Medina Azahara, la ciudad más fascinante, Patrimonio de la Humanidad
Hace mil años hubo una ciudad de la que solo queda la memoria. Su vida fue efímera, apenas duró en pie un siglo, pero su recuerdo sigue hechizando a los que quieren revivir las más brillantes páginas de al-Andalus. Damos un paseo por esta ciudad palatina que acaba de ser incluida en la lista de la Unesco y pasa a ser la única del mundo con cuatro declaraciones de patrimonio.
Hay que comenzar desmintiendo uno de los mitos más comunes en torno a Medina Azahara. Cuando el autoproclamado califa omeya Abd al-Rahman III manda construir a ocho kilómetros al oeste de Córdoba una nueva ciudad no lo hace, como dicen las leyendas, para rendir de amor a su cortesana favorita sino como símbolo de poder y para deslumbrar a sus embajadas. Medina Azahara es, ante todo, la expresión del poder de al-Andalus frente al mundo, el sueño hecho realidad de una época en la que la civilización hispanomusulmana alcanzó su plenitud.
Para comenzar a descubrir el conjunto arqueológico, el punto de partida es el Museo de Medina Azahara, que queda a 2 kilómetros de él. Obra de los arquitectos Nieto y Soberano –Premio Aga Khan 2010–, es mucho más que un museo con una apasionante exposición permanente, en la que además de piezas originales y salas que pormenorizan las diferentes etapas históricas de la ciudad palatina, hay que ver el audiovisual de recreación virtual que se proyecta en el salón del centro. Sus instalaciones también acogen áreas dedicadas a la cultura, la exposición permanente, la didáctica, la conservación y la investigación.
LA VISITA
Tras estacionar el coche en el parking del museo y, una vez adquiridas las entradas (2,10 €), se toma un bus lanzadera, el único medio de transporte autorizado en el recinto, que abre todos los días, excepto los lunes. Las visitas, de 2 a 4 horas, pueden hacerse por libre (entrada gratuita), guiadas, guiadas desde Córdoba o privadas (medinaazahara.com).
El bus lanzadera deja en el pórtico de entrada de esta efímera ciudad omeya cuya historia comenzó el año 940 con la construcción por los alarifes del alcázar, donde erigieron los edificios civiles y administrativos, las grandes salas de audiencia y la residencia privada del califa, su familia, el séquito y los servidores. Poco tiempo después dio comienzo la construcción de la mezquita, cuyas obras terminaron el año 944. Para entonces, Medina Azahara ya era una gran ciudad, distribuida en diferentes alturas recostadas sobre la suave ladera que desciende hasta las orillas del Guadalquivir.
VISITA NOCTURNA
Lo mejor es recorrer estos espacios históricos a la caída de la tarde, cuando se encienden las luces de las calles y lo que queda de los edificios de la gran ciudad. La visita nocturna en una experiencia sensorial inigualable. Basta con cerrar los ojos e imaginar la ciudad en el filo del año 1000 cuando Córdoba pavimentaba sus calles, abría decenas de baños públicos y llenaba de luz sus plazas al llegar la noche, en aquel cambio de milenio en el que París o Londres eran simples aldeas comparadas con la grandeza de la gran capital de al-Andalus.
Las calles están iluminadas desde el suelo con luces indirectas que nos llevan hasta el palacio de los Visires y, un centenar de metros más allá, al Salón Rico, el espacio donde el califa recibía a sus embajadas y donde el lujo y el poder empequeñecían a todo aquel que llegaba hasta aquí. Frente a su puerta de entrada se esparce en distintos niveles el recuerdo de la ciudad palatina.
NO DEJES DE…
Visitar el Museo Arqueológico de Córdoba. Para comprender mejor la categoría monumental de Medina Azahara es necesario entrar en este museo recientemente rehabilitado que ocupa un edificio renacentista situado en la plaza Jerónimo Páez, en el centro histórico de la ciudad, porque acoge en sus salas algunas de las piezas más importantes extraídas en las diferentes campañas arqueológicas realizadas desde 1911 en el yacimiento. Debajo de este lugar reposa la memoria del Teatro Romano, construido en el siglo I d.C., el más grande de Hispania y uno de los mayores de aquella civilización.
GUÍA PRÁCTICA
Dónde dormir
En Córdoba, en el Palacio del Bailío (hospes.com), un cinco estrellas a un salto de la encantadora plaza de los Faroles y enclavado en un palacio señorial con huellas del legado romano. Es la síntesis del confort, el lujo y la alta cocina. También en Madinat (hotelmadinat.com), en la calle Callejas, que ocupa una casa señorial del XIX con 11 habitaciones temáticas llenas de encanto. Y, por supuesto, en el Parador de Córdoba (parador.es), a las afueras de la ciudad, con habitaciones con vistas y deliciosa piscina de verano.
Dónde comer
En la calle Lineros de Córdoba, en Bodegas Campos (bodegascampos.com), muy próximo a la plaza del Potro, es uno de los restaurantes tradicionales de Córdoba. Otra buena elección es Celia Jiménez (celiajimenez.com), la primera mujer andaluza en conseguir una estrella Michelin por su cocina vanguardista, atrevida y moderna. Su restaurante está en el complejo Open Arena, en la carretera de Medina Azahara. Y también en El Choco (restaurantechoco.es), de cocina creativa a cargo de Kisco García, chef laureado que ha sabido conjugar modernidad y tradición.