Fin de semana en Zúrich, capital mundial de la buena vida
Las ciudades suizas tienen fama de limpias, ordenadas y seguras, considerables valores a reseñar; pero parece que Zúrich, la mayor ciudad del país, es algo más… ya que aparece en todos los sondeos como entre las primeras en el ranking de las urbes con mejor calidad de vida del mundo.
No hay lugar en el mundo donde los precios del terreno sean más caros que en Zúrich (zuerich.com); sin embargo, cuando paseemos mirando escaparates por la Bahnhofstrasse, la animada y arbolada avenida que constituye el epicentro comercial de la ciudad repleta de tiendas de marca, relojerías, grandes almacenes y bombonerías, nuestra atención se centrará en descubrir algo lúdico, curioso, y asequible para nuestro bolsillo ¡y placer!, que puede ir desde un caprichoso reloj que solamente hemos visto en las revistas hasta un delicioso bombón de chocolate nunca visto. De hecho, en esa calle quizá nos pasen desapercibidas las sedes del Credit Suisse o del UBS, dos de las entidades financieras que gestionan los bienes privados más importantes de todo el planeta. Y por si no lo sabía: en toda la ciudad tampoco verá ningún logo de otros bancos que no sean los suizos, porque en Zúrich las oficinas de las entidades bancarias extranjeras están en pisos… como las galerías de arte exclusivas. Todo un detalle de privacidad.
VIERNES
Siempre es recomendable alojarse en un hotel con carisma. El 25hours (25hours-hotels.com) es uno de los más modernos ¡y no tan caro! Está en Langtrasse, cerca de la estación ferroviaria. Ventanales en las habitaciones que dan al entramado de las vías del tren; sin embargo: ruido cero. Diseño perfecto. Silencio absoluto. Ambiente trendy. Frente al hotel perdura una de las coctelerías más añejas: Olé Olé Bar (oleolebar.ch); y en la otra esquina está un recién inaugurado restaurante de moda: Gustav (gustav-zuerich.ch). Todo este barrio de la estación y del antiguo edificio de Correos, llamado Europaallee Quarter, aunque se encuentra en total remodelación, tiene ya muchos pequeños bares y restaurantes… y dicen que está destinado a convertirse en el nuevo Soho. Los lugareños de ‘cierta edad’ recuerdan que la zona era, antaño, el 'barrio rojo'.
Pero de momento, lo más moderno y donde hay que moverse es por el Zúrich West, un antiguo distrito que lideró la producción industrial de la ciudad durante casi cien años. La transformación empezó con la conversión -a finales del siglo pasado- de la espectacular fábrica de motores de barco Schiffbau (schauspielhaus.ch) en un centro de teatro, que hoy acoge además, el restaurante LaSalle (lasalle-restaurant.ch), operativo desde el año 2000 y a toda marcha; Moods (moods.club), uno de los mejores locales de jazz de la ciudad; y el lounge bar Nietturm (nietturm.ch). También la antigua destilería de cerveza Lowenbraw mudó su emplazamiento, y ahora las vetustas naves albergan un nuevo complejo dedicado al arte contemporáneo compuesto por varias galerías. En el mismo distrito se encuentra el Markthalle Viadukt (im-viadukt.ch), restaurante y centro de comida y bebida -que los lugareños han bautizado como 'Zürcher Gastro-Revolution'- con más de 30 establecimientos donde se pueden comprar productos ecológicos y demás delicatesen exóticas.
Para no perderse la visita a la torre de contenedores de la marca Freitag (freitag.ch), la firma de bolsos confeccionados con telas recicladas de lonas de camión. Los hermanos Freitag, por lo visto, son de este barrio. Y junto a la torre está el Frau Gerolds Garten, un espacio al aire libre que podemos calificar como oasis urbano, un chill out para relajarse. En la web kreislau4und5.ch se encuentran interesantes recomendaciones y recorridos por el barrio.
SÁBADO
Dedicamos el sábado a la visita de algunos de los más curiosos museos de la ciudad. Ninguna otra ciudad en el mundo tiene un museo como el Money Museum (moneymuseum.com), donde no solo se exhiben artilugios para acuñar monedas sino que se explican conceptos como: ¿Qué es el dinero básico? ¿Qué es la deflación? ¿Qué es el bitcoin? ¿Qué es la riqueza? ¿Cómo fluctúa el precio del oro?... E incluso: ¿Qué es el secreto bancario? Instructiva visita en la que se aprende mucho.
Si Zúrich mueve la economía de medio mundo, el fútbol, removiendo millonarias sumas de dinero, mueve a las masas del planeta Tierra. La sede principal de la FIFA se estableció en esta capital en 1932, pero hasta febrero de 2016 no tuvo un santuario al que peregrinar. Ahora, seas aficionado al deporte rey o no, el FIFA World (fifamuseum.com) es otro motivo para visitar la ciudad. Balones históricos, botas, múltiples documentos sobre ‘partidos del siglo’, asientos de estadios emblemáticos (como Wembley); sudaderas y camisetas de Pelé, Maradona, o incluso la de Joan Capdevila del Mundial de 2010; interactuar con paneles táctiles donde se registran locuciones como '…gooool de Iniesta', o hacerse un selfie con el estadio de Maracaná al fondo, son solo algunas muestras y experiencias que podemos vivir en los 3.000 metros cuadrados del nuevo edificio de tres plantas. Un legado que, junto a los destellos dorados que atraviesan el cristal de la vitrina que custodia la Copa del Mundo, colma las expectativas del más forofo hincha. Un templo del fútbol que cumple con la misión de contar lo que pasó desde que a finales del siglo XIX se echó a rodar una moneda… (perdón: un balón). La entrada cuesta 25 euros, casualmente lo mismo que cuesta visitar el Museo del Real Madrid o del Barça.
DOMINGO
Hoy lo dedicamos a pasear por las empinadas (no mucho) calles el casco antiguo, situado a orillas del río Limmat, donde, si el tiempo lo permite, los ciudadanos también se bañan, ya que dicen que el agua está muy limpia porque nace en los glaciares de los Alpes de Glaris. El agua estará limpia y supongo que también fresca… tan fresquita como en las 1.200 (eso dicen las guías) fuentes que hay en la ciudad, y donde el agua que mana es potable. Es buena. Comprobado. Así que recomiendo llevar una botellita rellenable y olvidarnos de ir comprando agua mineral en los súper. Muchos zuriquenses llevan un vasito de plástico consigo, por algo será.
Desde la Bahnhofstrasse, cuando subimos por la calle Spiegelgasse, nos vamos encontrando con pequeñas plazoletas y edificios decimonónicos perfectamente restaurados (en algunos de ellos se venden apartamentos a un millón de euros), en los que la planta baja la ocupan pequeños negocios de antigüedades, licores, chocolates, jabones artesanales… Y allí está el Cabaret Voltaire (cabaretvoltaire.ch). Allí nació, hace ahora un siglo (+1 año), el movimiento artístico y literario de vanguardia llamado Dadaísmo. El histórico local estuvo cerrado muchos años, pero volvió a la vida en 2004 convertido en un centro de tertulias literarias. Podemos hacer una parada cultural mañanera… pero mejor es volver de noche, porque es cuando tiene más ambiente y un horario casi español. Aunque para español: la Bodega Española (bodega-espanola.ch), situada en la misma calle, esquina con Münstergasse; tiene una terraza a pie de calle muy agradable desde donde cotillear al mundo que deambula por empedrada cuesta, mientras tomamos una caña con su tapita correspondiente. La bodega ‘promociona’ España desde 1874.
Callejeando por el Altstadt, corazón medieval de la ciudad, veremos la torre de la iglesia de San Peter, que se distingue por su reloj de ocho metros de diámetro, el más grande de Europa. Otra agradable calle es Augustinergasse. Empedrada, repleta de casas coloridas y balconadas e ideal para deambular a media tarde y hacer fotos con buena luz mientras vamos pensando en un sitio para cenar… que bien pudiera ser el Zunfthaus zur Waag (zunftahus-zur-waag.ch), histórico restaurante ubicado en una casa gremial del siglo XIV, ornada con mobiliario de estilo Biedermeier, donde sirven especialidades clásicas zuriquesas como 'Zürcher Geschnetzeltes mit Rösti' (ternera con mantequilla) y pescados del Lago de Zúrich. Desde sus ventanas se disfruta de una la bella panorámica de la Plaza de la Catedral. Buenas noches.
CÓMO IR
Existen vuelos directos y diarios desde Madrid con Iberia, Air Europa y con Swiss Air. También desde Barcelona con Iberia, Vueling o Swiss Air. También es posible volar desde otras ciudades como Lanzarote, Málaga, Sevilla, Ibiza, etc.
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