Lovaina, una ciudad llena de vitalidad para conocerla en bicicleta

A cualquier rincón de esta pequeña ciudad belga se puede llegar pedaleando. En el camino se descubren sus viejos edificios medievales, sus abadías, el barrio del Beaterio –Patrimonio de la Humanidad–, pero, junto a estos, las cervecerías, bares, restaurantes y tiendas que llenan sus calles y son una constante fiesta que los universitarios animan día y noche.

por ENRIQUE DOMÍNGUEZ UCETA

Lovaina es el tarro de las esencias de la región de Flandes, en Bélgica. Una población pequeña que posee la universidad católica más antigua del país, una maravillosa biblioteca con millón y medio de libros, espectaculares edificios religiosos, y 51.000 estudiantes de enseñanza superior que se suman a los 98.000 habitantes de la ciudad. Su presencia llena de movimiento y vitalidad las calles, y también los 182 restaurantes y 240 bares que hacen del centro de Lovaina una de las mayores zonas de ocio del país.

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La ciudad es perfecta para circular en bicicleta y llegar hasta cualquier rincón pedaleando. Un gran aparcamiento de bicis se encuentra junto a la estación de tren, de manera que es posible volar hasta Bruselas, tomar el tren que lleva en media hora al centro de Lovaina y alquilar una bici para integrarse en la manera de moverse favorita de los lovanienses. Entre las rutas posibles en bici, la que enlaza las abadías más importantes en Lovaina recorre trece kilómetros a través del centro urbano y las afueras para llegar a cuatro antiguos monasterios, con bellos templos y encantadores jardines.

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El punto de partida es Martelarenplein, el gran espacio urbano que reúne las estaciones de tren y de autobuses, el ayuntamiento moderno, la gran sala de conciertos Hot Depot y numerosos bares y restaurantes. La calle Bondgenotenlaan, repleta de tiendas, va a dar a la plaza de Grote Markt, donde contemplar el espectacular ayuntamiento viejo, una obra maestra del gótico de extraordinaria riqueza decorativa. Enfrente se levanta la iglesia de San Pedro, también gótica, en la que un autómata, al que llaman Mester Jan, da las horas golpeando una campana.

La primera abadía que se visita es la de Santa Gertrudis, a la que se entra a través de un precioso parque. El templo gótico y el monasterio componen una idílica estampa de campos verdes y edificios medievales. Después de cinco minutos pedaleando se alcanza la abadía Keizersberg, construida en el siglo XIX en estilo neorrománico, en el mismo lugar donde estuvo la fortaleza en la que se alojó a menudo nuestro emperador Carlos I. El parque de la abadía es ahora público, y en su interior se encuentra la Colina del Emperador, con un espléndido mirador sobre la ciudad, ideal para descansar y tomar un pícnic. 

 

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Un cuarto de hora más allá espera la abadía de Vlierbeek, con sus grandes edificios monásticos formando una pequeña ciudad religiosa rodeada por bosques y prados. Y la quinta y última de la ruta es la abadía del Parque, la más completa y maravillosa de todas, que conserva gran número de edificios y espectaculares jardines, con estanques, alamedas y praderas, perfectas para disfrutar de un día de campo.

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En el centro de Lovaina, a pie o en bici, hay que visitar el Gran Beaterio, un barrio de pequeñas casas de ladrillo y suelos empedrados, en el que llegaron a vivir 360 beguinas, mujeres religiosas que hacían voto de castidad y obediencia pero no eran monjas. Hace más de medio siglo, la Universidad Católica de Lovaina compró las 81 casas, templos y conventos del Gran Beaterio, y los rehabilitó con tanto acierto que, además de ser el rincón más romántico de la ciudad, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

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Tras pedalear y pasear, es hora de descubrir Lovaina como capital mundial de la cerveza. Y es que la ciudad está llena de excelentes locales especializados, como Domus (domusleuven.be/en/), donde elaboran su propia marca artesanal. A la larga plaza Oude Markt se la conoce como el bar más largo de Europa, con sus cuarenta locales en los que la cerveza es la estrella. Es el verdadero centro de la animación nocturna, donde se reúnen lovanienses, estudiantes y turistas después de haber disfrutado del encanto medieval y renacentista de esta ciudad flamenca.  

Para terminar, no dejes de visitar (y hacer una degustación) la fábrica de cerveza Stella Artois, con historia desde 1366, donde se sigue elaborando la marca que dio reputación mundial a su fabricante y se inició el crecimiento del que ha llegado a ser el mayor grupo de fabricantes de cerveza del mundo, AB InBev. 

LO MÁS PRÁCTICO

Cómo llegar

La manera más rápida de llegar a Lovaina es volando a Bruselas y enlazando por tren (b-rail.be) con la ciudad flamenca desde el aeropuerto, a 15 kilómetros de la capital. Hay vuelos de varias compañías aéreas desde muchas ciudades españolas.

Cómo moverse

El centro de Lovaina tiene una escala apropiada para ser recorrido a pie, pero la bicicleta es el sistema de transporte favorito de los lovanienses. Existen varios puntos de alquiler de bicicletas, pero el principal es Fietspunt (fietspuntleuven@velo.be), cerca de la estación central de trenes, junto a Martelarenplein, la plaza de los Mártires, donde se ubica también la estación de autobuses. Se pueden alquilar individuales, tándems y con sillas adicionales para niños pequeños. Para moverse sobre ruedas en Lovaina:  Leuven Leisure (leuvenleisure.com).

Dónde dormir

Muy recomendable Park Inn by Radisson Leuven (parkinn.com/hotel-leuven), moderno y funcional, junto a la plaza de los Mártires y la estación, ideal para llegar en tren, alojarse, alquilar una bicicleta o caminar 10 minutos al centro. El encantador Begijnhof Hotel (bchotel.be) se sitúa en el interior del Gran Beginaje. En pleno casco antiguo, en un edificio histórico rodeado de jardines, el hotel Martin’s Klooster (martinshotels.com) es un emblema de lujo y buen servicio. 

Dónde comer

Excelente oferta gastronómica, con especial atención a menús degustación con cervezas belgas. Muy recomendables restaurantes gastronómicos céntricos como Zarza (zarza.be), que cuenta con un agradable jardín en verano, o la cocina de Trente (trente.be), sofisticada sin ser prohibitiva. Numerosos restaurantes populares en torno a Gros Markt y a Oude Markt, con especial mención a las carnes de Bistro Tribunal (bistrotribunal.be). 

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