qué hay en sus playas. Malibú, Hermosa, Redondo, Matador, Venice Beach o Santa Mónica son nombres que nos resultan familiares por su fonética española y porque las hemos visto en muchas películas. Así que la visita a alguna de ellas es ineludible.
El delirio por el culto al cuerpo sigue protagonizando el paisaje mañanero de las playas, y aunque la moda de la musculación al aire libre empezó a finales del siglo pasado, sigue en auge. La playa por excelencia para ver musculitos es Venice Beach, pero al ponerse el sol mejor refugiarse en el hotel. Sin embargo, Santa Mónica sigue siendo uno de los lugares más fascinantes para pasear también a la hora del ocaso. Lo in este año es tomarse una copa en los bares que ofrecen un pasado ‘interesante’, como el Big Dean’s Oceanfront Café (bigdeansoceanfrontcafe.com), que, con más de un siglo de historia, parece que haya abierto ayer; o la terraza con vistas del Blue Plate Oysterette (blueplateoysterette.com), donde lo normal es pedir unas ostras Rockefeller, que allí las sirven con bechamel y acompañadas por varias salsas (pesto, chimichurri, ginger relish o tabasco). También en el muelle de Santa Mónica (santamonicapier.org) todos los jueves de este verano (hasta septiembre) grupos de música locales y talentos emergentes ofrecen conciertos gratuitos. Se puede comprar la cena en los food trucks aparcados junto a la playa, y disfrutar de la puesta de sol mientras suena la música y las olas rompen en la distancia. En L.A. Weekly (laweekly.com/concerts) puede consultarse la programación.
Siguiendo con la moda retro-vintage, locales que cerraron y abrieron varias veces han vuelto a la noche angelina, como el mítico Big Bar (yelp.es/biz/big-bar-los-angeles), en el barrio de Los Feliz, un ejemplo de local pequeño (quizá no quepan más de 20 personas) ¡pero grande en bebidas! Tiene un patio al aire libre donde proyectan clásicos del cine acompañados por cócteles ad hoc… como Everybody in the Canoe.
Otro bar, con mesa de billar incluida es The Golden Gopher (213hospitality.com/goldengopher), situado en pleno downtown y abierto por primera vez en 1905. A su lado se encuentra The King Eddy (kingeddyla.com), el antro que frecuentaba Charles Bukowski (allá por los fifties) que ahora luce bombillas de colores.
Naturalmente, el tema polinésico nunca está out; y la coctelería estilo tiki nunca pasa de moda. Bares como el Tiki-Ti (tiki-ti.com), en Sunset Blvd; o el VenTiki Lounge (ventikilounge.com), en Ventura Beach, siguen ofreciendo clásicos maitais y su surfera atmósfera de siempre. Incombustible look tiki, sobre todo este año con el retorno de las camisas hawaianas.
En otro contexto, hay que destacar el primer Eataly de la Costa Oeste americana. Inaugurado en 2017 en el Westfield Century City (westfield.com/centurycity/eataly), el mismísimo corazón financiero la ciudad. Eataly es la franquicia de productos italianos delicatessen que triunfa en el todo el mundo (menos en España, donde nadie puede vender un jamón mejor que nuestra ‘cosa nostra’).
A juzgar por la cantidad de artistas plásticos que se han mudado y algunas importantes galerías de arte establecidas en los dos últimos años, en estos momentos se puede considerar a L.A. como el corazón cultural de Estados Unidos. No hay que perderse la visita al LACMA (lacma.org), el gran museo de arte contemporáneo con el que la ciudad planta cara a las grandes capitales mundiales del sector del arte moderno; y tampoco al MOCA (moca.org), el otro museo de ‘arte más rabioso’. Entre estos edificios se ve la catedral de alabastro proyectada por Rafael Moneo.
NOSTALGIA VIGENTE
No hay que olvidar que estamos en Hollywood, lugar de peregrinación para todo aquel que ama el cine, donde está el Paseo de la Fama pavimentado con las estrellas de mármol coral con los nombres de actores, cantantes y otros famosos. Pasear por el Hollywood Boulevard es recordar los nombres de los astros que más brillaron y también es el momento para descubrir las nuevas estrellas, como la de Bardem o la de Penélope Cruz. Y practicar el rito de comparar nuestras manos con las de los famosos hundidas en el cemento de las losas de la entrada al Grauman's Chinese Theatre (tclchinesetheatres.com).
Para cargar el disco duro de recuerdos inolvidables hay que deambular por Hollywood & Highland, donde unos gigantescos elefantes blancos de cartón piedra presiden el gran centro comercial (hollywoodandhighland.com) saturado de todo tipo de tiendas y restaurantes. Desde allí se divisa, a lo lejos, las letras del mítico cartel Hollywood. Es buena idea tomar un taxi y acercarse al cartel para hacernos el selfie más de cerca, y, de paso, ver las mansiones de los ricos y famosos encaramadas en la montaña.
Los Ángeles es nostálgica y visionaria a la vez. Es una ciudad joven y moderna, cambiante por momentos, pero que presume de sus antiguos clichés. Es un mito, un decorado de cine, y también real como la vida misma… Y donde puede que al doblar cualquier esquina aparezca el recuerdo de Marilyn. Eterna.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo ir
Varias líneas aéreas vuelan a Los Ángeles desde Madrid y Barcelona, y lo más recomendable es volar sin escalas. Iberia (iberia.com) tiene vuelos directos y diarios. También la lowcost Norwegian Airlines (norwegian.com) vuela desde 2017 desde Madrid sin escalas. Los precios varían en función de la anticipación con la que se programe el viaje.
Dónde dormir
Naturalmente en Los Ángeles hay hoteles para todo tipo de estrellas, pero conviene elegir bien porque en una ciudad desplegada en horizontal las distancias son muy largas.
De entre los hoteles de alto standing destacan el Beverly Wilshire Hotel (fourseasons.com/beverlywilshire). Bueno, bonito y caro. Un clásico de las celebrities. Toda una experiencia. También el mítico Beverly Hills Hotel (beverlyhillshotel.com), que nunca pasa de moda; y The Hollywood Roosevelt Hotel (hollywoodroosevelt.com), un hotel ideal para la gente que viene a pasarlo bien; ideal para hacerse la foto en el mismo trampolín donde Marilyn posara en sus mejores tiempos.
Además hay hoteles baratos (y aceptables) como los de la cadena Motel 6 (motel6.com), que tienen camas king size; existe uno en el corazón de Hollywood.
Dónde comer
La diversidad cultural de L.A. la ha convertido en uno de los pocos paraísos gastronómicos estadounidenses (junto a Nueva York). La generosidad de sus raciones es lo más significativo, y para comprobarlo nada mejor que empezar desayunando en el famoso Du-par's (du-pars.com), un clásico restaurant & bakery que sirve los mejores pancakes de la Costa Oeste ¡desde 1938!
La influencia de la comida mexicana y asiática está presente en toda la ciudad. Fantásticas las ‘margaritas’ de El Cholo (elcholo.com); y recomendable el exótico restaurante vietnamita Chao Krung (chaokrung.com), donde recalaban los periodistas venidos de la Guerra de Vietman, y que ahora decoran con sus fotos la pared de entrada junto a la diosa Nang Kwak. Nostálgico.
Los restaurantes selectos como Spago (wolfgangpuck.com/dining/spago), The Bistro Garden (bistrogarden.com), o Valentino (valentinosantamonica.com) siempre están de moda, ya que a veces se puede ver alguna estrella de carne y hueso en la mesa de al lado. Naturalmente son caros, pero todos tienen ese aire glamuroso que quizá busquemos al caer la noche. Imprescindible reservar mesa para cenar.
Más información
No se necesita visado, pero es imprescindible pasaporte electrónico vigente y la autorización ESTA que emite la Embajada de Estados Unidos en España (esta.es)