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Islas chiquititas de España, para tus excursiones por la costa

Tabarca, las Cíes, Cabrera, La Toja y otras islas en las que seguramente no habías reparado pero que son una excursión distinta para un verano en la costa.


Actualizado 10 de julio de 2018 - 14:27 CEST

AROUSA 

Las suaves calas de fina arena blanca y las kilométricas playas de la isla de Arousa compiten con las de las islas Cíes y son un buen comienzo para un recorrido por las Rías Baixas. En esta isla unida a la península por un puente de casi dos kilómetros que cruza la ría de Arousa, la más grande de Galicia, un montón de actividades para hacer: desde una ruta en barco recorriendo la isla para descubrir las artes de la pesca y vivir en primera persona una jornada de trabajo en el mar a practicar kitesurf, hacer una ruta en kayak o dar un paseo a lo largo del carril bici por la costa. 

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CABRERA

A solo media hora en barco desde el sur de Mallorca se encuentra esta pequeña isla de naturaleza generosa donde no hay hoteles –solo un refugio para pernoctar un máximo de dos noches–, tampoco restaurantes y no se puede bucear ni echar el ancla sin permiso. Todo, para no alterar el paisaje litoral mejor conservado de España, un archipiélago declarado Parque Nacional de poco más de 13 kilómetros cuadrados donde viven, igual que hace miles de años, más de 500 especies de plantas y 950 de animales marinos. Desde la colonia de Sant Jordi, en Mallorca, donde se encuentra el centro de visitantes, parten los barcos a Cabrera, una travesía que dura entre 30 y 45 minutos.

ISLAS CÍES

La excursión más recomendable desde Vigo es este archipiélago que forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas y se brinda para hacer senderismo por sus tres islas –Monteagudo o Norte, Isla del Medio o de Faro e Isla del Sur o San Martiño–, descubrir playas vírgenes, rodear en barco sus acantilados, practicar buceo y observar a la fauna marina. Al mismo parque nacional pertenecen las islas de Ons, Sálvora y Cortegada. 

COLUMBRETES

Apenas a dos horas del puerto de Castellón, despuntan los oscuros perfiles volcánicos de las islas más desconocidas del Mediterráneo: Grossa –la única en la que se puede desembarcar–, Ferrera, Foradada y Carallot. Su riqueza terrestre no logra ocultar el gran atractivo submarino que se esconde bajo sus aguas cristalinas, una reserva natural que es un paraíso para buceadores.

LA GRACIOSA

650 habitantes, 27 kilómetros cuadrados, dos barcos para cruzar desde Lanzarote y cero carreteras. Volcanes rojos, playas radiantes y aguas turquesas. Así es La Graciosa, la más desconocida de las Canarias: una isla de casas blancas y bicicletas, de águilas y tabaibas, de pescadores y unos pocos visitantes que se saben en el paraíso.

LA TOJA

La Toja es una isla aristocrática desde hace un siglo, y todo por los beneficios de sus aguas medicinales y su legendario hotel balneario, que convirtieron este pequeño archipiélago de apenas 1 km2 de superficie en icono del turismo de lujo en las Rías Baixas. Un puente decimonónico une la isla a O Grove, donde además del complejo termal, también se ubica una capilla recubierta de conchas de vieira, de las más singualares de Galicia.

MEDES

A una milla escasa de la playa de L'Estartit, los pequeños islotes del archipiélago de las islas Medes, que forman parte del Parque Natural del Montgrí, rompen la línea azul del horizonte en este tramo de la Costa Brava. Son siete pequeñas islas y algún que otro arrecife deshabitados que parecen unos desolados promotorios rocosos pero que mirados con gafas de bucear son un verdadero paraíso marino, el más valioso del Mediterráneo occidental, además de ornitológico.

SANCTI PETRI

A 2,5 millas de la costa gaditana de Chiclana se divisa el islote de Sancti Petri, al que solo se puede acceder por mar, en kayak o en embarcaciones de pequeño calado. Los griegos levantaron en el siglo XII a.C. un santuario dedicado a Hércules, y los romanos, una calzada cuyos restos son visibles bajo las aguas, pero hoy lo que se llega buscando a él es su castillo, levantado en el XVI, un auténtico baluarte defensivo contra los piratas ingleses y actualmente un lugar para actividades culturales y ecológicas.

SANTA CLARA

Posada en plena bahía de La Concha, frente a San Sebastián, esta isla declarada centro histórico regala una de las mejores vistas de la ciudad, la de su fachada marítima. Un servicio de motoras permite llegar a ella para disfrutar de su pequeña playa, de sus senderos, de los paseos hasta su faro o de sentarse tranquilamente mirando al mar en uno de lo cafés de su bar o en sus merenderos. 

TABARCA

A apenas una hora en barco del puerto de Alicante, y accesible también desde Santa Pola, emerge en el Mediterráneo esta isla plana y alargada de perfiles resecos que es la única habitada de la Comunidad Valenciana. Son 1.800 m de largo por apenas 400 de ancho los que tiene este antiguo refugio de piratas en el que se conserva un antiguo poblado fortificado del siglo XVIII, murallas, cisternas, la casa del Gobernador y una iglesia El peñón está declarado Reserva Marina por la belleza y valor ecológico de sus fondos.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.