De Grazalema a Ronda, un 'road trip' a la andaluza para este finde
Dicen que Grazalema es el pueblo donde más llueve de España, que eso siempre es una bendición, pero Grazalema es también un pueblo con mucho encanto y además el nombre de una sierra, Reserva de la Biosfera por la Unesco, que anima a una ruta en coche. Nos hemos puesto al volante y hemos descubierto en el camino pueblos blancos de sabor serrano, bosques de pinsapos, castillos altivos, cuevas y barrancos, bodegas, senderos y un montón de sorpresas.
GRAZALEMA
Cuando uno llega a Grazalema y nada más superar la última curva de la carretera se fija en el cartel que anuncia que es uno de los pueblos más bonitos de España no queda otra que prepararse para lo mejor, porque si es merecedor de este título será por algo. Ya es bonito de lejos, con su caserío de casas blancas con tejados de tejas árabes apiñadas en la ladera de la montaña, y para tomar perspectiva nada como asomarse a sus miradores de Los Peñascos, El Tajo, Los Asomaderos. Pero en Grazalema lo que se impone es patear su casco histórico, que es pequeño, pero, como nos cuenta Paco Marín, responsable de la oficina de turismo, da para tener tres barrios: el nazarí, el señorial y el más popular. Y hasta seis iglesias, que eso ya es una barbaridad para sus dimensiones. Entre ellas nos llama la atención la de San Juan, levantada sobre una antigua mezquita y cuyo minarete es ahora el campanario.
Frente a la iglesia de la Encarnación está la tienda de quesos La Abuela Agustina, el mejor lugar para empezar a tomar contacto con el producto autóctono estrella de la sierra: el queso de cabra payoya y de oveja merina grazalemeña. Casi puerta con puerta hay otra tienda interesante, Ecológicos Grazalema. Entramos para conocer a su propietaria, María José Lara, quien hace suyo el lema de “somos lo que comemos” y nos ofrece todos los productos ecológicos que se producen en la finca familiar, en la que siguen trabajando sus padres y de la que se obtienen las nueces, almendras, jamones, embutidos, aceite y hasta alguna pieza artesanal hecha con corcho que fabrica ella misma y que nos llevamos como recuerdo.
Artesanales son también las mantas de pura lana de oveja merina que confeccionan desde hace más de cien años en Mantas de Grazalema (mantasdegrazalema.com), una de las más antiguas de nuestro país. Se pueden comprar en su tienda de la plaza de España, pero mejor en la misma fábrica, donde existe un museo en el que además se puede admirar la antigua maquinaria textil.
ZAHARA DE LA SIERRA
En media hora sorteando curva tras curva por el puerto de las Palomas (eso si no se hace un alto en el camino para conocer el pinsapar de Grazalema, un verdadera joya natural, cuyo acceso requiere de un permiso que hay que solicitar con antelación si se visita por libre), o aproximándose por la cola del embalse de Zahara-El Gastor, alcanzamos esta otra villa serrana blanquísima, empedrada y ordenada en varios niveles que es también conjunto histórico y está colgada de la ladera de la montaña. De época árabe es el castillo que está en lo alto, más bien lo que queda de él, su reconstruida torre del homenaje, a la que subimos por una rampa de apenas 700 metros para, tras el esfuerzo, recuperar pulsaciones con una vista de 360º con, abajo, el entramado urbano y, en torno a él, los campos de olivos. Si hiciera buen tiempo, próxima queda la playa artificial del área recreativa Arroyomolinos, o las actividades náuticas que se brindan en el embalse.
EL BOSQUE
Pintoresco también es El Bosque, rodeado como está de frondosos bosques y manantiales. También lo es por sus calles blancas salpicadas de fuentes y flores, un puñado de monumentos de interés, como la iglesia de Guadalupe, el Palacio Ducal, la singular plaza de toros o el molino de Debajo, pero además por su jardín botánico El Castillejo y, con mucho más sabor, el Museo-Centro de Interpretación del Queso de El Bosqueño (quesoselbosqueño.es). Tras visitar su exposición, aquí aprendemos que se necesitan 8 litros de leche de cabra payoya para hacer un queso o seis de oveja grazalemeña, probamos algunos de los de la casa galardonados entre los mejores del mundo y hasta nos apuntamos a un taller en el que nos ponemos manos a la obra para hacer nuestro propio queso.
UBRIQUE
Con tan buen sabor, salimos de El Bosque en dirección a Ubrique, que es otro pueblo blanco y también escoltado por unas impresionantes montañas que da para mucho. Primero porque se ubica en la convergencia de dos parques nacionales, el de Grazalema y el de los Arcornocales, con lo que las posibilidades para disfrutar del senderismo por la naturaleza son infinitas; pero también por su casco histórico de trazado medieval, que recorremos acompañados de nuestra guía Cristo Pérez. Nos descubre sus intrincadas calles y pintorescos rincones, fuentes como la de los nueve caños, casas sobre la roca, bonitas plazas -la de la Verdura, la del Ayuntamiento-, iglesias barrocas... Nos cuenta también algunas leyendas sobre Ubrique, sus curiosas fiestas, como la de los Gamones y, sobre todo, la vida que le ha dado la piel al pueblo, un negocio en el que los ubriqueños llevan siglos trabajando, favorecido además por los manantiales que aquí brotan. Por eso, hay que visitar primero el convento de los Capuchinos, que además de acoger la imagen de la patrona también guarda en su interior el Museo de la Piel y después, las tiendas donde se confeccionan los bolsos de las grandes firmas de lujo francesas e italianas, como Chanel, Louis Vuiton, Givenchy o Cartier. Made in Ubrique, por supuesto.
EXPERIENCIA ENOTURÍSTICA
De camino a Ronda, y sin nada notorio en el paisaje que haga suponer que hemos cambiado de provincia y ahora estamos en Málaga, nos desviamos para conocer una de las bodegas que llevan ya unos años apostando por quitar esa etiqueta de que en Málaga solo se hacen vinos moscatel y se apuesta por vinos diferentes hechos en Ronda, dentro de la DO Sierras de Málaga. Es Doña Felisa Chinchilla (chinchillawine.com) y allí nos recibe Gema Alonso, uno de los pilares de esta empresa familiar que lleva ya 17 años en esta aventura enológica desde que decidió asentarse en la zona tras dejar Miranda de Ebro. De sus 29 hectáreas salen 160.000 botellas al año, nueve tipos de tinto, dos blancos, dos rosados y siguen probando. Orgullosa se muestra Gema de que su Doble Doce se colocara entre los 12 mejores cabernet del mundo y orgullosa también de mostrar su trabajo de años a los se apuntan a vivir una experiencia enoturística en su bodega.
RONDA
A menos de media hora de camino llegamos a Ronda. El Puente Nuevo, por cuyos fondos descienden a un centenar de metros las aguas del río Guadalevín, divide la ciudad vieja del casco antiguo. Hay otro dos más, el Viejo y el de San Miguel. En la ciudad vieja queda la famosa Plaza de Toros, tan vinculada a la dinastía de los Ordóñez; el antiguo Ayuntamiento, hoy parador de turismo, y también un puñado de miradores con una vista de vértigo sobre el Tajo que se pierde en el horizonte. Al otro lado, y tras hacernos un selfie en el mirador de Aldehuela, junto al antiguo convento de Santo Domingo (hoy palacio de Congresos), está la ciudad antigua, recorrida por calles antiguas en la que se levantan señoriales palacios de la aristocracia andaluza, como la Casa de San Juan Bosco, algunos reconvertidos en alojamientos y restaurantes, pero también la colegiata de Santa María La Mayor, un templo que tiene hechuras de catedral, o el Ayuntamiento, asomados ambos a la bonita plaza de la Duquesa de Parcent. Hay muchos más lugares para entretenerse, como sus ocho iglesias, sus conventos, el museo del Bandolero, el Taurino y hasta un restaurante con estrella Michelin, Bardal, en el mismo lugar que ocupó el Tragabuches del conocido Dani García, capitaneado hoy por el que fuera su apoyo en la cocina, Benito Gómez, y donde despedir con buen sabor de boca este road trip a la andaluza.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Grazalema, el pueblo que da nombre al parque natural, se encuentra a 80 kilómetros de Jerez de la Frontera y a 35 de Ronda.
DÓNDE DORMIR
Levantarse por las mañanas, asomarse a la terraza y admirar las privilegiadas vistas hacia el valle del Guadalete que brinda el hotel Fuerte Grazalema (fuertehoteles.com) es algo que no tiene precio. A cinco kilómetros del pueblo que da nombre a la sierra y en una finca de más de nueve hectáreas en las que pastan cabras y ovejas y es punto de partida y fin de más de una veintena de rutas de senderismo y bicicleta, se encuentra este cuatro estrellas que apuesta por la sostenibilidad y el turismo responsable. A este hotel se viene a disfrutar de la naturaleza en la que está enclavado y a respirar aire puro, pero también a pasar unas vacaciones en familia, porque cuenta con habitaciones con salida directa al jardín, piscina y jacuzzi al aire libre, granja de animales, huerto ecológico, mini y maxi clubs, todo tipo de actividades dentro y fuera del hotel y, además, los menores de 12 años tienen la estancia gratis. De la gastronomía se disfruta en el restaurante De la Tierra, cuyo nombre es toda una declaración de intenciones, porque es la cocina serrana es la que cobra todo el protagonista en su carta. Y si para empezar el día, sus soberbios desayunos buffet sirven para coger fuerzas, al caer la noche, es la chimenea de su salón o la terraza lo que acapara la atención, siempre con el paisaje serrano de fondo.
DÓNDE COMER
En Grazalema, en el gastrobar La Maroma (gastrobarlamaroma.com), una taberna ambientada en el mundo del toro de Cuerda (una tradición festiva local), donde las hermanas Barea, Isabel y Fátima, la primera en la cocina y la otra en la sala, sorprenden con un menú de lo más creativo en el que caben desde unas croquetas caseras de queso de cabra payoya y salmón con mermelada de gin tonic a una tosta grazalemeña en pan cristal. Son los productos de toda la vida pero con un toque personal. En la misma plaza de España está Cádiz El Chico (tel. 956 13 20 67), especializado en asados, especialmente en cordero a la brasa, pero también en otros platos de la cocina tradicional.
ACTIVIDADES
Los cañones, cuevas, gargantas, ríos, embalses y senderos de los parques naturales de la Sierra de Grazalema y de los Alcornocales dan para numerosas actividades de turismo activo, como las que ofrece Experiencia Outdoor (experienciaoutdoor.com). Al frente de ella, tres profesionales de los deportes de aventura que invitan a descubrir este privilegiado entorno natural ya sea haciendo espeleología en la cueva La Excéntrica, barranquismo en la Garganta Verde, kayak en el pantano de los hurones o senderismo por el río Majaceite o por el pinsapar de Grazalema.
MÁS INFORMACIÓN
Turismo de la provincia de Cádiz, cadizturismo.com