Hondarribia, un pueblo marinero para pasarse el verano junto al mar
Mirando al mar, así apetece pasarse los días de verano. Y fresquitos, como se pasan en este pueblo en la desembocadura del río Bidasoa. Por si le faltaran alicientes a este conjunto monumental medieval volcado a un mar plagado de pescadores también invita a seguir su panorámica senda litoral que, hasta Pasaia, se asoma a los acantilados más impresionantes de la costa vasca.
Hondarribia es glamourosa, refinada, orgullosa de su historia y además esta preciosa ciudad del norte saca pecho a la vera del mar, presumiendo de ser una de las villas marineras más bonitas de España. Tres entornos resumen su atractivo: el amurallado casco histórico, el barrio de la Marina y sus vistosas casas de pescadores; y el Jaizkibel, la espectacular barrera montañosa que la vigila y la guarda. Ir desgranando uno a uno da para una ruta de fin de semana de lo más apetecible.
DE PASEO POR LA CIUDAD AMURALLADA
Existen dos puertas de acceso a la ciudad amurallada, la de Santa María y la de San Nicolás. Es de recibo comenzar la visita por la primera y principal, para desde ella recorrer la calle Mayor, hacer un alto en el camino para admirar el edificio del Ayuntamiento, una imponente construcción barroca que abarca todo el protagonismo de esta calle, la Casa de Cultura, hacia arriba, o la iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano, que llama la atención por su torre del siglo XVIII.
A escasa distancia espera la plaza de Armas, el corazón de la ciudad, plagada de balconadas de colores y terrazas donde tomar el vermú, toda una religión en Hondarribia, y a la que se asoma el tremendo volumen del castillo de Carlos V, ahora convertido en Parador de Turismo. Un edificio con más de diez siglos a sus espaldas que brinda una de las mejores vistas de la bahía de Txingudi.
Después, el plan no puede ser otro que perderse por las laberínticas y encantadoras calles adoquinadas del centro histórico para seguir admirando sus construcciones y, cuando el hambre llame, hacer un alto en el camino en cualquiera de los afamados bares y restaurantes para probar un txakoli servido con gracia o disfrutar de un buen plato de merluza o txangurro. Tras una de las obligadas comilonas a la vasca, es de recibo hacer un alto en la plaza Guipúzcoa, donde se ubican interesantes galerías de arte y algún café al que merece la pena echar un vistazo, y también admirar, en la calle Juan de Laborda, la solariega casa de los Eguiluz, en la que, según la tradición, se alojaron Juana la Loca y Felipe el Hermoso cuando se dirigían a Bruselas para ser proclamados príncipes herederos. Corría el año 1502.
POR EL BARRIO DE LA MARINA
Dejando atrás el casco viejo, el paseo continúa hasta desembocar en el popular barrio de la Marina, el tradicional barrio de pescadores. Un lugar tremendamente popular, especialmente la concurrida calle San Pedro, repleta de restaurantes, bares y tiendas, donde lo que llama la atención, además de las interminables barras de pinchos, es el colorido de sus casas, con sus típicas balconadas de madera pintadas de colores alegres y adornadas con flores. Una de las estampas más reconocibles de la ciudad.
A PIE POR EL SENDERO TALAIA
Más sorpresas esconde Hondarribia en las laderas del monte Jaizkibel, la formidable barrera montañosa al borde del Cantábrico que, además de extraordinarias vistas sobre la costa, reúne un poco de todo: el castillo de San Telmo, los fuertes de San Enrique y Guadalupe, el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de la ciudad, faros como el de Higuer, caseríos, miradores… pero también abruptos acantilados de gran belleza, calas a la irlandesa y cuevas esculpidas por el viento que se pueden disfrutar desde un barco o a pie a través del sendero Talaia, que a lo largo de 22 kilómetros une Hondarribia con Pasaia, y más allá, hasta 80, con Mutriku, asomado al borde del Cantábrico.
Y MÁS ALLÁ… No dejes de recorrer en barco [jolaski.com] el trayecto entre Hondarribia y Hendaya, una corta travesía con salida del puerto Sokoburu que permite disfrutar de bonitas vistas de estas dos ciudades, que forman, junto a Irún, la bahía de Txingudi. Una vez en Hendaya merece la pena visitar su gran playa de Ondarraitz, de más de tres kilómetros de arena dorada. Tampoco hay que dejar de pasar en las faldas del monte Jaizkibel por las bodegas Hirutza [hirutza.com], que han recuperado la tradición centenaria de la elaboración del txakoli en Hondarribia y ofrecen visitas guiadas con degustación incluida.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Hondarribia está situada a unos 20 minutos de San Sebastián por la AP-8 y a una hora de Bilbao y de Pamplona. En Hondarribia se encuentra ubicado el aeropuerto de San Sebastián, con vuelos directos a Madrid y Barcelona.
Dónde dormir
En Jaizkibel (hoteljaizkibel.com), un moderno y actual alojamiento con jardín y restaurante en una zona residencial de la ciudad con vistas al monte Jaizkibel. Otra opción es Obispo (hotelobispo.com], 17 habitaciones, todas diferentes, en un palacio del siglo XIV situado dentro de las murallas, en pleno casco histórico y con vistas a la bahía de Txingudi.
Dónde comer
En Sebastián (sebastianhondarribia.com], un clásico de la localidad que ofrece tradicional cocina vasca con pescados y mariscos de calidad. Pequeño y familiar es Gran Sol (bargransol.com], una taberna-restaurante de cocina enriquecida con matices y detalles de otras culturas. Su pintxo Hondarribia, una tosta de bacalao ahumado con pimiento de piquillo, foie y dulce de melocotón, es una delicia. También buena elección es Txantxangorri (tel. 943 64 21 02), que ocupa una preciosa casa de pescadores con una carta con lo mejor de la cocina vasca tradicional. Su terraza es siempre de las más animadas de la ciudad. Y Alameda (restaurantealameda.net], que gracias al buen hacer de los hermanos Txapartegi luce una estrella Michelin y propone diferentes opciones de maridaje para su cocina de mercado.
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