Ocho días de lujo en el Transcantábrico, para un regalo navideño de capricho

A bordo de uno de los trenes más lujosos de Europa se recorre durante una semana el norte de España. De San Sebastián a Santiago de Compostela, te mostramos las paradas más significativas del trayecto de este exquisito hotel sobre ruedas. 

por SERGI REBOREDO

El Transcantábrico no circula por una línea convencional, sino por una vía de apenas un metro de ancho, lo que ya marca distancia. Antaño por esta se desplazaban los antiguos trenes del hullero, que utilizaban como energía el carbón que se producía en Palencia o León. Las vagonetas de carbón ya hace muchos años que no llegan a Santander. Ahora por sus venas lo que se mueve es la joya del patrimonio histórico ferroviario. Lo forman quince legendarios coches Pullman construidos en 1923 y rediseñados, en los que no falta ni un solo detalle. Siete de ellos son coches cama que incorporan dos suites de lujo cada una, otros vagones incluyen el coche salón, que cuenta con auténticos sofás Luis XVI; el bar, donde se sirven deliciosos cócteles; el restaurante, que ofrece deliciosas exquisiteces; y, por último, el vagón discoteca, amenizado cada noche por diferentes propuestas, que van desde violonchelistas o cantautores a catas de gin tonics

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Que nadie espere un tren silencioso y rápido, porque no pasa nunca de los 45 kilómetros por hora. A bordo de él lo que importa son las experiencias que se viven: el paisaje que asoma por las ventanillas del salón o de la suite, la gastronomía, las veladas, las actividades en el tren… y tan preciado es el dónde, como el cómo.

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Un autocar de lujo acompaña al tren en todo el recorrido y nos permite hacer visitas y excursiones en cada jornada. El punto de partida es San Sebastián, donde se impone un recorrido por el paseo marítimo que bordea a la playa de la Concha y el casco viejo para después salir en busca de los mejores pintxos. En Bilbao es el Museo Guggenheim, a orillas del río Nervión, el que acapara toda la atención, donde nos esperan un total de 11.000 m2 repletos de exposiciones de impactantes obras de arte conceptual.

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La gastronomía durante el viaje está a cargo de los más reputados fogones y chefs del norte de España y hace un recorrido por los sabores tradicionales de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco. Se disfruta tanto en los salones del tren como en los renombrados restaurantes en los que se hace parada, como Andra Mar (andra-mari.com), en Galdakao, un clásico de la cocina vasca reconocido con una estrella Michelin y cuyo exquisito recetario combina la tradición y la innovación.

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Abrazando la que es una de las bahías más bellas del mundo, la siguiente visita es Santander. En la capital cántabra descubrimos sus lugares imprescindibles, como las playas del Sardinero, el paseo marítimo o el Palacio de la Magdalena. Y también el recién estrenado Centro Botín, que incluye una sala de exposiciones de 2.500 m2 y una panorámica terraza con impresionantes vistas al mar. Como guinda, por la noche se puede visitar el Gran Casino, para lo que habrá que ir vestido de forma elegante.

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El monasterio de Santo Toribio de Liébana es la siguiente parada en el viaje, que guarda celosamente el Lignum Crucis, el fragmento de la cruz de Cristo más grande que se conserva en el mundo. Y después, Potes, en cuyo conjunto histórico sobresale la famosa Torre del Infantado, de época medieval. Camino de vuelta, se atraviesa el desfiladero de La Hermida, uno de los más largos de España. 

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Por la tarde, el tren llega a Cabezón de la Sal, desde donde arranca la visita a Comillas para visitar El Capricho de Gaudí, un edificio modernista que parece de cuento. Proyectado por el gran arquitecto entre 1883 y 1885, es una de sus pocas obras que se construyeron fuera de Cataluña y tras ser restaurante durante unos años, en 1992 fue convertido en museo privado. 

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Al día siguiente espera una de las excursiones top, la Neo Cueva de Altamira, la fiel reproducción de la Capilla Sixtina del arte rupestre, llevada a cabo con las mismas técnicas de dibujo, grabado y pintura que emplearon los pintores paleolíticos. Y, muy cerca, Santillana del Mar, el que es uno de los pueblos más bonitos de España, además de decorado cinematográfico perfecto para rodar una película del medievo, con su plaza mayor rodeada de señoriales edificios, el convento de Regina Coeli, que acoge el Museo Diocesano, el palacio de Peredo-Barreda y las Casas del Águila y la Parra. 

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El recorrido pone rumbo a la vertiente asturiana de los Picos de Europa para detenerse en el santuario de Covadonga y, tras una escarpada y zigzagueante carretera no apta para los que tengan vértigo, llegar a los Lagos de Covadonga. Si desde el mirador de la Reina las vistas son increíbles, el reflejo de las montañas en las aguas del lago Enol regala un paisaje idílico difícil de olvidar. 

Al día siguiente espera el Centro Cultural Oscar Niemeyer de Avilés y después se puede pasar la tarde recorriendo Gijón, sus playas, su puerto deportivo, sus grandes parques y un barrio histórico de esencia marinera.

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De la asturiana Luarca se pasa a la gallega Ribadeo, donde se encuentra la playa de Las Catedrales, sin duda, un auténtico monumental natural con gigantescas rocas horadadas por el agua por la que solo se puede caminar cuando la marea está baja, porque cuando sube la hace desaparecer. 

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Los hórreos indican que nos acercamos al final de trayecto. El autobús nos traslada desde Ferrol a Santiago de Compostela, donde se disfruta de una última visita al casco antiguo. Un buen final para este viaje tan distinto al que hacen los peregrinos que llegan hasta aquí. 

MUY PRÁCTICO

EL TREN
Desde hacia varios años, el Transcantábrico (renfe.com/trenesturisticos) se ha desdoblado en dos convoys. El que ya existía pasó a denominarse Clásico, y el nuevo, llamado ahora Gran Lujo, se reformó para reducir a la mitad su capacidad y duplicar el tamaño de sus suites, que ocupan la mitad de un vagón. Además, incorpora detalles de gran lujo como ducha de hidromasaje y sauna de vapor, ordenador personal con conexión a internet y hasta una cama de matrimonio. Para que el viajero pueda descansar tranquilamente el tren permanece parado durante toda la noche. El viaje en el Transcantábrico Gran Lujo es de siete noches, alterna las salidas desde San Sebastián a Santiago de Compostela y en sentido inverso, y cuesta 4.900 €. El Transcantábrico Clásico ofrece recorridos que varían desde las tres a las siete noches y sus etapas discurren entre León y Santiago de Compostela. Su abanico de precios va desde los 1.500 a los 3.500 €.

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EL VIAJE INCLUYE
El alojamiento en suites de luxe o habitaciones Gran Clase en el tren (dependiendo del tren elegido), con la opción de disfrutar de algunas cenas o comidas privadas en el compartimento, los desayunos y todas las cenas y comidas de la más selecta gastronomía a bordo o en restaurantes de primera, gala de fin de viaje, entradas a museos, monumentos y espectáculos, el autocar de lujo…