Siete chiringuitos de playa para continuar septiembre al sol
Desde el clásico de toda la vida hasta su versión más cool. No hay nada como estos refugios a la sombra y con vistas al mar donde materializar el sueño de una cerveza bien fría. Alegres, coloridos, con esa despreocupada cadencia de chanclas y pareo, son el alma del periodo estival, que aún quedan días.
PLAYA CHICA (La Manga, Murcia)
Este típico chiringuito mediterráneo (playachicalamanga.com), como se define a sí mismo, tiene forma de cabaña de madera y está situado en una lengua de arena, a pocos pasos de la orilla, en La Manga del Mar Menor. Se distingue por el trato familiar, muy de andar por casa, por sus bonitos atardeceres y por su cocina fresca y rica como mandan los cánones murcianos. Cocina en la que no puede faltar la marinera, la tapa más característica (ensaladilla rusa sobre un colín, coronado por una anchoa) además de las típicas sardinas que tan bien maridan con la playa.
EL CRANC (Altea, Alicante)
Emplazado en una de las bahías más bellas de la costa levantina, en la playa de la Olla de la siempre mágica localidad de Altea, este chiringuito (chiringuitoelcranc.com), el más venerado de la zona, lleva treinta años ofreciendo una exquisita carta de sabor marinero: sepionets, calamares rellenos, atún, ventresca… y, por supuesto, los famosos arroces alicantinos con todo tipo de ingredientes, que están para chuparse los dedos. Nada puede haber más agradable que una comida en este chiringuito que debe su nombre a los cangrejos que pueblan el lugar, rematada por un helado casero de leche merengada o turrón.
LA PLAYA LUANCO (Luanco, Asturias)
Una reforma integral a lo que había sido, en los años 60, un chiringuito popular, dio como resultado este espacio de diseño, a pie de playa eso sí (por las terrazas se accede directamente a la arena) pero con un toque vintage, desde la decoración hasta la propia vajilla. Todo ello, en el entorno privilegiado de la playa asturiana de Luanco, al abrigo del Cabo Peñas, con vistas al Cantábrico, por un lado, mientras que por el otro se elevan los Picos de Europa. En la carta, productos del mar, principalmente, muy apropiados para esta versión sofisticada que sorprendería a Georgie Dann.
LA VACA AZUL (Fuerteventura)
Otro gastro-chiringuito (vacaazul.es) con una terraza colgada sobre el Atlántico y una atmósfera de lo más divertida en azul y blanco, donde no falta la propia vaca que le da nombre. Especializado en pescado fresco y marisco, en su original carta se cuela algún bocado típico canario (papas con mojo, queso majorero…), además de una amplia oferta de sopas, ensaladas, carnes y arroces. De todo, vamos, en un local idílico también para tomar unas copas o disfrutar de la bonita puesta de sol que regala Fuerteventura.
CALA SA NAU (Mallorca)
Escondido en una idílica cala dotada de sombrillas de paja y hamacas de madera, dicen que es uno de los chiringuitos (calasanau.com) en los que mejor se come de Mallorca. Está abierto desde la hora del desayuno hasta la de la cena, con lo que su repertorio, siempre con ingredientes locales, es de lo más amplio y variado. Batidos, zumos, ensaladas, sandwiches, pescado fresco, carne, paellas, cerveza, espumosos, cócteles… Todo ello en un ambiente desenfadado, se diría que incluso tropical.
BLUE BAR (Formentera)
Todo un mito en la menor de las pitiusas es este chiringuito aupado sobre una duna de playa Migjorn y con magníficas vistas al incomparable mar de Formentera. Frecuentado en los años 60, durante la catarsis hippy, por leyendas de la talla de Jimi Hendrix o los Pink Floyd, todo en sus terrazas y miradores, en sus mesas y en sus sillas luce un brillante azul y está ambientado con la banda sonora que componen la decena de Djs que se turnan en temporada alta. Música que ameniza los atardeceres y que es la esencia del lugar, tanto como su cocina de toques mediterráneos y asiáticos.
GURUGÚ (El Palmar, Vejer de la Frontera, Cádiz)
Es plantar el pie en este agradable chiringuito escorado a un extremo de la playa de El Palmar y contagiarte enseguida del fantástico ambiente que destila la provincia de Cádiz. Aquí se ofrecen tapas clásicas con algún tímido indicio de vanguardia (tartar de atún con crujiente de migas, por ejemplo) y cerveza muy fresquita que puedes tomar con los pies en la arena mientras alguien, seguramente, se arranca a improvisar con la guitarra. También, claro, cócteles, que, cuando comienza a caer la noche, entran de maravilla en este lugar único.