48 horas en Niza, la exaltación de la luz
Entre el Mediterráneo y los Alpes marítimos. Entre Montecarlo y Cannes. Niza es el epicentro de la exquisita Costa Azul. Una ciudad francesa de sensaciones italianas, en la que se suceden construcciones barrocas, neoclásicas y art déco. Ha seducido a sibaritas, aristócratas venidos a menos, astros del celuloide y artistas. El clima suave, su luz, la playa urbana, el casco antiguo, los mercados, la cocina nizarda, excusas para darse una vuelta por Niza hay muchas. Como estrellas en sus hoteles, en los que se alojaron Matisee, Chagall, Grace Kelly, Dalí y hasta Nietzsche. En la capital de la Riviera francesa cada uno encuentra su sitio.
VIERNES TARDE: LA VIEJA NIZA
El núcleo histórico constituye un microcosmos dentro de esta ciudad mediterránea, repleto de iglesias, palacios y salpicado de mercados. Deambular es el arte que toca practicar en este rincón urbano vertebrado por callejuelas copadas por negocios variopintos que desembocan en plazoletas. Las hay solitarias y animadas, grandes y pequeñas. La plaza Rossetti incita a tomar asiento en una terraza y contemplar los edificios que la flanquean. Hay una catedral barroca y otros que lucen fachadas ocres y rosadas de las que cuelgan balcones floridos. Un recuerdo de la arquitectura sarda y del calado que tiene la cultura italiana por aquí.
De procedencia local es la fruta deshidrata y confitada que preparan y venden en Maison Auer (maison-auer.com), algo más que una pastelería y chocolatería, en frente de la Ópera de Niza. Para cenar un valor seguro es Acchiardo (38, rua Droite), un restaurante de cocina nizarda, es decir, platos elaborados con productos de la tierra, de las montañas y del mar. El colofón a la jornada es un paseo por la plaza Masséna, la consentida de la ciudad desde 1840. Una explanada cercada por elegantes inmuebles que descansan sobre unas arcadas pintadas de color rojo pompeyano. Italia está presente en todas partes. Con esa certeza nos vamos a dormir, por ejemplo, al hotel Windsor (hotelwindsornice.net), un poético y surrealista establecimiento en el que cada habitación es una obra de arte. El desayuno en su jardín tropical, una delicia.
SÁBADO, EL CAMINO DE LOS INGLESES
Despertar en esta ciudad francesa es descubrir que los vecinos visten las terrazas de sus viviendas con toldos a rayas verdes, rojas o azules, para protegerlas del sol. Hacerlo pronto permite también disfrutar sin agobios del Mercado de las Flores, en la peatonal Cours Saleya. Uno de los lugares más atractivos de Niza. Ramilletes de lavanda, buganvilla y mimosas desprenden sus aromas y colorean este pintoresco lugar en el que si nos entra hambre se puede saciar con un bocado de la típica socca, la pizza autóctona. Comido y embriagado de olores basta cruzar la calle Ponchettes para dar a parar al Camino de los Ingleses. Denominación que le viene dada por los muchos británicos que huían de la climatología de sus islas y que encontraron en la soleada bahía de los Ángeles el refugio a sus achaques. De tanto andar de aquí para allá terminaron por financiar y moldear un paseo marítimo fino y glamuroso, en el que no faltan los palacios, los hoteles de lujo como el Hyatt Regency Nice Palais de la Mediterranee (nice.regency.hyatt.com) y los restaurantes aparentes, como Opéra Plage (operaplage-nice.fr), a pie de su popular playa urbana de cantos rodados.
Otra opción es coronar los 90 metros de la colina del castillo y contemplar la panorámica del sitio. Se puede subir a pie ascendiendo 214 escalones o en ascensor. Al otro lado de esta loma se encuentra el puerto de Lympia, un muelle recogido, pero muy transitado, donde no falta un faro y una iglesia, la de la Inmaculada Concepción, cuya imagen protege a los marinos nizardos que parten mar adentro. Alrededor del mismo se levantan edificios del siglo XVIII de estilo genovés. Una estampa clásica del lugar son sus botes de colores con un mástil y una vela amarrados, imagen que contrasta con el moderno Café du Cycliste (cafeducycliste.com/the-cafe), que también funciona como tienda en la que venden todo tipo de accesorios para bicicletas expuestos con mucho detalle y buen gusto.
Sobre dos ruedas, andando o en transporte público, hay que darse una vuelta por los aledaños de la calle Bonaparte. Un sitio de moda en el que se alternan cafés como el Brésilien (brasiliaboiteacafe.com), tiendas concepto como Joya LifeStore (joyalifestore.com), librerías y restaurantes como Badaboom bistrot végétal par BeJuice (bejuice.fr/badaboom). Para cenar en la plaza Garibaldi, el restaurante Sentimi es una excelente baza donde degustar comida italiana en su terraza, bajo la atenta mirada de la estatua del unificador italiano que regala el nombre a la plaza.
De camino al hotel se puede parar y probar alguna de las cervezas y/o cócteles que preparan en el bar Au Fut Et A Mésure (aufutetamesure.fr). La gracia del sitio radica en que mediante una tarjeta previo pago podemos tirar nosotros mismos la cerveza desde los grifos que hay repartidos por las mesas.
DOMINGO: MATISSE Y CHAGALL
La mañana dominical puede arrancar con una visita al Museo Matisse (musee-matisse-nice.org), ubicado en una villa genovesa del siglo XVII rodeada de olivares en los jardines de Cimiez. El pintor vivió en Niza desde 1917 hasta su muerte, en 1954. En este museo monográfico, además de exhibir una colección de pinturas muy amplia, se pueden ver objetos personales del artista. En los alrededores de los límites de Cimiez también se encuentra el Museo Nacional Marc Chagall, un espacio que muestra las obras de origen ruso de este que hizo sobre la Biblia. A estas hay que sumar las vidrieras, las esculturas y los bocetos que también donó al museo.
Vinculada a la impronta rusa que hay en la ciudad, merece una visita la catedral de San Nicolás. Una de las construcciones religiosas más notables rusas fuera del país. Se construyó a principios del siglo XX y fue patrocinada por el zar Nicolás II y su madre, María Fiódorovna.
El tiempo se acaba. Mayores y pequeños se divierten con los chorros de agua en el Promenada du Paillon, un parque que hace de pasillo verde y que conecta el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo con el Camino de los Ingleses. Paseo marítimo desde el que se ve el aeropuerto. Pronto extrañaremos esta ciudad que parece brillar a todas horas.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Vuelos directos a Niza desde Madrid y, en los meses de verano, desde otras ciudades de España con varias compañías aéreas.
DÓNDE DORMIR
Monsigny (hotelmonsignynice.com/fr). Lo mejor de este hotel, su bar con jacuzzi en la azotea y su ubicación, en la avenida Malaussena.
Aston La Scala (hotel-aston.com. Imponente hotel de categoría en el corazón de Niza.
Spity (spityhotel.com). Lujo a un paso de la playa. En el mismo Camino de los Ingleses.
DÓNDE COMER
Le Canon (lecanon.fr). Restaurante en el que la calidad de la carne, pescado y verduras y los buenos precios están garantizados. Como el vino.
La Storia (restaurantlastoria.com). Agradable sitio en plena Cours Saleya, la principal calle peatonal de Niza, donde se ofrece cocina fusión franco italiana.
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