Los jardines más bellos de la Costa Brava

Hay muchas formas de descubrir este tramo del litoral catalán, pero ninguna tan original como hacerlo desde la fresca y multicolor estampa de sus célebres jardines. Una ruta enlaza tres de los más espectaculares, todos ellos con el Mediterráneo como telón de fondo.

por DAVID REVELLES

El naturalista e ilustre científico sueco Carl von Linneo (1707-1778), el Príncipe de los Botánicos, fue un soñador, un iluminado que logró traer al Viejo Mundo esas joyas naturales desde los confines del planeta, no solo por su interés científico, también por el mero placer de su contemplación. Lo que nunca imaginó Linneo fue que un retazo de su trabajo, de su pasión, echara raíces en el corazón de la Costa Brava de la mano de otros hombres y mujeres apasionados como él por la botánica. Eso es lo que representan tres tesoros en forma de jardín asomados al Mediterráneo: los Jardines de Cap Roig, en Palafrugell; los de Santa Clotilde, en Lloret, y el Jardín Botánico de Marimurtra, en Blanes. 

JARDINES DE CAP ROIG

Los primeros jardines del itinerario están situados en Palafrugell, en la comarca del Baix Empordà, y fueron el proyecto común de dos personajes, el coronel zarista Nikolái Woevowsky y la dama irlandesa Dorothy Wester-Paget, quienes vivieron aquí su particular historia de amor (y de exilio). En sus 17 hectáreas pespunteadas con mil especies botánicas procedentes de los lugares más recónditos del planeta también hay espacio para esculturas de reconocidos artistas nacionales e internacionales. 

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El castillo es el epicentro de todos los senderos, jalonados de buganvillas, cedros del Atlas, rosales y jazmines en los que siempre se tiene presente el centelleo marino en el horizonte. En este periplo hacia el edificio también aparecen rosas blancas –dedicadas al violoncelista Pau Casals- o cerezos. Deambular sin prisas por los parterres y terrazas es lo más parecido a hacerlo por un tratado de botánica donde las especies mediterráneas como los olivos, cipreses y pinos piñoneros conviven con naranjos, granados enanos o geranios de California. No faltan rincones deliciosos como el Mirador de la Lady, el favorito de la aristócrata, con una vista preciosa de la población marinera de Calella de Palafrugell. O la placita del té, un recoleto espacio donde la pareja tomaba el té mientras observaba el mar, rodeados de hortensias y, a lo lejos, el faro de Sant Sebastià. 

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UN PLUS:

En este escenario tiene lugar durante el verano el prestigioso Festival Jardins de Cap Roig (caproigfestival.com), una cita con la música para las noches estivales.

JARDINES DE SANTA CLOTILDE

Unos kilómetros al sur de Palafrugell, en la comarca de la Selva, espera otro delirio vegetal sobre el Mediterráneo: los jardines de Santa Clotilde, en Lloret de Mar. Encaramados en un acantilado, su diseño en 1919 a cargo del arquitecto Nicolau Maria Rubio, máximo exponente del paisajismo catalán, fue un intento de engarzar un clásico jardín del Renacimiento italiano en la costa ampurdanesa. El ensoñador de este jardín fue el marqués de Roviralta, quien encargó el diseño de unos jardines suaves a la par que austeros que bautizó con el nombre de su primera esposa, fallecida siendo joven. 

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Escalonados en terrazas superpuestas y senderos que se cruzan, las amplias vistas y la vegetación autóctona acompañan a cada paso. Un protagonismo vegetal compartido con otros dos elementos esenciales en estos jardines: las esculturas que aparecen en el recorrido -como el grupo de sirenas de bronce de la escultora Maria Llimona- y el agua, prisionera en estanques y fuentes. 

JARDÍN BOTÁNICO MARIMURTRA

El último eslabón en este recorrido tiene la población de Blanes como escenario y fundado en 1921 por el doctor Karl Faust, un apasionado de las ciencias naturales. Faust rastreó el litoral con el deseo, según él, de crear “una república de biólogos” donde sabios y estudiantes pudieran trabajar en medio de un “jardín de clima ideal y de paisaje helénico”. Lo logró a fuerza de ilusión y trabajo. Por algo paisajísticamente Marimurtra es uno de los jardines botánicos más interesantes paisajísticamente de Europa, un universo vegetal de cuatro hectáreas en las que más de 4.000 especies de los cinco continentes representan jardines de tipo subtropical, temperado y mediterráneo. 

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UN PLUS:

Durante el mes de agosto tienen lugar Les Nits de Marimurtra (marimurtra.cat), una experiencia singular que abarca una amplia oferta lúdica, cultural, gastronómica y musical, como un concierto en el icónico templete de Linneo con vistas a la primera cala de la Costa Brava, Sa Forcanera.  

GUÍA PRÁCTICA

Dónde dormir

En Llafranc, en El Far (hotelelfar.com), un alojamiento de altura encaramado sobre el acantilado de Romaboira, con unas vistas impagables desde sus nueve habitaciones. A eso hay que sumarle su deliciosa propuesta gastronómica. En San Feliu de Guíxols, en Alàbriga (Sant Feliu de Guíxols, hotelalabriga.com), un cinco estrellas GL inaugurado en 2017 situado en la preciosa playa de San Pol. Y buen elección también La Malcontenta (lamalcontentahotel.com), en Palamós, cuyo interiorismo rezuma el carácter de las villas clásicas del Mediterráneo

Dónde comer

En Tossa de Mar, en La Cuina de Can Simón (restaurantcansimon.com), situado en una antigua casa de pescadores y reconocido con una estrella Michelin. En Sant Feliu de Guíxols, en Terra (hotelalabriga.com), todo un templo gastronómico ineludible en la Costa Brava, bajo la batuta creativa del galardonado con cinco estrellas Michelin Paco Pérez. Y en el Hostal de la Gavina (lagavina.com) de S’Agaró. Célebre por ser un edificio histórico modernista abierto en 1924 y cuya propuesta de sabores es una mezcla de cuina casolana con un toque afrancesado.