Más al norte no se puede estar en España
En el mismo centro del mapa asturiano, entre el oriente y occidente, está el Cabo de Peñas, un saliente de tierra volcado al mar y azotado por los vientos que se levanta sobre acantilados imposibles. En torno a él trazamos un recorrido donde surgen faros, buenas playas, dunas, praderas con inesperados finales y pueblos marineros con mucho encanto.
A solo una veintena de kilómetros de Gijón aparece la primera villa marinera de este itinerario costero que atraviesa un paisaje entre el azul y el verde de lo más singular. Candás, Luanco, los faros de Cabo de Peñas y San Juan de Nieva y las playas de Verdicio y Riba de Pachón son algunas de las paradas de esta ruta asturiana.
CANDÁS
Es la capital del concejo de Carreño y merece un largo paseo y un vistazo desde abajo para ver el trajín de barcos de su puerto pesquero, pero también desde arriba, bien desde la cuesta de La Formiga, en el monte Fuxa, que lleva a la ermita de San Roque; bien desde el mirador del faro, después de ascender hasta la de San Antonio y contemplar las espectaculares vistas. Hay otros paseos para el recreo visual, como el que bordeando la playa de Candás –con la peña Furada como insignia, con su agujero horadado por la fuerza del mar– y la llamada de la Palmera, enlaza el paseo marítimo con Perlora, tan frecuentado por los lugareños. Y hasta uno más cultural, que es llegar a la joya románica de Santa María de Piedeloro.
LUANCO
A solo cinco kilómetros, Luanco ejerce de capital del concejo vecino, el de Gozón, una villa marinera que preside una amplia ensenada con buenas playas, el antiguo puerto que en el pasado rivalizó con Candás como plaza ballenera y mucha animación veraniega de terracitas, sidrerías y restaurantes donde se come una buena cocina marinera. Por su casco histórico, sobre todo por la calle de la Riba, va asomando su larga colección de edificios notables, entre los que destaca la torre del Reloj y la iglesia de Santa María –en una posición privilegiada, mirando al mar-, y también casas pintorescas como el palacio de los Menéndez de la Pola o la modernista casa Mori.
Un tiempo más detenido requiere el Museo Marítimo (museomaritimodeasturias.com), en la calle Gijón. Y más relajada, la senda costera que arranca en el paseo de la playa de La Ribera y conduce hasta Bañugues, cuatro kilómetros sin separar la vista del mar. Así se pueden recorrer no solo cuatro ¡hasta 42 kilómetros de costa! sin despeinarse, aunque esto, literalmente, solo sea un decir.
CABO DE PEÑAS
Por la senda costera, después de las playas de Llumeres y Viodo, o tomando la carretera GO-1, se alcanza el cabo de Peñas. Si cada lugar alardea de faro, el de este saliente de tierra no iba a ser menos. La Torre de Hércules de ser el más antiguo, el de Chipiona, el más alto, y el de Cabo de Peñas, el de más alcance. Hasta 35 millas llega a alumbrar el que en sus bajos acoge un centro de interpretación dedicado al medio marino del cabo. Asomándose a los escarpados acantilados que quedan a sus espaldas, lo que se siente es la fuerza y la belleza del mar. Más de cien metros de altura separan los ojos de las olas que baten con fuerza a los pies de los acantilados. Desde este auténtico observatorio del Cantábrico uno puede entretenerse contemplando los islotes de la Erbosa y El Sabín y el vuelo de las aves marinas que frecuentan el cabo mientras se camina por la senda que va descubriendo de manera didáctica los valores más importantes de este espacio natural.
FARO DE SAN JUAN DE NIEVA
Siguiendo la AS-238, el recorrido continúa por la costa occidental de Gozón hasta llegar al faro de San Juan de Nieva, algo más de 16 kilómetros que discurren por la senda costera del Cantábrico, uno de los tramos de ese otro sendero europeo de largo recorrido que es el GR-E9.
PLAYA DE VERDICIO
Sorteando acantilados se hilvanan un puñado de playas naturales y calas, como la de Verdicio –un interesante campo dunar bañado por un fuerte oleaje y escoltado por un anfiteatro de verdes prados– y después Riba de Pachón, hasta poner un pie en las dunas de Xagó, casi dos kilómetros de arenal donde los baños pueden ser peligrosos, pero con unas olas gigantes perfectas para el surf. Todo el recorrido puede ser realizado por una senda de tierra, bordeando los acantilados, que parte del faro de Peñas hasta el de San Juan de Nieva, en el borde de la ría de Avilés.
GUÍA PRÁCTICA
Dónde dormir
En La Llosa de Fombona (lallosadefombona.com), un hotel rural con encanto en Susacasa, Luanco, que ocupa una gran casona tradicional rodeada de prados y con coloridas habitaciones, todas diferentes, y cuidadas zonas comunes. Con la banda sonora natural del mar se descansa en Casa Maravilla (hotelmaravilla.es), un hotel-restaurante de solo seis habitaciones en Ferrero, Viodo. Y en Luanco, en La Plaza II (laplazahotel.net), un hotelito junto al puerto marítimo repartido en dos edificios, unas de corte clásico y el resto, contemporáneas y con todos los detalles.
Dónde comer
En Luanco, en Guernica (restauranteguernica.es), donde los mariscos y pescados de la zona y platos tradicionales de la cocina asturiana se degustan en un comedor con grandes cristaleras asomadas a la bahía de Luanco; y en La Playa (tel. 985 88 12 02), un moderno restaurante de cocina de mercado a pie de playa con divertidas y sofisticadas presentaciones. En verano su terraza es punto de encuentro también para degustar helados artesanales y cócteles. Buena elección son también El Tormentín (tel. 984 49 10 67), El Ancla (tel. 615 62 92 84) y Marino (tel. 985 88 02 86).