Las islas Skellig, la inspiración del universo Star Wars

Ponemos rumbo al condado irlandés de Kerry para conocer desde él los espectaculares y salvajes islotes que han servido de plató de rodaje de la saga de los caballeros Jedi, que esta fin de semana regresa a los cines con una nueva entrega.

por JAVIER CARRIÓN

Las islas Skellig eran un lugar desangelado y olvidado en la costa oeste de Irlanda. Antaño, mucho más, un destino imposible, casi de locos, a 700 pies sobre el Atlántico, donde un puñado de heroicos monjes construyeron un monasterio inalcanzable para sus enemigos tallando cerca de seiscientos escalones en la pared rocosa y creando al mismo tiempo un camino de peregrinación que fue importante durante muchos siglos. Hoy, 1.400 años después, el rodaje de las últimas andanzas del caballero Jedi Luke Skywalker, le ha convertido en el plató cinematográfico más increíble del planeta.

Cuatro horas y media se tarde en llegar en coche desde Dublín a Portmagee, un pequeño pequeño pueblo de casitas coloreadas en el condado de Kerry, cuyos 200 habitantes recibieron casi en secreto en 2014 al equipo de la película Star Wars: El despertar de la fuerza, que se trasladó a este remoto lugar del Atlántico en busca de las primeras localizaciones. Todos ellos fueron testigos de cómo sus protagonistas –Mark Hamill y Carrie Fischer, los famosos Luke Skywalker y la princesa Leia– se divirtieron durante el rodaje escuchando música y bailando en el Bridge Bar, el coqueto local del pueblo abierto en The Moorings, o aprendiendo a tirar una pinta de la famosa cerveza irlandesa Guinness. Así que ahora todo el mundo quiere hacerse una foto en este lugar.

Desde el puerto de Portmagge zarpan los barcos que llevan a las dos islas Skellig: Skellig Michael y Little Skellig, incluidas en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. También se pueden sobrevolar en helicóptero, aunque el presupuesto se multiplica. En cualquier caso, la experiencia merece la pena, porque si en la isla pequeña y deshabitada se distingue uno de los santuarios de aves marinas más importantes de Europa –con una enorme colonia de 60.000 alcatraces– en la mayor se levanta la que se consideró en su momento la fortaleza cristiana más occidental del mundo antiguo. Una pequeña ciudad monástica celta con dos oratorios, seis celdas, una iglesia y un cementerio, rodeados por un gran claustro de piedra. El camino es seguro, siempre que no haya llovido, y ofrece vistas espléndidas desde esta muralla natural de 215 metros de altura sobre el océano.

Durante seis siglos la comunidad de monjes vivió en este apartado lugar de la Tierra descendiendo y subiendo por sus escarpadas escaleras, ya que los religiosos pescaban en el mar y cuidaban de la huerta en las alturas. Ahora solo tres personas se instalan en ella durante seis meses al año. Son civiles que viven también de manera austera en una casita con una cocina pequeña, un frigorífico y una cama y a los que les gusta charlar y aconsejar a los visitantes que, de abril a octubre, llegan a las Skelligs para admirar la importante colonia de frailecillos que anida en estas rocas –y que han servido de inspiración a una de las criaturas más adorables de la galaxia, los Porg, que harán su aparición en Star Wars: Los últimos jedi– y las clochain, sus famosas construcciones de piedra en forma de colmena.

Desde Portmagee también resulta muy sencillo acceder a la cercana isla de Valentia donde se halla el Centro de Visitantes de la Experiencia Skellig. Junto a su famoso puente y a solo unos cien metros del lugar de despegue y aterrizaje de los helicópteros que sobrevuelan las dos islas, en su curioso edificio de hormigón y piedra cubierto por hierba pueden descubrirse más detalles de la heroica vida de los monjes o profundizando en el estudio del hábitat de las aves que anidan en las Skellig. También resulta muy llamativo conocer cómo era su histórico faro, en funcionamiento desde 1820 durante 161 años, con una colección de objetos personales originales, libros, cartas y equipos de radio de los hombres que ofrecieron un ingente servicio a los marineros de estas aguas.

Si se dispone de más tiempo en Valentia, se pueden ver también los impresionantes acantilados de la isla, como el de Bray Head; el faro de Cromwell, operado por un farero hasta 1947 y que emerge milagrosamente con su torre blanca de 15 metros cuando el Atlántico se enfurece con olas gigantescas; o visitar el Grotto, una cantera de pizarra abierta en 1816 que fue utilizada para embellecer la Cámara de los Comunes en Londres o la Casa de la Ópera en París.

Ya adentrándose más en Kerry, también son imprescindibles las ciudades de Killarney y Waterville. Junto a la primera queda el Parque Nacional de Killarney, cuya atención se centra principalmente en la casa y los jardines de Muckross House, que acogió a la reina Victoria en 1861 [también es de interés Ross Castle, situado al borde del lago Leane]. En la segunda, todo un paraíso de la trucha y el salmón, está el refugio secreto vacacional de Charles Chaplin.

GUÍA PRÁCTICA

CÓMO LLEGAR
Hay vuelos directos a Dublín desde varias ciudades españolas. Desde la capital irlandesa se tarda cuatro horas y media en coche a Portmagee. El barco desde Portmagge a las islas Skellig tarda unos 45 minutos y cuesta 50 €. También se pueden sobrevolar los islotes en helicóptero con Executive-helipcopters (executive-helicopters-com) por unos 4.000 € para un grupo de cinco personas e incluye el paso por los acantilados de Moher, otro de los paisajes míticos de la costa irlandesa. 

DÓNDE DORMIR
Frente al pequeño puerto de Portmagee está The Moorings (moorings.ie), que acogió a parte del equipo de preproducción de la película Star Wars: El despertar de la fuerza. En Waterville y junto a la playa, Butler Arms Hotel (butlerarms.com) fue uno de los destinos favoritos de Charles Chaplin, en la bahía de Ballinskelligs. Y en Killarney, The Ross Hotel (theross.ir) es un elegante hotel boutique con 29 habitaciones. Enfrente del edificio hay una parada para alquilar jaunting cars, los populares coches de caballos que pasean por el parque nacional. Además, por todo el condado de Kerry hay decenas de casas rurales, granjas y bed and breakfast ideales para pasar unas vacaciones en familia.

DÓNDE COMER
Sopas, cremas, carne de vacuno, patatas, pescados, mejillones o el estofado que se presenta con salsa de cerveza Guinness tienen justa fama en cualquier local del país. En Kerry son muy recomendables Bridge Bar (moorings.ie), en Portmagee, con una excelente oferta de pescados y mariscos recién traídos de su puerto, carne irlandesa de calidad y verduras de la zona. En Waterville, An Corcan (ancorcan.com), un local que organiza espectáculos de música y baile típicos, propone platos tradicionales irlandeses y vegetarianos con excelentes fuentes de marisco. En Killarney, Lord Kenmares (murphysofkillarney.com) combina gastronomía mediterránea con el sabor de la cocina irlandesa moderna.

Más sobre:
Irlanda Europa cine