Tres siglos llevan sus muros en pie, pero tras una rehabilitación hace unos años, se ofrece como un alojamiento rural con mucho encanto, tanto es así, que posee tres espigas, la máxima categoría en casas rurales de Castilla-La Mancha.

La vivienda es una gran casona de 450 m2 dividida en dos plantas, en la superior están sus seis amplias y elegantes habitaciones –cuatro de ellas suites–, con una decoración muy cuidada, todas ellas con baño incorporado y televisión. Mientras las zonas comunes se encuentran en la planta baja: un gran salón-comedor con varios ambientes y una gran chimenea exenta en torno a la cual reunirse, sala de juegos, cocina de línea moderna y un jardín que, en invierno, es un refugio para aprovechar el sol de mediodía y en verano un placer por su piscina, su porche, su barbacoa y su pradera de césped.

Si los huéspedes lo desean, además se puede contar con servicio de desayuno, pero también de comida y cena previo encargo, y así poder degustar platos típicos manchegos, desde los asados a las migas tradicionales.

Para disfrutar del entorno natural en el que se ubica Villa Cornelius está el bello paraje fluvial conocido como Los Castillos –llamado así por las figuras que forman los montes que se levantan a orillas del río–, donde, además de ver multitud de aves, se disfruta de un bien conservado bosque de ribera y de una zona de ocio, con la Sierra de Gredos, los Montes de Toledo y la cola del pantano de Azután como fondo, que también da para una jornada practicando piragüismo.

Villa Cornelius se alquila para un mínimo de dos noches consecutivas y su precio es de 600 € por noche para 12 personas (2.900 la semana), aunque puede acoger hasta 16 en camas supletorias (10 € menores de 12 años; 30 € mayores).

La casa también está pensada para, de lunes a viernes, desarrollar jornadas de trabajo, talleres o cursos a empresas, como el que este año se ha puesto en marcha de English for excellence, de inmersión de un día o dos para perfeccionar el inglés.