¿24 horas en Le Mans? Sí, pero casi mejor 48

Las mejores marcas de automóviles y los pilotos más prestigiosos calientan motores para la mítica competición que este fin de semana volverá a atraer todas las miradas en el circuito de Bugatti, el más largo del mundo. Pero esta histórica cita para apasionados a los coches también brinda una ocasión especial para descubrir esta bonita ciudad francesa llena de encanto.

por ESPERANZA MORENO

Es fácil llegar a Le Mans y encontrarse con el rodaje en directo de alguna película o serie de televisión histórica. Y es fácil porque la ciudad antigua de Le Mans es un auténtico decorado ante el que sucumben directores de cine, o todo aquel que se aventure en la búsqueda de escenarios de película reales. 

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Pasear por el centro histórico, encerrado durante más de quince siglos dentro de una impresionante muralla romana que ofrece su mejor imagen a lo largo del río Sarthe, es una delicia, incluso con adoquines y escaleras, porque guarda placitas con encanto, calles empedradas, callejones solitarios, casas señoriales y otras suspendidas, un palacio real –el actual Ayuntamiento, jardines y, hasta lo más curioso, un mini viñedo.

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El centro del irregular cuadrilátero es la plaza de Jacques Dubois, donde se levanta la bella Maison du Pilier-Rouge, que acoge un punto de información turística. A su alrededor, las calles con más encanto, como la dedicada a la reina Berenguela –la esposa navarra de Ricardo Corazón de León–, la des Chanoines (canónigos) y también la Grande Rue, trazada sobre el antiguo cardo romano. Pero, sobre todo, la catedral de Saint-Julien, en uno de cuyos lados es obligado tocar –si lo que se va buscando es fertilidad– el menhir que desde hace 4.000 años se encuentra adosado a sus muros.

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También resulta deliciosa la plaza del Cardinal Grente, por la que se accede al soberbio templo catedralicio y de la que no queda lejos la de St-Michel, cuyas escaleras descienden a la rue des Champelains y la de Vaux. 

Otras visitas que no deberías perderte durante una escapada a Le Mans son el Museo de Tessé, dedicado a las Bellas Artes y, sobre todo, su colección egipcia y el reloj gigante de arena de sus jardines, y la abadía de L'Epau, donde se encuentra la tumba de la reina Berenguela. Y para quedarte con mejor sabor de boca dejarse tentar por los chocolates del maestro obrador Jacques Bellanger (chocolats-bellanger.com), los pasteles artesanales de La Part des Anges (lapartdesanges72.fr) o las delicatessen de Maison Reignier (maisonreignier.com/commerce/fr).

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Si no es en junio, sino durante el verano cuando planeas tu visita, podrás disfrutar las noches de julio y agosto de La Nuit des Chiméres (La noche de las quimeras), cuando las fachadas de algunos de los principales monumentos de la ciudad se transforman en pantallas de proyección por efecto de la luz. Pura magia.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar 

En avión hasta el aeropuerto Charles de Gaulle de París. En el mismo aeropuerto se encuentra la estación del tren de alta velocidad TGV, donde se toma el tren que, en hora y media, lleva a Le Mans.

Cómo moverse

Le Mans es una ciudad relativamente pequeña, de unos 150.000 habitantes, y es fácil moverse por ella. La estación de tren se encuentra cerca del centro de la ciudad y hay taxis, autobuses y una línea de tranvía que unen sus principales atracciones turísticas.

Dónde dormir 

En La Demeure Delaclais (lademeuredelaclais.fr) y en La Masion Saint-Pierre (iguide-hotels.com), dos B&B junto a la catedral con un puñado de acogedoras habitaciones; el primero con jardín y este último con una impresionante bodega del siglo XII utilizada durante varios rodajes de películas históricas. También en el céntrico Mercure Le Mans Centre (accorhotels.com), un cuatro estrellas de fachada clásica e interiores actuales. A 6 kilómetros de Le Mans, en Saint Saturnin, en Domaine de Chatenay (domainedechatenay.com), un señorial edificio del siglo XVIII convertido en un hotelito con encanto en el campo típicamente francés.

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