1/10 © Gtresonline

TAJ MAHAL

La inspiradora belleza de este mausoleo de mármoles y cúpulas nació como el homenaje de un desconsolado emperador a su esposa fallecida. Casi cinco siglos después de alzarse el Taj Mahal, en la India, sigue siendo un símbolo del amor que atrae a miles de visitantes cada día.

2/10 © Gtresonline

TEMPLOS DE ANGKOR

Acechados por la jungla, los templos de Angkor permanecieron durante siglos ocultos entre la espesura. Hoy, incluso excavados solo en parte, este legado fabuloso de la civilización jemer es uno de los yacimientos arqueológicos más fabulosos del Sureste asiático, con nada menos que 400 kilómetros cuadrados por los que se esparcen los templos que entre los siglos IX y XV sus reyes de atribución divina erigieron a la medida de los dioses.

3/10 © Gtresonline

LA GRAN MURALLA CHINA

Es el símbolo más reconocible de China, del voluntarismo de sus habitantes y también de su aislamiento secular. En una sencilla excursión desde Pekín puede caminarse por lo alto de algunos de los tramos mejor conservados de esta mole infinita que serpentea por las montañas del Norte del país.

4/10 © Gtresonline

PAGODAS DE BAGÁN

Son unos 2.270 los templos, pagodas y estupas que se yerguen en una treintena de kilómetros a la redonda de Bagán, en Myanmar, pero en la Edad Media, a partir de que el Rey Anawratha eligiera este enclave como el foco desde el que expandir el budismo Theravada, se estima que su número podría haber sido seis veces mayor. Hoy, la visión de esta enormidad erigida en el corazón de la antigua Birmania es una delicatessen a paladear con emoción y respeto.

5/10 ©

PALACIO DEL POTALA

Sobre el monte Rojo, dominando la ciudad de Lhasa, se levanta oníricamente este imponente palacio, epicentro del budismo en Tïbet y morada ancestral de sus líderes espirituales, los Dalai Lama, el último de los cuales tuvo que abandonar este reino de los Himalayas en 1959, pocos años después de haber sido invadido por China. / © shutterstock

6/10

PETRA

Abandonada por los nabateos, tan crecidos por su riqueza y su habilidad comercial que osaron desafiar al poder de Roma, Petra aparece como una visión onírica tras cruzar a pie, o en burro, el desfiladero del Siq que protege su entrada. Sus fachadas de aires grecorromanos labradas en las rocas del desierto hacen de ella una de las ruinas más románticas, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985.

7/10 ©

SANTA SOFÍA Y LAS MEZQUITAS DE ESTAMBUL

Sultana donde las haya, Estambul no será la capital turca, pero sin duda es la gran joya de Turquía, amén de la única ciudad del planeta aposentada sobre dos continentes. Sus bellezas es esparcen a una y otra orilla del Bósforo y el Cuerno de Oro, y entre su horizonte, jalonado de alminares, brillan con luz propia Santa Sofía y sus mezquitas más elegantes de Süleymaniye, Nuruosmaniye, Eyüp…/ © shutterstock

8/10 ©

TEMPLO TANAH LOT

Este templo de majestuosa belleza se encuentra en un islote a 100 metros de la costa suroeste de Bali. Dedicado a los espíritus guardianes del mar, el Tanah Lot (templo hinduista) está construido sobre una roca que llega a cubrirse casi por completo cuando la marea es alta. Aunque el interior no se puede visitar, sí es posible acercarse hasta el santuario para recibir una bendición de los sacerdotes. / © shutterstock

9/10 © Gtresonline

TEMPLOS DE KYOTO

Quizá las artes del feng-shui con las que Kyoto fue diseñada hace siglos para ser capital imperial lograron el milagro de conseguir que la más tradicional y bella de las ciudades japonesas se librara de las bombas de la Segunda Guerra Mundial para hoy poder exhibirse con su envoltorio magnífico de templos y jardines únicos en todo el país.

10/10 © Getty Images

MURO DE LAS LAMENTACIONES

En Jerusalén encontramos el último vestigio del mítico Templo construido por el rey Salomón, hijo del rey David, destinado a contener el Arca de la Alianza y las Leyes que Yahvé otorgó a Moisés. El Muro preside una gran plaza, como una sinagoga al aire libre, donde los hombres rezan a un lado, con la cabeza cubierta, y las mujeres a otro, especialmente en sabbat, el día sagrado de la semana, que empieza el viernes a la caída del sol.

Más sobre: