Una ruta en coche del Parque Nacional de Aigüestortes al valle de Boí

Rumbo al Pirineo se puede descubrir este escenario de circos de paredes escarpadas, valles en forma de U, laberintos de bloques de piedra y dos centenares de lagos que es el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Después de conocer una maravilla natural de tal calibre, espera un conjunto de joyas románicas medievales también único.

por PACO NADAL

Aigüestortes y Estany de Sant Maurici es un parque de Lleida inmenso y alberga dos zonas bien diferenciadas. Por el lado oriental, subiendo desde Espot, la morfología es más suave y las grandes crestas de granito sirven de envoltorio a decenas de lagos. El más famoso es el estany de Sant Maurici, una cubeta de forma alargada y aguas cristalinas a 1.900 metros de altitud junto a la que se levantan las dos agujas de granito conocidas como el Gran Encantats y el Petit Encantats. 

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Pero aun siendo el más conocido, el lago de Sant Maurici no es ni el más grande ni el más bello. Casi 200 lagunas salpican la accidentada geografía del parque. Las hay de todo tipo, forma y color. Alargadas, como el estany Tort; redondas, como casi todas las de las cotas superiores, ya sea el Amitges o el Rodo; de colores azulados, como el Ratera, u oscuros como una noche de pesadilla, caso del estany Negre. Agua y roca en mil combinaciones posibles para vestir un espacio singular.

Aigüestortes, la mitad occidental del parque, se enhebra en torno al río Sant Nicolau, que desagua en el valle de Boí. Aquí el agua es el verdadero protagonista, porque fluye y se embalsa de mil modos diferentes, desparramándose en docenas de brazos y meandros por una extensa pradera herbácea y recogiéndose en cada oquedad de granito. Nunca un nombre (aguas retorcidas o tortuosas) estuvo tan justificado.

LA EXCURSIÓN MÁS RECOMENDABLE

Con más de 150 kilómetros de senderos señalizados, la excursión más recomendable del Parque Nacional de Aigüestortes es la senda de la Nutria. Ideal para una tranquila jornada a pie, incluso con toda la familia, y a través de varios de los ecosistemas del parque. Asciende por el valle del río Sant Nicolau y empieza en el aparcamiento de la Palanca de la Molina, entre Boí y Caldes de Boí. Tiene unos 8 kilómetros de longitud y se tarda unas tres en completarla. 

IGLESIAS ROMÁNICAS

En el fondo de valle de Boí, el hombre aportó su granito de arena a este conjunto de bellezas. Son las iglesias románicas de la vall de Boí, uno de los conjuntos de arquitectura medieval más bellos y reconocidos de toda Europa, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En total son ocho iglesias y una ermita construidas hace más de ocho siglos por canteros lombardos mandados traer por los señores de Erill, una baronía de la alta Ribagorza muy ligada durante siglos a los reyes aragoneses. 

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De las nueve, la más icónica es Sant Climent de Taüll, cuya torre exenta de seis pisos de altura es el emblema del románico catalán. Su interior estuvo decorado con bellas pinturas policromadas, cuyos restos fueron trasladados al Museo de Arte de Cataluña, en Barcelona. En la década de los 70 del siglo pasado empezó una restauración que, tras muchos esfuerzos y vaivenes, le ha devuelto el esplendor que tuvo en sus orígenes, incluida la reproducción del Pantocrator que decoraba el altar mayor.

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Sin salir del pequeño pueblo de Taüll se puede ver otra de estas joyas de la arquitectura medieval, la iglesia de Santa María, que despunta sobre los tejados de negra pizarra del centro del pueblo. 

La iglesia de Erill, dedicada a Santa Eulalia, tiene a diferencia de las anteriores un porche con arcadas y pilares y conserva en su interior una copia en madera de las siete figuras que formaban el Descenso, obra escultórica cuyo original se repartió entre el Museo Nacional de Arte Románico de Cataluña y el Museo Episcopal de Vic. En Erill está también del Centro del Románico de la Valla de Boí (centreromanic.com), un espacio de interpretación donde se proporcionan las claves para conocer y entender el conjunto de iglesias románicas.

La de Sant Josep, en el pueblo de Boí, es también de bella factura. Como lo son el resto: San Quirce, en Durro; Sant Feliú, en Barruera; Santa María, en Cardet, o La Asunción, en Coll. Estaciones de paso obligatorias en esta extraordinaria ruta por el arte románico que ha hecho de Boí un lugar de referencia mundial en la Historia del Arte.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

El Parque Nacional de Aigüestortes está a 160 kilómetros de distancia de Lleida; en coche se tardan aproximadamente tres horas. La entrada al sector oriental del parque se efectúa desde Espot, en el valle del Àneu. Al sector occidental se accede desde el valle de Boí. Existe un servicio de taxis para subir al planell de Aiguestortes.

Dónde dormir

A tres kilómetros de Espot, en Els Encantats (hotelencantats.com), con habitaciones con decoración exclusiva y excelentes vistas a la naturaleza, además de spa y diferentes tratamientos hidrorelajantes. A la entrada del parque, en Espot, en Les Picardes (lespicardes.com), siete apartamentos con una o dos habitaciones, completamente equipados y confortables. Y en Esterri d’Àneu, en Trainera (hoteltrainera.com), un hotel familiar bien situado con instalaciones muy bien cuidadas y spa. 

Dónde comer

En Taüll, en Llesqueria L’Empriu (tel. 973 69 61 57), donde probar cocina de montaña catalana en un entorno privilegiado. Buena elección son también La Granja (tel. 973 69 63 22), en Erill La Vall, un local pequeño y familiar, donde priman el producto local y de proximidad; y, en Boí, Ca La Pepa (tel. 973 69 63 12), de comida ecológica.