Friburgo en 8 experiencias (o cómo sacarle partido a esta región suiza)

Viajar al pasado en la ciudad medieval de Friburgo y cruzar todos sus puentes, descubrir el pueblecito de cuento de Gruyères, que sabe a queso, conocer los secretos del chocolate suizo o navegar por el lago de Murten. Estas y otras sorpresas que te harán enamorarte en un suspiro de este rincón. 

por HOLA.COM PARA TURISMO DE SUIZA

VIAJAR AL PASADO EN LA CIUDAD MEDIEVAL DE FRIBURGO

Friburgo es una ciudad para descubrir con calma, primero porque si es la capital de la región suiza a la que da nombre será por algo. También porque aquí la ciudad y la naturaleza se funden en un juego armónico que roza la perfección, situada como está en un promotorio rocoso y rodeada de acantilados. Pero es que, además, fue una de las ciudades medievales más grandes de Europa, de la que conserva restos de la muralla de dos kilómetros que la protegió y más de doscientas fachadas góticas. Visita imprescindible es también la catedral de San Nicolás, donde después de admirar sus vidrieras hay que subir a lo alto del campanario porque regala, a 74 metros de altura, las mejores panorámicas de la ciudad.   

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DE PUENTE A PUENTE 

El río Sarine atraviesa Friburgo y ejerce como frontera lingüística y cultural entre la zona francófona y la alemana de esta ciudad. Por eso, aquí es tan normal oír hablar en dos idiomas diferentes. Símbolo de esa convivencia entre ambas culturas son los 15 puentes que cruzan el río y unen sus dos orillas, entre los que el Pont du Milieu es el mejor ejemplo.

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CONOCER GRUYÈRES, UN PUEBLO DE CUENTO

De cuento y final feliz. Así es este pueblo al que se llega en coche fácilmente desde la capital (50'), porque luego la circulación esté prohibida en él. Enclavado en un valle donde predominan los pastos y las granjas, su mejor imagen la ofrece desde la distancia, con el castillo de St. Germain que lo corona en lo alto. Solo tiene tres calles, la que asciende hasta la fortaleza está empedrada y flanqueada de casas primorosamente conservadas del siglo XV y restaurantes donde degustar una auténtica fondue de queso suizo y saborear el postre típico de la región, el merengue con doble crema, que se sirve con fresas o frambuesas. Pintoresco también, el Museo H.R. Giger, dedicado al suizo que en 1980 ganó un Oscar a los mejores efectos especiales por la película Alien.

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SABOR A QUESO

Gruyères suena a queso. Y es que da nombre a uno de los más conocidos del mundo. El Gruyère tiene un aroma y un sabor inconfundible y atraídos por él hay que llegar hasta La Maison du Gruyère para conocer su proceso de elaboración, una quesería donde lo fabrican de modo tradicional desde 1969. Dos veces al día, los maestros reciben la leche del ganado y se les puede ver trabajando mientras la convierten en este manjar. En el mismo lugar se puede contemplar una exposición interactiva que estimula los sentidos y, lo más agradable, probar este queso suave, maduro o recién hecho tan apreciado por el paladar.

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EN LA FÁBRICA DE CHOCOLATE DE BROC

El chocolate suizo es mucho más que chocolate. Y La Maison Cailler del pequeño pueblo de Broc, a solo unos minutos de Gruyères, toda una institución de la industria chocolatera. Una visita a sus instalaciones, pioneros en crear el famoso chocolate con leche, descubre sus secretos gracias a una exposición interactiva que explica el origen y la historia de la fábrica, pero también del chocolate como alimento. Un paraíso de sabores, olores y sensaciones para disfrutar. 

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CONTEMPLAR MARIPOSAS EN KERZERS

A orillas del lago que le da nombre, Murten es una ciudad medieval llena de encantos donde se habla francés y suizo alemán, lo que da fe de que es un verdadero punto de encuentro de culturas. Y si encanto tiene su original casco antiguo protegido por una muralla –la única intacta de toda Suiza–, y sus pintorescos callejones, bajo cuyas arcadas es más que recomendable disfrutar de un buen café, también sus alrededores, con numerosas rutas señalizadas para descubrir a pie o en bici, como las que llevan al lago de Neuchâtel y al de Bienne o a los jardines tropicales Papiliorama y Nocturama de Kerzers, donde se contemplar más de 60 variedad de mariposas de los cinco continentes, pero, sobre todo, un paseo ribereño alrededor del lago en el que captar la esencia de la región. 

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EN BARCO POR EL LAGO DE MORAT

En verano nadie que se acerque a Murten debería dejar de subirse a uno de los barcos que se desplazan por el lago y dar un paseo por sus tranquilas aguas. Entre los itinerarios recomendados, el que lleva a la región vinícola de Vully en tan solo una hora de trayecto y que permite contemplar desde la cima del monte Vully una magnífica vista panorámica de las cordilleras del Jura y de los Alpes, y de paso, degustar en las bodegas sus apreciados vinos. Para los aficionados a los deportes náuticos siempre se puede practicar vela, surf, esquí acuático o remo.

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EN TELEFÉRICO A LE MOLÉSON

Como si de un parque de atracciones se tratara, ferrocarriles de montaña, teleféricos y telesillas suben y bajan por las cumbres más altas de Suiza para además de un punto de emoción, disfrutar de vistas espectaculares. Así es el teleférico que asciende desde Moléson-sur-Gruyères hasta la cima del Moléson, a 2.002 metros de altura. Una vez arriba, la panorámica de 360º de los Alpes friburgueses premia el ascenso, porque alcanza desde el lago de Lemán hasta el Jura y desde el Mont Blanc a los picos de la región más elevada de Berna. Por la noche, el regalo es asistir a un taller de astronomía. 

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MUY PRÁCTICO

CÓMO LLEGAR

A Friburgo se puede llegar desde los aeropuertos de Ginebra, Zúrich o Basilea, que tienen vuelos directos con algunas de las ciudades españolas más importantes.

CÓMO MOVERSE

Lo mejor es con el Swiss Travel Pass (misuiza.com/trenes), el sistema de transporte público que permite acceso a distintos medios, como tren, barco, autobús y algunos remontes de montaña. Los que prefieran un viaje organizado, Catai dispone de un viaje de ocho días de duración, Friburgo y la Ruta del Queso, que descubre esta región y algunos otros destinos con encanto de Suiza, como Basilea, Interlaken, Berna y Lucerna, desde 1.050 € por persona, con salidas desde Madrid y Barcelona.

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