Los tres días más hermosos de Basilea, en Carnaval
Son solo tres días los que esta ciudad suiza se pone patas arriba, los drey scheenschte Dääg, los que dicen los días más hermosos del año. Y lo hace a lo grande para celebrar el Carnaval o Fasnacht, el mejor escaparate de su creatividad cultural. Que acabe de ser incluido en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco es toda una razón de peso para vivir esta fiesta en primera persona y de paso conocer esta ciudad suiza situada en el límite con Francia y Alemania.
De todos los que se celebran en el país, Basilea tiene el honor de celebrar el más importante de los Carnavales suizos, uno de los más antiguos, aunque no se sepa exactamente su origen y además original, porque no empieza ni acaba de día, sino de noche. ¿Dónde radica su encanto? Pues, para empezar, es esa combinación única de caos anárquico y gran evento, con varios momentos que no hay que perderse y unos protagonistas muy animados: las cliquen (agrupaciones musicales), guggenmusiken (bandas de viento), las artísticas wagencliquen (comparsas), que representan y satirizan temas de actualidad y reparten flores y golosinas desde las carrozas, y los también satíricos schnitzelbänkler.
El Morgenstreich, es el toque de diana con el que arranca el Carnaval y tiene lugar el lunes siguiente al Miércoles de Ceniza, este año el 19 de febrero. A las 4 de la madrugada se apagan todas las luces y se encienden más de 200 faroles de gran tamaño pintados a mano con motivos carnavalescos. La banda sonora a tan colorido espectáculo la ponen los numerosos tambores y pequeñas flautas muy agudas llamadas pífanos que se unen para tocar la misma marcha. Para los que quieran contemplar los faroles de las comparsas con más detalle tienen que pasar por la Münsterplatz, donde se exponen para poder ser admirados.
Metidos en faena, la próxima cita carnavalesca es el Cortège, el popular desfile en el que comparsas, bandas de música y otros participantes recorren la ciudad. Y tiene dos convocatorias: el lunes y miércoles a mediodía.
El martes es el día de la música o Guggenmusiken, que da comienzo con la Sternmarsch o marcha de las estrellas, en el que las bandas desfilan desde la Feria de Basilea hasta el Markplatz o el Barfüsserplatz, donde se han instalado escenarios en las que tocan ante el público allí reunido. Pero el martes es también el día del desfile de los Binggis, los niños, porque son también ellos los que se apuntan a la tradición de participar en el alegre y colorido desfile infantil que recorre las calles principales de Basilea.
Las celebraciones concluyen con el Endstraich o toque de retirada a las cuatro en punto de la madrugada del jueves. Lo que ocurre entre esos dos momentos es algo que hay que vivir. Como vivir también la ciudad, desde su encantador casco antiguo, que reúne los edificios del siglo XV mejor conservados de Europa, coquetas librerías y modernas boutiques de diseño; a sus museos ¡hasta 40!, entre los que destaca el Museo de Arte de Basilea, o los paseos en barco de vapor por los meandros del Rín, que también, como el Carnaval, es Patrimonio Mundial de la Unesco.
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