Una ruta de pinchos medievales por la villa de Laguardia

Son muchos los motivos que animan a una visita a la villa de Laguardia, porque tiene el encanto de su ubicación, en lo alto de un cerro, su cierto parecido a la Toscana italiana, sus calles medievales y sus bodegas. Pero este fin de semana, además, aúna arte y gastronomía. ¿Te animas a una ruta de pinchos y tapas medievales?

por hola.com

Los días 25 y 26 de noviembre se celebra en Laguardia el X Certamen de Pinchos y Tapas Medievales donde siete chefs, ganadores de los concursos locales procedentes de cada una de las ciudades que integran la red de Ciudades y Villas Medievales, presentarán sus creaciones en los distintos bares y restaurantes de esta localidad alavesa.

CÓMO SEGUIR LA RUTA

Un buen lugar para comenzar es la Hospedería Los Parajes, donde se puede degustar el pincho Es tiempo de barbacoas, representante de Estella-Lizarra (Navarra). La delicia es obra de Jorge Ruiz Luzuriaga, de Bar Florida. El chef estellés apuesta por un pincho original, cocinado únicamente con pescado, una sardina marinada al romero sobre un lecho de brasas que será toda una sopresa.

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Después hay que detenerse en la plaza Mayor, centro neurálgico de la villa. Porticada y presidida por el edificio del Ayuntamiento, en cuya fachada destaca el escudo de Laguardia y un reloj de carrillón con unos autómatas que, a las 12, 14, 17 y 20 horas danzan al ritmo del pasacalle típico de las fiestas. En un lateral se encuentra el Antiguo Ayuntamiento del siglo XVI, con el escudo de Carlos V en el primer piso.

Muy cerca, en la calle Paganos, se encuentra La Muralla, donde este fin de semana se puede degustar el pincho Hegaluze, representante de la localidad de Hondarribia (Guipúzcoa). Sus autores, Gorka y Martin Souto, utilizan como ingrediente principal unas lascas de ventresca de bonito, resaltando así el carácter marinero de su localidad.

Con el regusto del bonito del Cantábrico en el paladar se puede subir hasta el final de la calle Paganos, porque allí se encuentra la Torre Abacial, de origen militar y actualmente campanario de la iglesia de Santa María de los Reyes, símbolo de Laguardia, visible desde cientos de kilómetros a la redonda. Pero la verdadera joya del templo es su portada gótica, realizada en piedra, de finales del siglo XIV. Cuenta con una perfecta conservación de su policromía del siglo XVII, luce en sus jambas las figuras de los doce Apóstoles, con una espléndida escultura de Santa María de los Reyes en el parteluz.

Tras contemplar en la plaza del Gaitero el conjunto de esculturas conocida como Viajeros, obra del artista Koko Rico, se toma la calle Mayor para acercarse a Batzoki y degustar el pincho Consuegra Little City, representante de la localidad toledana de Consuegra. Es obra del chef Javier Sánchez, de Tapería Gaudy. El cocinero ha convertido en tapa la espectacular imagen de la ciudad y sus molinos de viento.

Paseando por las calles de Laguardia admirando sus numerosas casas de piedra, muchas de ellas renacentistas, otras barrocas, que lucen en sus fachadas escudos heráldicos, se toma la calle de Santa Engracia, dejando a la izquierda la Puerta Nueva o de Carnicerías, una de las cinco puertas del casco histórico, para llegar hasta el bar Hiruko. Allí, el pincho a degustar será el Rollito de solomillo de cerdo con puré de boletus y harina de garbanzos, representante de Olivenza (Badajoz) y obra de Antonio Larios, chef del restaurante La Marina.

Muy cerca, también en la calle Santa Engracia se encuentra el bar El Jubilado que propone el pincho Corte de Carrillera ibérica con boletus y foie, representante de Sigüenza (Guadalajara) y de su restaurante Atrio. Se trata de un pincho sencillo, un guiso transformado en tapa presentada como un sándwich para degustar en tres bocados.

Al final de la calle queda la iglesia-fortaleza de San Juan Bautista, dedicada al patrón de la localidad, y al lado, en la plazuela de San Juan, la Casa de Samaniego, una vivienda palaciega del siglo XVII donde nació el fabulista Samaniego.

La ruta continúa siguiendo la calle Mayor hasta el estanque celtibérico de La Barbacana, situado al lado de la puerta del Mercadal y con un bonito centro de interpretación, y después admirando algunos edificios emblemáticos como la Casa de la Primicia, el edificio civil más antiguo de Laguardia, y recorriendo el Paseo del Collado que bordea la muralla y en cuyo centro se emplaza un templete de estructura metálica que cobija el busto de Samaniego.

Saliendo de la localidad en dirección a Logroño se llega al hotel Villa de Laguardia, donde degustar las Capas Medievales, la delicia representante de Almazán (Soria). La autora del pincho es Cristina Mateo, y, como indica su nombre, cocina el pincho en suculentas capas, presentadas en una atractiva y sorprendente maceta. Desde la puerta del hotel se admira la laguna de El Prao de la Paúl que junto con las lagunas de Carralogroño, Carravalseca y Musco, componen el Complejo Lagunar de Laguardia, un espacio protegido con un sendero señalizado para pasear.

Muy cerca está la última parada de la ruta del pincho medieval. Se trata de Villa Lucía Espacio Enogastronómico, que además de ser un ameno e interactivo museo del vino donde vivir la premiada experiencia 4D En Tierra de sueños, invita a degustar el pincho Financier de ahumado y foie, representante de Laguardia y elaborado por el chef Juan Antonio Gómez.