48 horas en Riga… la perla del Báltico
Riga es una ciudad hecha a medida del hombre, ni muy grande ni muy pequeña. Con estrechas y empedradas calles y un encantador centro histórico llamado Vecriga. Declarada Patrimonio de la Humanidad y en 2014 elegida Capital Europea de la Cultura, la capital de Letonia es también capital del Art Nouveau, con más de 800 edificios modernistas a cada cual más bello, y se puede descubrir en un fin de semana.
VIERNES
A menos que se llegue a una hora prudencial a esta ciudad europea, la tarde del viernes no dará más que para aterrizar en Riga y hacernos una idea de cómo es la ciudad. Para ello lo mejor será subir a la torre de la iglesia de San Pedro, desde donde se disfruta de una extraordinaria panorámica del centro histórico, que queda delimitado por un lado con el río Daugava y por el otro con el canal Pilsetas.
La iglesia queda a espaldas de la Casa de las Cabezas Negras, de siglo XVI, uno de los principales edificios de la plaza del Ayuntamiento (Ratslaukums), la más fotografiada de la ciudad. Curiosamente, en uno de sus lados se puede ver en el suelo una placa octogonal que recuerda el lugar en el cual, durante la Nochebuena de 1510, se plantó un árbol de Navidad, parece ser el primero, una tradición que luego se extendió a muchos países.
Los pasos nos llevan después a la plaza Livu (de los Letones), donde pasear por su otro mercadillo navideño, tomar alguna de las bicis para recorrer la ciudad o, en sus numerosos bares o restaurantes, probar, para despedir el día, las especialidades gastronómicas letonas: sus cerveza típicas, mucho más suaves que las españolas, la tarta del país (pankuki) y platos como los pelmeni, una especie de masa de pan rellena de carne que se sirve frita o con sopa.
SÁBADO
Conviene levantarse pronto para aprovechar el día, y para empezar con energía nada mejor que desayunar en el Double Coffee (doublecoffee.lv) de la calle Skunu iela, 15, una excelente cadena que ofrecen una amplia variedad de cafés, tés e infusiones y, por supuesto, chocolate a la taza. Muy cerquita queda Doma Laukums, la plaza de la Catedral, donde, además de acoger el mayor mercadillo navideño de la ciudad, se levanta la Doma Baznica, el gran templo de Riga. Construida a partir de 1211, fue utilizada como sala de conciertos durante la época comunista y en ella se combinan diferentes estilos: el románico del claustro, que es ahora Museo de la Historia de Riga; el gótico, y el barroco, del que hace gala la torre. La joya de la catedral, sin embargo, se encuentra en su interior, el órgano, que llegó a ser el más grande del mundo cuando se construyó y al que, incluso, Franz Liszt compuso una pieza en su honor.
A partir de aquí, lo mejor es perderse por las encantadoras calles medievales de la ciudad, como las llamadas Jauniela, Tirgonu, o Amatu, calles que recuerdan los gremios, con casas pintadas de alegres colores y por las que no parece haber pasado el tiempo, pero en las que también se encuentran algunas de las tiendas y bares más cool de la ciudad.
Otra calle famosa es Mazá Pils, donde nos toparemos con las pintorescas y famosas casas llamadas Tris Brali (los tres Hermanos), los edificios de viviendas mas antiguos de Riga. El castillo queda a un paso de aquí. Y aunque muy modificado (su construcción data de 1310), alberga las oficinas del presidente letón.
Ya que estamos en esta zona, un buen lugar para comer es el restaurante Lido Alus Seta (virtualriga.com), en la calle Tirgonu iela,6, que ofrece comida casera de buena calidad con platos nacionales letones entre los que destaca el Shashlik, unos pinchos de pollo, cerdo y guisantes, que puede acompañarse con las cervezas caseras.
La fotogénica calle Aldaru iela conserva la Puerta Sueca, la única puerta original de la antigua muralla. Al traspasarla y tomar la calle Torna iela, enseguida aparecen ante nuestros ojos una fila de casitas bajas de color amarillo, son los llamados Barracones de Jacobo, unos antiguos almacenes que actualmente se han convertido en una animada zona de ocio gracias a sus bares y cafés. Si quieres entrar en calor y te atreves, en el Balzam Bars (blackmagic.lv/en/balzams) puedes tomar el Bálsamo Negro, un licor de 45º muy ácido que se produce en el país desde 1752.
De su pasado medieval, Riga también conserva la Torre de la Pólvora, la única que queda de las 18 que tuvo la ciudad, y que actualmente alberga al Museo de la Guerra.
Separando los barrios del casco histórico se encuentra el Parque del Canal, que fue el escenario de muchas celebraciones durante la VER GALERÍA Antes de pasear por el parque, buena idea es tomar un café o chocolate acompañado de algún pastel en una de las cafeterías centenarias de Riga: Kuze (kuze.lv). Después de entrar en calor y si el tiempo acompaña, hay que acercarse al zigzagueante canal que recorren pequeños barcos de paseo. Flanqueado por unos románticos jardines que, en otro tiempo, fueron parte de la muralla defensiva de la ciudad, ahora se han convertido en el parque preferido por los riguenses y tienen en el pequeño puente junto al atracadero, su lugar más fotografiado.
En el parque del Canal se ubica el espléndido edificio del Teatro de la Ópera, del que Richard Wagner fue director, y, un poco más adelante, se ve el puente Timm, que está al lado del lugar más sagrado para los letones de la ciudad: el monumento a la Libertad. Una columna rematada por una mujer llamada Milda, que levanta tres estrellas que representan a las tres regiones culturales de Letonia.
DOMINGO
Nuestra primera visita para el domingo es el Mercado Central, ubicado en cinco hangares que construyeron los alemanes en la I Guerra Mundial para albergar los zeppelines. En este mercado de inmensas proporciones, donde puedes desayunar, encontrarás casi todo y merece la pena la visita no solo por ver el aire vintage de sus puestos, sino para ver el ‘continente’, proyectado para otros menesteres, que aunque no fueron tan sabrosos, si fueron grandiosos. Justo detrás del mercado, se accede a uno de los edificios que ha pasado sin pena ni gloria por la ciudad, la Academia de las Ciencias, un regalo de la Unión Soviética a Letonia, al estilo de los que hay en Moscú o en Varsovia, que ofrece desde sus alturas una bonita vista de Riga y alrededores.
Paralela al Parque del Canal se encuentra la calle Raina Bulváris, conocida también como la calle de las embajadas. La bonita embajada francesa y, muy cerca, la rusa, sirven de prolegómeno a los edificios que vamos a descubrir a continuación en el conocido como barrio Art Nouveau, Jügendstils o Modernista. Son más de 800 edificios modernistas los que tiene Riga, una tercera parte del centro, lo que la convierte en la ciudad que más construcciones tiene de este estilo en el mundo. Un paseo para descubrirlas nos llevará, sin pérdida, por las calles de Elizabetes, Antonijas, Strelnieku y Alberta, donde se concentran los mejores edificios. Los arquitectos, el más celebre fue Mikhail Eisenstein, tuvieron libertad plena para diseñar fachadas, con escenas antes impensables: decoradas con motivos florales, bestias mitológicas, máscaras y musas dramáticas, dioses clásicos humanizados, duendes, medusas... Los interiores tampoco iban a la zaga, con sus escaleras sinuosas y una rica ornamentación. Para terminar el paseo por este barrio, nada mejor que acercarte al museo Art Nouveau (jugendstils.riga.lv), ubicado en un bonito edificio construido en 1903 por el arquitecto letón Eizens Laube y cuyo interior está todo ambientado en los siglos XIX y XX, incluido el vestuario del personal del museo.
Para descansar de tanto modernismo, el restaurante Lidojosa Varde (flying-frog.lv), donde probar su comida ligera o más sustanciosa a un precio razonable. Tiene una terraza exterior y, aunque haga un poco de frío, en todas sus sillas hay mantas y calentadores.
No podemos despedirnos de esta agradable y coqueta capital Letona sin subirnos al tranvía y cruzar el puente Vansu tilts sobre el Daugava (también se puede hacer andando), para disfrutar de otra perspectiva diferente del casco histórico. Después de contemplar la panorámica, la calle Kalnciema iela lleva a otro interesante barrio de antiguas casas de madera que la mayoría de los turistas no suelen ver. De esta calle sale otra llamada Balozu Iela, que debería de ser de visita obligada para los españoles, ya que fue en el número 22 de esta calle, donde vivió en 1898 Ángel Ganivet, escritor, filósofo, y diplomático español, reconocido como precursor de la generación del 98, y nombrado cónsul en la Embajada Española de Riga. Su casa y una placa en su honor en la misma, quedan como recuerdo de uno de los personajes españoles más interesantes.
GUÍA PRÁCTICA
COMO IR
Hay vuelos directos a Riga desde Barcelona con la compañía Air Baltic. Desde Madrid solo en época estival.
DONDE ALOJARSE
En el hotel Elizabete (elizabetehotel.lv), un hotel de diseño, muy cerca del barrio Modernista y del parque Esplanade. Próximo a él, también en el Radisson Blu Hotel Latvija (radissonblu.com/latvijahotel-riga), con más clase, pero más caro.
COMPRAS
En los almacenes Galerija Centrs (galerijacentrs.lv/en) se encuentra de todo. Para algo más auténtico la tienda Pienene (Kungu iela 7/9) tiene souvenirs y regalos elegantes.