A hora y media de Génova, una estrecha y zigzagueante carretera al borde del mar enlaza, antes de llegar a Pisa, cinco pueblos pintorescos con sus casitas de colores posadas sobre los acantilados y rodeados de viñedos, olivares y bosques. El recorrido, ya sea en coche o desde la ventanilla del tren que une el conjunto de Le Cinque Terre, las cinco tierras, como se les conoce, es un suculento aperitivo antes de llegar a estos pueblos de la Riviera italiana envueltos por la naturaleza del parque nacional que los escolta, y que la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad.
MONTEROSSO
El primero de los pueblos que asoma viniendo de Génova, es el que tiene mejores playas y, en consecuencia, es también al que más le han crecido edificios de última hornada como alojamiento. Tras pararse a aspirar los aromas del mar de Liguria en alguno de sus cafés de primera línea y darse una caminata por su cogollo medieval, mejor no demorarse demasiado y continuar pronto hacia los otros, con todavía mucho más encanto.